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Hay indicios de buena salud de la reserva ecológica de la UNAM

Tras diez años sin avistamiento, se fotografió un ejemplar de zorra gris ◗ El hallazgo aceleró el programa de su reintroducción, dice el biólogo Luis Zambrano

Zorro trepando por una roca
Zorro trepando por una roca Zorro trepando por una roca (La Crónica de Hoy)

La aparición de una zorra gris en la reserva ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el Pedregal de San Ángel, que fue ampliamente difundida en las redes sociales, podría indicar que ese espacio de vida silvestre, de 237 hectáreas de extensión, está más saludable de lo que se pensaba, expresó el investigador del Instituto de Biología de la UNAM y secretario ejecutivo de la reserva, Luis Zambrano González.

Hacía más de diez años que no se tenía noticia de ejemplares de esta especie en la zona. La zorra gris es una especie que todavía habita los bosques de Tlalpan y se pensaba que había sido extirpada de ese ecosistema. El avistamiento del ejemplar libre puede estar relacionado con los trabajos que se han hecho para capturar y retirar de la reserva a jaurías de perros libres, salvajes o ferales, que se habían multiplicado sin control.

El hallazgo del ejemplar vivo y libre de zorra sucedió mientras universitarios realizaban muestreos de sus proyectos de investigación. “Biológicamente abre más preguntas que respuestas”, indicó Zambrano González.

La zorra es un animal más pequeño que un coyote, con una longitud que va de los 80 a los 112 centímetros, y un peso de dos a cuatro kilogramos. Usualmente es gris con un mechón negro en el dorso de la cola, con el pecho y la garganta blancos y una mancha café en los costados.

Se sabe que su dieta es omnívora, consume vegetales y sus presas preferidas son conejos, ratones, tuzas, aves, lagartijas e insectos. Ocasionalmente devora carroña, y si está cerca de asentamientos urbanos come desperdicios.

Habita en una gran variedad de sitios, pero prefiere lugares con una cubierta arbustiva densa. Se encuentran desde bosques templados hasta en matorrales xerófilos (semidesérticos).

La primera hipótesis plantea que estaba ahí desde hace mucho tiempo y nadie la había visto porque estaba escondida y deprimida por los perros ferales. “Al bajar un poco la población de estos perros, tal vez se expandió y entonces la pudimos ver de nuevo”, señaló Zambrano.

La segunda indica que tal vez llegó sola del sur de la Ciudad de México, de zonas como Tlalpan o el Ajusco, donde aún viven estos animales. “Las zorras, aunque son de campo, son capaces de sortear obstáculos urbanos como las calles. En tal caso tuvo que cruzar el Periférico o Insurgentes, pudo hacerlo de noche (pues son animales nocturnos) y evitar que la atropellaran. Luego encontró la Reserva y se quedó aquí”, añadió.

La tercera hipótesis es que fue introducida. “Es posible que alguien la haya metido, quizá no sabía qué hacer con ella y en vez de reportarla a las autoridades la trajo aquí. Nos ha pasado con otras especies como cotorras, tucanes y mapaches, que no son especies de este ecosistema, pero la gente no lo entiende”.

El avistamiento de la zorra coincide con un proyecto de reintroducción de esa especie en la REPSA. Ese proyecto tiene varios años y ya han realizado un análisis de riesgo para saber si se puede hacer o no. “Antes de hacer la reintroducción apareció esta zorra, así que se aceleró el proceso”, subrayó Zambrano.

Actualmente, el científico está armando un proyecto con expertos en el tema, tanto del Instituto de Biología como de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ).

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