Para lograr el aprendizaje, los maestros deben conocer la materia que van a enseñar, pero también es crucial que conozcan las características de sus pupilos. Las características de cada uno de ellos, pues los grupos de clase “homogéneos”, “iguales” o “uniformes” no existen. Cada alumno es un universo particular con conocimientos, hábitos, aptitudes, valores y conductas singulares, irrepetibles, excepcionales.
El objeto de la enseñanza-aprendizaje es el alumno individual. Desde luego, la tarea de conocer con relativa objetividad los rasgos de cada estudiante es difícil de llevar a cabo cuando el docente enfrenta grupos de 30, 40 o 50 individuos —situación que tristemente enfrentan muchos maestros de educación básica.
Hay maestros que piensan, erróneamente, que es suficiente una exposición brillante de un tema para asegurar el aprendizaje de toda la clase. Pero rara vez sucede esto. Lo que ocurre regularmente es que el discurso del docente sólo logra capturar la atención de una parte del auditorio mientras que otra parte no logra seguir el desarrollo lógico de la exposición.
Los alumnos provienen de diversos contextos: viven situaciones particulares en sus hogares, participan en comunidades con una cultura determinada, tienen un determinado desarrollo intelectual, poseen habilidades, cuentan con intereses y experiencias y, finalmente, poseen actitudes diversas ante la escuela y ante la educación.
Conocer el contexto familiar del estudiante es de crucial importancia. Unos estudiantes provienen de hogares que no muestran complicaciones mayores, pero otros vienen de familias pobres, con pocos recursos, donde la comida es una batalla cotidiana. Los estudiantes pueden vivir en hogares donde se vive un permanente estrés emocional, ese estrés puede impedir que el alumno se concentre en la clase, que haga su tarea o que se comprometa seriamente con la escuela.
Las enfermedades, o el deceso de algún miembro de la familia, crea en los pequeños a veces sentimientos de abandono o de culpa; otro tanto ocurre cuando el niño es testigo de frecuentes desacuerdos o disputas entre los padres. Conocer estas circunstancias tiene gran importancia para el maestro y, con frecuencia, el alumno puede ser una buena fuente de información; sin embargo, hay escuelas que organizan programas de visitas a los hogares y en otros casos se organizan encuentros específicos entre profesores y padres de familia.
México tiene múltiples ambientes culturales asociados a la existencia de más de 60 grupos étnicos diferentes. Los niños provenientes de esos ambientes son portadores de lenguas y valores culturales diversos que marcan la conducta de los estudiantes. Esos pequeños tienen frecuentemente un deficiente dominio del español. Para ellos es muy importante (para su autoestima) que los docentes muestren respeto y reconocimiento a sus culturas de origen.
Ningún alumno es un ente vacío. Cada uno de ellos tiene conocimientos, habilidades, hábitos, cultura, valores, intereses, vocaciones y experiencias. Ese conjunto diverso de circunstancias, se mezclan para producir los comportamientos de cada estudiante. Conocer tales circunstancias tiene gran importancia para el ejercicio exitoso de la docencia.
Copyright © 2019 La Crónica de Hoy .