Escenario

El intercambio cultural como detonante de una escena uniforme en Latinoamérica: Chile

Especial. La cantidad de proyectos musicales chilenos que emigran a México fortalecen no sólo la escena nacional, sino a su propia escena en el extranjero

Especial. La cantidad de proyectos musicales chilenos que emigran a México fortalecen no sólo la escena nacional, sino a su propia escena en el extranjero

El intercambio cultural como detonante de una escena uniforme en Latinoamérica: Chile

El intercambio cultural como detonante de una escena uniforme en Latinoamérica: Chile

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Desde hace varios años, proyectos chilenos han emigrado a México, donde han encontrado un fuerte impulso dentro de la escena internacional. Así es como bandas como Los Jaivas, Lucybell, Los Tres, La Ley y Los Prisioneros hicieron carrera dentro del país encontrando el éxito en toda Latinoamérica.

Y es que luego de los más de 17 años de censura que vivió la música en Chile —sobre todo para géneros como el rock, el punk, o cualquiera que tuviera una esencia contestataria—,  la escena quedó fracturada y aún lucha por reponerse artísticamente.

“Si eres un músico y tienes la oportunidad de que tu voz sea amplificada, creo que conlleva una posibilidad muy grande, que tiene una responsabilidad asociada a hacer un buen uso de ese espacio, y creo que hay tantas cosas que no se dicen; por ejemplo, en los medios de comunicación masiva, porque están coartados por los intereses de sus dueños; entonces la música es uno de los pocos refugios que tenemos para poder hablar de ciertos asuntos”, expresó el cantautor chileno Nano Stern a Crónica, durante la promoción de Lucero, su décima producción discográfica.

El problema mediático en Chile no sólo representa un problema para la difusión de los proyectos, sino para su consumo. “En Chile deben de haber cuatro emisoras de radio importantes para públicos jóvenes que promueven cierto tipo de artistas, que en la práctica son artistas que no llenan salas ni de trescientas ni de cuatrocientas personas, y crean una falsa expectativa en el público”, explica Robinson Acuña, guitarrista de Guachupé, durante una charla con Crónica.

No obstante hubo algunos proyectos que permanecieron de manera underground, resistiendo ante la ausencia de una industria propia que los impulsara.

Casos como los de Guachupé (surgida a finales de 1999) y Weichafe (fundada a mediados de 1996) sobrevivieron con sus propios medios y encontrando el arropo en una escena latinoamericana y en las industrias musicales extranjeras.

“Cuando aparece Guachupé para los medios, la industria en Chile había desaparecido, y nosotros éramos un gran equipo humano, entonces ­fuimos resolviendo todas las cosas que tenían que ver con la banda por nosotros mismos; desaparecieron los sellos discográficos pero de alguna manera, las virtudes del sello las teníamos nosotros y cuando llegaron las nuevas plataformas en internet, fueron súper para el conocimiento de la banda. Así, cuando aparece Guachupé como una propuesta para el público, nosotros no sabíamos ni cómo vestirnos, nunca jugamos al glamur, nosotros siempre hemos sido muy común y corriente, ésa es una virtud de la banda, porque el público sentía empatía con eso, porque no toda la gente va de oro por la calle”, dijo Nelson Alveal (batería, voces, coros).

“En nuestro primer disco, Tierra Oscura del Sol, hablamos de lo social y de lo político como un ciudadano común, somos personas que vivimos en el sistema de manera directa, entonces el parentesco con Maldita Vecindad y Molotov tiene que ver con que somos latinoamericanos y que vivimos el mismo tipo de desigualdades, independientemente del partido que nos rija, el territorio es masacrado para poder ser explotado y esa dualidad la vivimos todos los latinoamericanos”, comentó Angelo Pierattini, fundador y vocalista de la banda Weichafe.

Fue así como Paco Ayala (Molotov) se encargó de producir Mundo Hostil, el más reciente material de Weichafe, ya que durante la misma entrevista declararon haber identificado “una conexión con exponentes de la escena” latinoamericana.

“Me parece sorprendente como chileno y como extranjero, que todo (en México) está muy bien armado desde ya varios años para la música alternativa; es decir, hay distintas empresas para distintos rubros y aspectos de la industria musical”, explicó Gonzalo García, vocalista de Planeta No, en entrevista con Crónica.

Agregó: “Son súper receptivos y creo que hay una cercanía cultural con Chile, entonces me parece natural. En Chile el folklore, la música popular y la música local relevante tiene mucha influencia mexicana”.

El intercambio cultural entre países hispanohablantes no sólo es inevitable, sino que gracias al acceso ilimitado que otorgan las nuevas plataformas digitales, se ha vuelto imperativo. En ese sentido, la industria musical en México se ha convertido en el trampolín perfecto que impulsa a los proyectos musicales y artísticos a otras partes del mundo.

“Nosotros crecimos con un acceso a la información que no existía antes, entonces es natural que nuestra música sea más mezclada porque nos criamos escuchando muchas más cosas; las generaciones anteriores tenían una estima mucho más clara en términos estéticos, de qué es lo que correspondía con qué género y hoy en día, para nada es así. Creo que si algo caracteriza a la cultura de hoy es que es completamente auténtica en que se mezclan muchas cosas de manera orgánica sin que se tenga que forzar eso”, reitera Nano Stern.

Actualmente proyectos tan diversos como los de Javiera Mena, Patio Solar, Gepe, Niños del Cerro, We Are The Grand, Proyectosolo, Prehistöricos, Pedropiedra, MKRNI, Kuervos del Sur, BBS Paranoicos, La BIG Rabia, Álex Anwandter, Camilia Moreno y Francisca Valenzuela, que abarcan un amplio abanico de géneros y ritmos han alcanzado un importante éxito dentro de la escena musical en México.