Cultura

El Centro de Teatro Infantil del INBA simplemente se desvaneció

El instituto comenzó a administrarlo en 1965, sin precisar la fecha ni los motivos de su clausura. En la actualidad el sitio, en la colonia Roma, es un lugar donde se contratan elementos de seguridad privada

Edificio de la Embajada de España en Caracas
Edificio de la Embajada de España en Caracas Edificio de la Embajada de España en Caracas (La Crónica de Hoy)

En los años 60 del siglo pasado existió en la colonia Roma de la Ciudad de México un espacio dedicado a la enseñanza de teatro para niños, el Centro de Teatro Infantil, entre cuyos alumnos figuró el escritor mexicano Juan Villoro (Ciudad de México, 1956). Actualmente, ese espacio administrado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) dejó de funcionar después de 20 años por razones que el propio instituto desconoce.

“El Centro de Teatro Infantil era un centro del INBA, ahí empecé haciendo teatro cuando era niño, tenía 5 años y estuve hasta los 10 años. Luego los egresados de ese centro nos volvimos a reunir cuando éramos adolescentes, ahí mismo pusimos una obra de teatro de León Felipe: Tristán e Isolda, en donde yo actuaba de El Juglarón”, recuerda Villoro.

Dicho espacio —que hoy es un lugar donde se contratan elementos de seguridad privada— se ubica sobre la calle Chihuahua, en el número 216, esquina con Monterrey, en la colonia Roma, y de acuerdo con la Subdirección General de Bellas Artes y la Subdirección General de Educación e Investigación Artística, el INBA comenzó a administrarlo en 1965, sin precisar la fecha ni los motivos de su clausura.

Juan Villoro comenta que en esos años, a principios de los 70 del siglo XX, tras reunirse con sus compañeros y representar Tristán e Isolda, decidieron organizar otra función, la cual sería la primera obra escrita para teatro por el también Premio Herralde 2004 y Premio Crónica 2015.

“Decidimos hacer una obra con nuestros propios medios, hacer una obra colectiva que se llamó Crisol, que estaba inspirada en El juego que todos jugamos de nuestro gran gurú de aquella época, Alejandro Jodorowsky. Era una obra medio hippie sobre la Era de Acuario, las drogas, el racismo, la paz, el amor, la guerra, en fin, temas de actualidad tratados desde el teatro con la inocencia de los adolescentes; pero nos fue bastante bien, llegamos a 100 representaciones”, narra.

—¿Qué significó en tu vida ese centro teatral?

—Me hizo pensar que me dedicaría fundamentalmente al teatro, porque yo actuaba en esa obra (Crisol) y escribí varias de las escenas, pero luego me di cuenta de las inmensas dificultades de hacer teatro cuando eres joven: el presupuesto que necesitas, la escenografía, tantos factores que intervienen y me dediqué a escribir ficción sin abandonar nunca la ilusión de hacer teatro, traduje algunas obras y finalmente, hace unos 8 o 9 años, pude ver por primera vez representada una obra mía y desde entonces me piqué y sigo haciendo teatro.

La primera obra de teatro de Villoro fue Muerte parcial, prologada por Vicente Leñero.  “Al final (del prólogo) decía (Leñero) que a propósito de este autor, quería repetir lo que a él le dijo Rodolfo Usigli cuando empezó a hacer obras de teatro: bienvenido al maravilloso infierno del teatro. En una novela, un personaje tuyo no puede decir ‘perdóname, pero el sindicato de personajes me pide que no esté en el segundo capítulo’; en el teatro tienes que lidiar con muchas cosas que no controlas, eso es fascinante y difícil. Hacer teatro, para mí, es un estímulo”.

“Le hago saber que este Desconcentrado tiene conocimiento que la casa ubicada en la calle Chihuahua 216, fue requerida por la propietaria del inmueble al INBA para su desalojo, el 3 de agosto de 1984”, se lee en la respuesta proporcionada por el INBA vía transparencia.

La labor del Centro de Teatro Infantil era estudiar el teatro para niños, temáticas, y lenguajes; además, tenía una biblioteca con materiales especializados sobre el teatro hecho por niños o visto por ellos.

“Se impartían cursos para niños, adultos y docentes, también se montaban exposiciones y parte importante de su actividad era la producción de puestas en escena con otros espacios, no en sus instalaciones. La oficina quedó adscrita a la Coordinación Nacional de Teatro y sus funciones se transformaron en programas”, se lee en el documento.

Sobre quiénes dirigieron el espacio, el INBA menciona a la investigadora Socorro Merlín Cruz, Berta S. de Lizalde y al fallecido actor Mario García González. También destaca que los proyectos nacidos en el Centro de Teatro Infantil que lograron 100 representaciones en otros espacios fueron: Funciones y brigadas de teatro guiñol y Cuatro Animales en busca de hogar.

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