
El pasado 13 de agosto (2021) falleció Fernando Alba Andrade, quien fuera miembro fundador del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC). Nacido en la Ciudad de México, ingresó a los 18 años (en 1937) a la Escuela Nacional de Ingeniería, en el antiguo Palacio de Minería. Aunque su intención era cursar la carrera de ingeniería civil, su gusto por la física muy pronto lo llevó a ser parte del grupo fundador del Instituto de Física de la UNAM (IFUNAM), empezando por el nivel de ayudante. En ese entonces el incipiente instituto estaba integrado por, tan sólo siete personas, a decir de él mismo: El Dr. Alfredo Baños, primer Director, dos investigadores (Héctor Uribe y Manuel Perrusquía), dos ayudantes (Jaime Lifchitz y el propio Fernando Alba), una secretaria y un traductor.
A principios de los 50’s el IFUNAM adquirió lo que sería el primer acelerador de partículas de América Latina, proyecto en que Alba y Marcos Mazari (miembro del CCC) jugaron un rol esencial. Esto, porque el nuevo aparato fue adquirido sin equipo periférico, como imanes, instrumentos de monitoreo, ni siquiera la tubería para el haz de partículas. En colaboración con Mazari construyeron todo lo necesario, así como los grandes imanes con los cuales realizaron medidas de espectroscopía nuclear de gran precisión.
El “Maestro” Alba, como respetuosamente lo tratábamos los de las siguientes generaciones, jugó un rol muy importante en el desarrollo de la física y sus instituciones, en México. Esta es una breve lista de los cargos que ocupó. En 1957 fue nombrado director del IFUNAM, puesto que ejerció hasta 1970. Al año de dejar ese cargo, y hasta 1976, se hizo cargo de la dirección general de lo que hoy es el Instituto de Investigaciones Nucleares (ININ). Entre 1964 y 1967 fue presidente de la Sociedad Mexicana de Física. De 1967 a 1968 fue presidente de la Academia, hoy en día Academia Mexicana de Ciencias. Entre 1973 y 1975 fue gobernador por México ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
De 1972 a 1982 fue integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM. También, en 1984 pasó a ser parte de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Astrofísica, óptica y Electrónica, INAOE. En 1968 ganó el Premio de Ciencia y Tecnología del Banco Nacional de México; en 1969 el Premio Nacional de Ciencias y Artes; también fue miembro fundador y emérito del Sistema Nacional de Investigadores. En 1985 fue nombrado investigador emérito por la UNAM.
Con un espíritu nacionalista que lo caracterizaba, gracias a él en el ININ se llegaron a construir por primera vez en México instrumentos para medir radiación, que llegaron a ser comercializados. El diseño mismo del Centro Nuclear de México, en Salazar, incluyó un reactor nuclear con el cual, gracias a su impulso, se pudieron producir y comercializar isótopos radioactivos para usos médicos e industriales. Otro desarrollo visionario fue la adquisición de un irradiador de gran capacidad para la esterilización de instrumental médico y de alimentos. A Don Fernando también se le debe el gran esfuerzo de prospección de uranio que en los años 70, para bien o para mal, reveló que México tiene escasas reservas de ese material estratégico.
Entre los recuerdos personales que tengo de él, guardo uno que refleja su personalidad. Un día, a poco de haberme integrado al Instituto de Física de la UNAM, el Maestro Alba tocó a mi puerta y me pidió que le ayudara a echar a andar un programa de cómputo relacionado con el enriquecimiento del uranio, una de sus pasiones. Aparentemente, alguien en Inglaterra le había enviado el software, pero no corría.
Al revisarlo, me di cuenta de que (tal vez intencionalmente) al programa le faltaba una subrutina que, por casualidad yo conocía bien por haber estudiado en Inglaterra. Así, al poco tiempo le llevé una impresión con los resultados. Un par de semanas después, el Dr. Jorge Flores (también miembro del CCC y, en ese momento, nuestro director) me llamó para informarme que el Dr. Alba le había pedido que transfiriera mi plaza a su grupo, ¡porque yo le era indispensable!
No obstante lo amplio y trascendente de su obra, Don Fernando Alba fue siempre una persona sencilla y amable, de quien guardo y guardaré siempre, gratos recuerdos. Entre los últimos, esos momentos en las mañanas al llegar al instituto en que nos encantábamos caminando, apoyado del brazo de un asistente. Invariablemente, se detenía a saludar y conversar con nosotros, con mucha amabilidad.
¡Querido Maestro Alba, lo vamos a extrañar!
A los interesados en saber más sobre el Dr. Fernando Alba Andrade, recomiendo un excelente libro biográfico editado por Esbaide Adem, Javier Miranda y Jorge Rickards[1]. En él se combinan testimonios sobre sus logros, como científico, como tecnólogo, como político científico y como ser humano.
[1] Fernando Alba Andrade, primer físico de la UNAM, publicado por la propia UNAM, en 2010. Accesible en versión pdf, vía:
https://www.researchgate.net/publication/284714825_Fernando_Alba_Andrade_El_primer_fisico_de_la_UNAM
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