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Flanqueada por imponentes cerros y vestida de fiesta todo el año con vibrantes colores está Cuernavaca, la Ciudad de la Eterna Primavera.
A tan sólo una hora de la Ciudad de México puede comenzar tu aventura en la Plaza de Armas donde te impresionará la magnífica arquitectura novohispana del Palacio de Cortés que alberga hoy el Museo Cauhnáhuac. Sin duda, la estrella de este museo es el mural de Diego Rivera titulado Historia de Morelos: Conquista y Revolución, además del Palacio de Gobierno recubierto de tezontle rojo.
Encamínate hacia la catedral, ubicada a unas cuantas calles. Deja que los muros del antiguo Convento de la Asunción de María, construido en el siglo XVI, te empapen con sus memorias de conquista.
Si de comer se trata, no dejes de probar los sabores prehispánicos de las tortillas hechas a mano, las salsas molcajeteadas y las hierbas mágicas de las abuelas que se mezclan a la perfección con los estilos y maneras de jóvenes chefs. Destacan los platillos como el mole verde de pepita con carne, el pescado en mixiote, la barbacoa de chivo, las palomas —llamadas huilotas— en escabeche, tostadas de tuétano, cecina de Yecapixtla y los insectos conocidos como jumiles.
Termina tu recorrido en el Jardín Juárez, pequeña plaza que da hogar a un hermoso kiosco diseñado por Gustave Eiffel, arquitecto creador de la famosa torre parisina.
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