Hay varias enfermedades que pueden afectar el sistema respiratorio y no conocerlas puede complicarlas ya que es muy fácil confundir los síntomas iniciales, y pensar al principio que se trata solamente de un resfriado común y que en unos días pasará, cuando esto no siempre sucede así, y esto se debe a que muchas enfermedades comparten los mismos síntomas: catarro, tos y dolor de garganta que son los más comunes y ante ellos lo más usual es automedicarse con algún remedio casero o algún medicamento indicado para la gripa, en lugar de ir con un especialista para establecer un diagnóstico adecuado.
Pero ¿qué sucede cuando no se puede controlar la enfermedad y esta se complica tanto en duración como en sus efectos? Por ello, se deben reconocer bien las diferencias entre resfriado, gripa, neumonía o influenza.
Muchas veces se utilizan el término resfriado y gripe como sinónimos de infecciones virales pero no son lo mismo desde el punto de vista infectológico. Estas dos enfermedades son las más frecuentes y las más caras del mundo, siendo estos problemas la primera causa de consulta médica, como sucede en México.
Cabe mencionar que alrededor del 95% de estas enfermedades son ocasionadas por virus y deben tratarse con antivirales, mientras que el 5% son bacteriales, y requieren de tratamientos con antibióticos.
Además del resfriado común, también están entre ellas la faringitis o amigdalitis, la laringitis, traqueítis y otitis media, sí como la rinitis y la sinusitis. Las enfermedades respiratorias pueden afectar todo el año, se recrudecen en invierno y afectan a cualquier persona, sobre todo aquellas cuyo estado nutricional es malo, tienen exceso de cansancio, están en situaciones continuas de estrés, padecen alergias o en mujeres que están en la fase intermedia del ciclo menstrual, también en personas que viven en situación de hacinamiento y con poca higiene, ya que todos estos factores predisponen una disminución de las defensas del cuerpo.
La gripa o influenza, tiene un inicio súbito, con fiebre mayor a 38°, dolor de cabeza, y uno o más de síntomas como escurrimiento y congestión nasal, dolor muscular intenso, de articulaciones, de estómago y diarrea.
La influenza es ocasionada por 3 tipos de virus, los virus A y B son los responsables de las epidemias y de síntomas más fuertes, como los que ocasionan dos subtipos de virus, el A H1N1 y el H3N2, que si no se tratan oportunamente, pueden ocasionar hasta la muerte, la buena noticia es que pueden prevenirse mediante la vacuna anual.
El problema principal es que estos virus sufren variaciones genéticas por lo que cada año se pueden presentar nuevos tipos y por ello se tienen que elaborar vacunas nuevas que incorporen más protección para las llamadas influenzas estacionales, generalmente presentadas en invierno y causantes de muchas consultas médicas.
Una gripa o influenza estacional puede ser leve, pero si no se cuida puede desencadenar una enfermedad más grave y hasta mortal como la neumonía, bronquitis, sinusitis, insuficiencia respiratoria aguda (siendo el más grave), entre otras.
El problema es que como los síntomas son parecidos, lo que parece a veces un resfriado puede ser en realidad la gripe y lo que parecería ser una gripa muy fuerte puede ser una influenza de tipo más grave.
Las diferencias entre una y otra son
· Fiebre: en un resfriado no presenta o es muy baja. En una gripe la temperatura puede ser de 38° o más.
· Dolor de cabeza: en un resfriado puede presentarse ocasionalmente, en una gripe normalmente se presenta.
· Escurrimiento nasal: en un resfriado suele ser muy leve o no presentarse, en una gripe, hay estornudos frecuentes, goteo constante y obstrucción de la nariz.
· Congestión nasal: en su resfriado generalmente no la hay, en una gripe es uno de los síntomas más molestos, ya que impide respirar adecuadamente, obliga a estarse sonando lo que lastima la nariz y produce muchas flemas, que cuando son de color verde o amarillento o con sangre indican un problema mayor.
· Tos: en un resfrío la tos es seca y leve, en una gripe suele ser húmeda o seca y con flemas, espesas y muy persistente. En ocasiones se presentan accesos de tos con fuerte dolor de pecho, náuseas o ganas de vomitar y garraspera.
· Dolor muscular: en un resfriado no se presenta, en una gripe o influenza el dolor es muy frecuente e intenso al igual que el de las articulaciones, , lo que ocasiona falta de ganas para trabajar o estudiar.
· Dolor y lagrimeo de ojos: en un resfriado no llegan a presentarse, en una gripe o influenza, son constantes y pueden incluso llegar a presentar infecciones.
· Fatiga: por lo general no se presenta con un resfriado, en la gripa es muy fuerte.
· Dolor de garganta: en un resfriado puede no presentarse o ser muy leve, en una gripe, la inflamación de la “garganta” produce dolor sobre todo al tragar y comer.
· Disminución del apetito: con un resfriado no se presenta, con una gripa la persona no siente deseos de comer.
