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Antecedente: Los casos previos que pueden llevar a Trump a juicio y la cárcel

DESAFORADO. El republicano se aferra al poder hasta rozar lo patético, no sólo porque no soporta la idea de ser derrotado, sino porque pierde la inmunidad presidencial -tanto judicial como política en el Senado- y podría hacer frente a decenas de demandas en su contra, como un ciudadano vulgar y corriente

Antecedente: Los casos previos que pueden llevar a Trump a juicio y la cárcel

Antecedente: Los casos previos que pueden llevar a Trump a juicio y la cárcel

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hay tipos despiadados, con suerte y con dinero. Es el caso de Donald Trump.

Cuando empezó a hacer dinero con negocios inmobiliarios y aparecieron las primeras demandas por estafa, salió airoso. Cuando, además de amasar una fortuna se hizo una celebridad, empezó a rodearse de mujeres, muchas intentaron denunciarlo, pero, antes del “MeToo”, nadie las escuchaba y nadie quería enfrentarse a un poderoso sin escrúpulos.

Ya las elecciones de 2016 -en plena escalada de denuncias de abusos sexuales en todo el mundo-, empezaron a acumularse las primeras querellas judiciales de empleadas de Trump, que le acusaron de haberlas manoseado, y de una actriz porno, Stormy Daniel, quien denunció que, un mes antes de las elecciones, el abogado del magnate le pagó 150 mil dólares para que ni el electorado ni su esposa Melania supieran de sus encuentros. También en esa polémica campaña estalló la querella del Partido Demócrata sobre un hackeo masivo del equipo de Hillary Clinton procedente de Rusia. Pero la suerte quiso que, ni los escándalos sexuales ni la presunta colusión entre la campaña republicana y los hackers rusos, dañaran a Trump, quien ganó las elecciones contra todo pronóstico.

De esta manera, Trump logró arroparse de inmunidad presidencial en los últimos cuatro años.

Abuso de poder presidencial.

Cuando Stormy Daniel volvió a denunciar al presidente por un delito de encubrimiento, se encontró con una jauría de abogados que logró frenar el caso. Cuando estalló el Rusiagate, el presidente intimidó a los funcionarios que “sabían demasiado” para que mintieran por él (precisamente ayer, Trump indultó a su exasesor Michael Flynn, condenado por mentir al FBI sobre la trama rusa).

Cuando la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes aprobó un juicio político contra el presidente (impeachment), por chantajear a su homólogo de Ucrania para que montara un escándalo que salpicaba a un hijo de Joe Biden, la mayoría republicana en el Senado exoneró a Trump en tiempo récord.

De igual manera, Trump usó todo el poder que acumuló en la Casa Blanca para negarse a presentar sus declaraciones de impuestos y que nadie viese que, durante años, aprovechó cada resquicio legal para ocultar sus declaraciones de impuestos; y cuando “The New York Times” destapó que pagaba menos impuestos que un mesero de cafetería, alegó todo el mundo tiene derecho a tratar de esquivar al fisco. Que, si bien no es muy ético, sí es legal. Pero los fiscales de Manhattan tienen otros datos e insisten en que, detrás de su negativa a mostrar sus declaraciones de impuestos, se esconden delitos no sólo de evasión fiscal, sino de financiamiento ilegal de su campaña y hasta de su fracaso muro fronterizo, si se comprueba que desvió dinero del presupuesto de Defensa para una obra no autorizada por el Congreso.

Pero todo esto podría acabar a partir del mediodía del 20 de enero de 2021, cuando Donald Trump deje oficialmente de ser presidente de EU y pierda su inmunidad.

La venganza final de la estrella porno.

De entre todas las demandas que pueden caerle encima a Trump, la más avanzada es la del fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance, quien ha estado llevando a cabo una investigación criminal sobre Trump y la Organización Trump desde hace más de dos años.

La investigación se centró originalmente en los pagos secretos que hizo el exabogado de Trump, Michael Cohen, a lStormy Daniel antes de las elecciones de 2016, pero el fiscal ha jalado del hilo y su investigación se ha ampliado y podría centrarse en fraude bancario, fiscal y de seguros, así como la falsificación de registros comerciales.

Despojado ya de la protección del Senado, que vetó cualquier intento de que los congresistas demócratas tengan acceso a los estados financieros del presidente, el ciudadano Trump podría recibir en cualquier momento del año que viene una citación judicial para que entregue al fiscal neoyorquino que lo investiga todos los papeles que considere oportuno.

Llegados a este punto, para muchos la cuestión no es si Trump logrará ganar la batalla por quedarse otros cuatro años más en la Casa Blanca, sino cuánto tiempo pasará entre que deje la Casa Blanca y entre en la cárcel.

fransink@outlook.com