Metrópoli

El legado Pardavé y el rescate de espacios en la Portales

Teatro comunitario. Ensayan, se maquillan, se preparan para la puesta en escena; no son actores, son habitantes de la colonia Portales que montan obras de teatro en un callejón que, aseguran, antes era tenebroso

(La Crónica de Hoy)

Bajo la vigilancia constante del padre de Joaquín Pardavé, retratado durante una presentación en las primeras décadas del siglo pasado, las noches de los martes y los jueves, un grupo de cinco personas ensaya. No son actores, son vecinos de la colonia Portales que montan la obra El níspero y la alcachofa, una obra que retrata la anécdota en una fiesta de vegetarianos.

Dicen los que han estudiado el teatro comunitario, que en el ejercicio de convertir madres, jovencitos, mecánicos y maestros de primaria en actores, lo menos importante es el resultado artístico. La Portales se está reproduciendo en el escenario, personajes vegetarianos que se autoproclaman pacíficos, terminarán violentándose entre sí de la peor manera, como ocurre en las calles de esta colonia brava.

La obra es la adaptación de la puesta en escena de Oscar Líera, en la cual  uno de los vecinos-actores logró adaptar el texto para realizar este proyecto.

El espacio utilizado es parte de un proyecto de apropiación de espacios en la colonia Portales, un centro cultural comunitario ubicado debajo del  puente de la Av. General Emiliano Zapata, entre avenida Tlalpan y la calle Antillas. En este lugar, hay una variedad de talleres en los que participa la comunidad vecina, como en este proyecto de teatro comunitario.

La obra es dirigida por Carlos Pardavé, descendiente del famoso actor mexicano Joaquín Pardavé, quien  ha traído algo más que la dirección de esta obra, ya que a partir de varios intentos por reunir a la gente alrededor de la zona, ha logrado que el teatro vuelva a la colonia Portales como una práctica socio- estética, en la que los habitantes  de esta zona han tenido la oportunidad de involucrarse en proyectos culturales cerca de su hogar, tal como lo dice Aleida Ruiz, integrante del taller de teatro: “A mí siempre me había gustado la actuación, yo pensé en estudiar eso, pero en el CCH me embaracé y me tuve que hacer responsable y pues ya no pude; después me enteré que habría una obra en la colonia y que les faltaba un personaje, así que me involucré”.

Tal y como se hacía teatro en la Latinoamérica  de los años 80, los actores y vecinos de la Portales han aprovechado todos los recursos que tienen a la mano para construir la escenografía:

“Cada quien puso algo para construir este departamento: los manteles, los retratos, todas las plantas, tenían que ser muchas, pues somos vegetarianos”, ríe una de las chicas que participa en la obra.

“Recuerdo cuando hicimos pruebas de maquillaje, Pardavé trajo pinturas, nos divertimos mucho en esa ocasión”, afirma.

Tal y como menciona Pardavé, el lugar era utilizado como teatro al aire libre, pero eso no funcionó, ya que la gente que vivía en la calle comenzó a invadir estos espacios, hasta convertirlos en su casa.

“Un día que íbamos a montar una función al aire libre les dije: maestro ayúdanos a limpiar un poco el espacio, vamos a correr una obra para la comunidad; y pues que me dice, ¿Acaso yo entro a tu casa y te quiero sacar? Fue ahí donde me di cuenta que ya habían tomado el callejón los ingentes”, menciona.

Poco después, Carlos Pardavé logró la segunda rehabilitación del área: gracias a una convocatoria del gobierno capitalino para restaurar los espacios públicos, logró ganarle el espacio a los microbuseros de la zona que deseaban convertirlo en base de la ruta, con esto, logró rescatar un espacio cerrado y monitoreado para realizar actividades artísticas y culturales que pudieran ofrecerse a los vecinos de la colonia Portales, que cuenta además con alumbrado público, baños y juegos.  

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