Escenario

Falleció Fernando Luján, emblemática estrella del cine y la televisión

El actor perdió la vida en su casa de Puerto Escondido, Oaxaca, a los 79 años de edad

Un anciano con barba blanca y larga.
Un anciano con barba blanca y larga. Un anciano con barba blanca y larga. (La Crónica de Hoy)

"Actuar todavía vale la pena, toda la vida lo ha valido. No podría hacer otra cosa, cuando desde niño he estado y nacido en este ambiente”, expresó Fernando Luján en una entrevista con Crónica cuando presentaba una de sus últimas participaciones en telenovelas. Su amor por la actuación la mostró hasta el final de su vida. La mañana de ayer, el primer actor mexicano falleció en su casa de Puerto Escondido, Oaxaca, a los 79 años.

Era una de las máximas figuras del cine y la televisión en México. En fecha reciente fue hospitalizado de urgencia debido a una crisis de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), aunque no se ha hecho oficial la causa de su muerte. Fue un actor lúcido que en los últimos años gozaba de reconocimientos a su trayectoria, el más reciente fue en noviembre, cuando la Embajada de España le entregó el Premio Luis Buñuel, por su aportación a la industria fílmica de Iberoamérica.

“Afortunadamente mi familia ha tenido grandes actores, por eso me vienen muchos recuerdos de niño en los teatros, o de cuando me llevaban a los sets cinematográficos a filmar. Si suelto la grabadora del cerebro puedo tener hasta olores y el recuerdo está completo”, compartió Luján en aquella entrevista.

Su nombre real, Fernando Cianghero­tti Díaz. Nació en una familia de actores, es hijo del destacado actor de origen argentino Alejandro Ciangherotti y de la actriz Mercedes Soler (Mercedes Díaz Pavía) (de los hermanos Soler). Su hermano es el también actor Alejandro Ciangherotti. De hecho la familia no veía en Fernando la vena actoral, pues mientras Alejandro estudiaba en la academia de Andrés Soler, Fernando se contentaba con una grabadora que le regalaron el día de su cumpleaños, donde grababa poesías del libro El declamador sin maestro, el cual se sabía de memoria.

Fernando nació en Bogotá, Colombia, pues sus padres se encontraban de gira teatral en el momento de su nacimiento. La familia retornó a México después, donde debido a las giras de su padre recorrieron distintas ciudades hasta que radicaron en Ciudad de México. Fue aquí donde encontró su patria.

En su juventud, el mismo actor se recordaba como “inquieto”, a eso le atribuía ser padre de diez hijos, todos nacidos de varios matrimonios. Tenía 16 años cuando dejó su casa para convivir con la actriz de origen chileno Sara Guash, estuvo con ella un año y medio hasta que a los 17 años se casó por primera vez con Laura, la madre de su primer hijo, el también actor Fernando Ciangherotti. Otros de sus hijos también heredaron su amor por la actuación como Cassandra Ciangherotti. “Fui muy trasnochador y vacilador. Me gustaba la vida bohemia, las mujeres sobre todo. Creo que entre los 28 y 30 empecé a calmarme un poco, un poquito”, dijo.

Debutó como actor a los siete años en la obra Marianela, original de Benito Pérez Galdós. A menudo actuaba junto a su hermano menor. El director mexicano Julio Bracho los vio cuando participaban en una zarzuela y lo invitó a trabajar en cine, así su primera película fue La cobarde, en 1947. Fue una destacada estrella juvenil de la Época de Oro del cine mexicano, ganando reconocimiento en la película La segunda mujer (1952), y desde entonces ya no paró. Poco tiempo después cambió su nombre por el de Fernando Luján.

Las películas que marcaron el rumbo de su carrera en el cine juvenil fueron El mil amores (1954), de Rogelio A. González; La edad de la tentación (1958), de Alejandro Galindo; Peligros de juventud (1959), de Benito Alazraki; y El pueblo fantasma (1963), dirigida por Alberto B. Crevenna.

Se ha destacado por sus personajes cómicos en películas como ¿Qué haremos con papá? (1965), por la que un año después recibió una Diosa de Plata por Mejor Coactuación Masculina. En 1969 comenzó su carrera como director de teatro con la obra Cuando las chicas no quieren, de Reich. Al siguiente año montó Cuatro y Ernesto, de Alfonso Paso, y en 1976 dirigió Un tirador franco, de Velker.

En la televisión incursionó en la comedia, como actor del programa Domingos Herdez (1970), en el que realizó un personaje llamado Don Cucufato. En 1993 participó en la realización del guion de la película Dólar mambo, realizada por Paul Leduc. En el ámbito televisivo, Luján trabajó en diversos programas y telenovelas, de las cuales destacan Cadenas de amargura (1991), Sueño de amor (1993), Para toda la vida (1996) y Mirada de mujer, con la que obtuvo gran reconocimiento.

“El papel estaba pensado en un principio para el español Fernando Fernán Gómez, finalmente me llamaron mientras estaba haciendo la telenovela Mirada de mujer, yo acepté enseguida y en la primera escena que era un monólogo completo, el director me felicitó por mi manera de hablar, me metí en el papel por el acento”, explicó el histrión a propósito de su protagónico en la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba (1999), uno de sus más memorables.

También intervino en otros filmes como En el país de no pasa nada (2000), El Tigre de Santa Julia (2002), Tú te lo pierdes (2005), El Carnaval de Sodoma (2006), Labios rojos (2008) y Huevos revueltos (2009).

Al cine actual “lo diagnosticaría como no amoroso, bien hecho, inteligentemente bien hecho, con buenos asuntos, buenos actores, buenos directores, pero sí siento que se ha perdido el amor por hacer una película. Antes tú hacías una y estaba enamorado el productor, los maquillistas, los técnicos, todos los del proyecto. Ahora todo mundo trabaja un poco más pensando en el próximo proyecto, tanto los actores como directores. Es un poco más frío”, expresó el actor.

“Yo tuve la oportunidad de estar casi a finales de la Época de Oro del cine, y ahora son contadas las ocasiones en que tienes todo ese amor en todo el equipo, porque el cine no solamente son los actores y directores, es todo un equipo también”, concluyó.

Descanse en paz.

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