· Energía: en un resfriado no se afecta, con una gripe, hay agotamiento general que impide realizar las actividades diarias.
· Escalofríos: en un resfriado suelen no presentarse, con una gripa fuerte o influenza suelen ser constantes y molestos.
· En algunos niños, los síntomas se acompañan también de problemas gastrointestinales como vómito y dolor abdominal, así como con diarrea.
En niños menores de 5 años y en personas mayores de 65 años, mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas como asma o enfermedades cardíacas y fumadores, el riesgo de una complicación es mayor.
Las molestias generales suelen aliviarse entre los 4 y 6 días y la tos puede persistir hasta varias semanas después del contagio, que se produce cuando una persona enferma habla, tose o estornuda y las gotitas de saliva viajan en el aire o se pasan de persona a persona con el contacto físico, sobre todo de las manos que suelen llevarse a la boca, nariz u ojos, sin darse cuenta.
Cada partícula con los virus o bacterias llega al sistema respiratorio a través de la nariz y las células los atrapan, al hacerlo el virus descarga su material genético y se replica para formar nuevos virus y desarrollar así la enfermedad.
Entre las complicaciones que pueden desarrollarse cuando la enfermedad no es cuidada o tratada adecuadamente están: el aumento de la frecuencia respiratoria, cardiaca, fiebre elevada y disminución de la presión arterial. Otra complicación puede ser la neumonía viral, que es frecuente en mujeres embarazadas.
Una de las complicaciones más graves es el Síndrome de Reye, que se presenta en niños y adolescentes con una elevada mortalidad y que se caracteriza principalmente por alteraciones del sistema nervioso central y del hígado. Este problema se relaciona con el consumo de medicamentos que contienen ácido acetilsalicílico, como la aspirina, disprina o mejorales y que no deben ser consumidas por menores de 118 años cuando se padecen enfermedades virales. De ahí la importancia de un diagnóstico y tratamiento personalizado y adecuado.
Para prevenir la gripe o influenza hay que aplicar la vacuna, que protege contra los virus más agresivos y mortales, sin embargo, puede haber ocasiones en que se presente la enfermedad aún después de haber sido vacunados, por ser causada por otro tipo de virus. En este caso y gracias a la protección de las vacunas estacionales, los síntomas y riesgos serán menores. Al respecto muchas personas piensan que el padecer una fuerte gripa después de la vacunación es consecuencia de la vacuna, sin embargo no es así y no por ello se deben dejar de poner las vacunas anuales subsecuentes.
La vacuna se administra en una sola dosis, la jeringa viene precargada y es desechable, su aplicación es rápida, la mayor de las veces indolora, pero es conveniente revacunar cada año durante el otoño, antes de que comience las habituales epidemias de gripa de invierno, ya que se emplean nuevas vacunas que sirven para atacar nuevos virus.
Los efectos secundarios a la vacuna son muy leves, en algunas personas se presenta dolor y enrojecimiento en el lugar de la inyección, que puede durar muy poco tiempo y en los niños puede presentase fiebre.
El mejor tratamiento de la gripe es el autocuidado en casa y consiste en:
El acetaminofén, la aspirina, los atomizadores nasales y los descongestivos pueden aliviar los malestares leves. Sin embargo si la gripa es provocada por un virus NO deben administrarse aspirinas, disprinas o mejorales a menores de 18 años.
Generalmente las personas suelen curar sus gripes de forma personal, mediante el consumo en los primeros días de algún antigripal, antiviral, antihistamínico o mediante métodos naturales, sin embargo es muy importante que si la gripe no cede en el plazo de una semana o se agrava en los primeros días, se consulte al médico para evitar complicaciones, severidad en la enfermedad o tener que ser hospitalizados.
Actualmente existen en el mercado medicamentos muy poderosos que reducen el riesgo de complicaciones, mortalidad y ayudan a disminuir el tiempo de la enfermedad o de estancia hospitalaria como pueden ser antiflu-des, anantadina, rimantadina, zanamivir y oseltamivir o Tamiflu.
Entre los estudios recomendados en caso de complicación que hagan sospechar de influenza están: análisis de sangre, cultivo de esputo (flema) y radiografía de tórax, sobre todo si en la revisión médica, se detecta algún problema pulmonar. Deben recibir especial cuidado y atención los enfermos de asma, enfisema, bronquitis crónica o algún otro trastorno pulmonar, igual que las mujeres embarazadas o si la fiebre aumenta considerablemente.
Pero sobre todo consulta siempre a tu médico, infórmate bien, sigue sus indicaciones y date tiempo para cuidar tu salud, porque cuidar una enfermedad es más caro, riesgoso y necesita de más tiempo para reponerte y reincorporarte a tus actividades, que haber acudido a vacunarte cada año y recuerda no automedicarte, ni tomar antibióticos sin prescripción médica, ya que estos no tienen ningún efecto sobre los virus y complican tratamientos posteriores.
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