El choque sentimental entre Emma Hurtado (1907-1974) y Diego Rivera (1886-1957), cuando el pintor aún estaba casado con Frida Kahlo (1907-1954), así como su afición por México y sus raíces, serán parte de las memorias de quien fuera la última esposa del muralista.
De esta manera, la vida íntima de Rivera y Hurtado antes y luego de casarse (1955), incluye la historia de la construcción del actual Museo Anahuacalli, la creación de galerías para impulsar la obra del muralista y los recados con una serie de dibujos que realizó para comunicarse con su mujer.
Sin olvidar el viaje a Rusia para intentar curarse Rivera del cáncer, sus últimos meses en Acapulco o la creación de las Villas de Diego Rivera. Todo esto y algunos documentos y fotografías serán parte de las memorias de Emma Hurtado.
Juan Hurtado, sobrino de la última cónyuge de Rivera, pretende tener listo para este 2016 las memorias de quien considera pocas veces se valora su papel como impulsora de la cultura mexicana y esposa del pintor.
Y es que para el arquitecto, ella es pieza fundamental en la administración y promoción del artista, al crear galerías de arte con las obras de su marido, así como comprarle obras para que él financiara la construcción del Anahuacalli.
“Diego Rivera siempre soñó con un lugar en el cual pudiera albergar la inmensa cantidad de piezas prehispánicas que a lo largo de su vida había coleccionado, pero esa misma afición lo limitaba económicamente; gastaba todo su dinero en ellas", detalla Juan Hurtado.
Por esta razón, dice, fue como Emma Hurtado trató con él la compra de obras para que así se nutriera una galería que ella montó en la calle Ignacio Mariscal, la cual llamó Galería Mexicana y luego de casarse con Rivera cambió el nombre a Galería Diego Rivera.
“Fue con las obras que él realizó como pudo obtener recursos para comprar el terreno y después construir el edificio que ahora alberga al Museo Anahuacalli", agrega el sobrino de Hurtado.
LOS DIBUJOS DE DIEGO. Pero también recuerda que el muralista a veces no tenía listas a tiempo las obras para obtener dinero y pagar a los albañiles, por lo que también vendía a Hurtado sus apuntes, los cuales ella hacía que firmara hoja por hoja hasta concluir todo el cuaderno.
De entre los apuntes que el autor de Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central le vendió a Emma Hurtado, destacan unos recados que son inéditos y que en su mayoría resguarda Juan Hurtado, pues otros fueron vendidos en su época.
En estos recados, el artista se representaba a sí mismo como un sapo, el cual dibujaba alegre, llorando, saltando o conforme al estado de ánimo con el que el pintor dejaba dicho mensaje en ese momento.
Hay un recado, por ejemplo, en el que se puede leer “muy cariñosos saludos de un…" y aparecía la rana con una sonrisa, seguida de la firma del muralista; los cuales dejaba en la galería de Emma Hurtado.
Lo mismo sucedía cuando él iba a la galería, ella no estaba y lo dejaba esperando, así como cuando era el santo de Emma Hurtado y le escribía felicitaciones acompañadas de la ilustración de la rana.
ÚLTIMOS AÑOS DE RIVERA. Emmita, como le decía el autor de los murales de la Secretaría de Educación Pública (SEP), se enamoró de Rivera antes de que Frida muriera; sin embargo, cuenta Juan Hurtado, nunca se atrevió a casarse con él porque estimaba a Kahlo, aunque éste le proponía divorciarse para estar con ella.
Después murió Kahlo y pudieron consumar el matrimonio, a través del cual se vino el tratamiento en Moscú para intentar curar el cáncer que padeció el muralista; a su regreso a México los médicos le recomendaron vivir al nivel del mar y se va con Emma a Acapulco.
“Ahí compró mi tía unos terrenos, a los cuales se les construyeron casas con alberca, que en el fondo tienen murales de Diego Rivera y que actualmente son las Villas Diego Rivera en Caleta", detalla Hurtado.
CONOCER A PROFUNDIDAD A EMMA HURTADO. Las memorias son un trabajo que la misma Hurtado comenzó hacia el final de su vida, en el que decidió narrar desde su infancia hasta el matrimonio con Rivera y las circunstancias por las que pasaron.
Dicho trabajo quedó inconcluso a la muerte de Hurtado, razón por la cual ahora su sobrino retoma con la finalidad de que el nombre de su tía retome importancia a lado de Diego Rivera y su amor por las culturas prehispánicas, punto de unión entre ambos.
Para Juan Hurtado hace falta revalorar el nombre de Emma Hurtado, pues aunque asegura que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ha expuesto algunas de las revistas que ella editó como promotora de turismo, se necesita profundizar y dar a conocer mejor su papel.
“Ella fue una gran promotora del arte y buscaba que los jóvenes, sobre todo, de aquella época, descubrieran los valores artísticos de México, a través de la galería", describe Juan Hurtado.
Agrega que el objetivo de las memorias que él termina de redactar ahora es mostrar esa maravillosa vida que su tía comenzó a describir en sus memorias, al lado de Diego Rivera, donde mostrarán situaciones que vivieron juntos y que la gente no sabe.
“Ella dijo alguna vez ´nunca pensé que yo fuera la persona que Diego Rivera escogiera para compartir parte de su vida´ y eso dice en sus propias memorias, convirtió en maravilloso el matrimonio a la muerte de Frida Kahlo", explica Juan Hurtado.

Copyright © 2016 La Crónica de Hoy .