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Impeachment exprés a Trump ¿Cómo y para qué?

HISTÓRICO. Ante la falta de tiempo material para echarlo antes del 20 de enero, los demócratas pueden optar por juzgarlo incluso cuando ya se haya marchado de la Casa Blanca, porque el objetivo real es otro: impedirle regresar en 2024.

Impeachment exprés a Trump ¿Cómo y para qué?

Impeachment exprés a Trump ¿Cómo y para qué?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Si todo va razonablemente bien a partir de ahora, estos últimos cuatro años tendrán capítulos especialmente dedicados en los libros de historia de las futuras generaciones de escolares en Estados Unidos. La legislatura de Donald Trump en el poder se recordará como la que tensó al máximo las capacidades de la teóricamente robusta democracia estadunidense, ante un país que coqueteó con el fascismo más clásico de la Europa del Siglo XX.

Todo ello empezaremos a verlo dentro de diez días, cuando Biden tome posesión como nuevo presidente de Estados Unidos el día 20 al mediodía, hora de Washington D.C., pero los últimos días de Trump en el poder todavía pueden dar mucho que hablar, como ha demostrado con oleadas de escandalosos perdones presidenciales a cuates y amigotes y, por supuesto, con el asalto al Capitolio del miércoles, que incitó directamente y que podemos considerar un escalofriante intento de golpe de Estado civil, o de autogolpe de Estado, si consideramos que lo llegó a orquestar el mandatario.

Ante el peso histórico de este insólito episodio anidemocrático (el Congreso de Estados Unidos solo se había invadido una vez, en 1812), los demócratas han decidido que este mismo lunes iniciarán el proceso de un segundo juicio político a Trump. Esto, de por sí, ya es histórico, porque él fue, apenas a finales de 2019, el tercer presidente de la historia del país en ser sometido a un impeachment, y ahora sería el primero en ser sometido a dos.

Los motivos para el juicio político están bastante claros, pues el llamado a una insurrección armada (porque, sí, muchos de los asaltantes iban armados hasta con rifles de asalto), como bien dijo Biden, “bordea la sedición”. El gran problema es qué sentido tiene iniciar un juicio político a un mandatario al que este lunes le restarán 10 días en el poder.

ATAJOS A UN PROCESO LARGO

Normalmente, un juicio político puede tomar meses. El último empezó con las primeras indagaciones en septiembre de 2019 y no se resolvió –con la absolución de Trump— en febrero de 2020. Primero, la Cámara de Representantes debe evaluar los motivos para el juicio, y después de llevar a cabo una investigación, redactar y aprobar en sesión plenaria los cargos de los que se le acuse. Luego, el Senado está obligado a abrir diligencias inmediatamente y a definir las reglas del proceso. Algunos senadores pueden ejercer como fiscales y el Senado en pleno hace de jurado en un juicio dirigido por el presidente de la Corte Suprema.

Ahora, explicaba el periodista Nicholas Fandos en un artículo publicado en The New York Times, la única manera de llevar a cabo este proceso en nueve días es saltarse la parte indagatoria, y que la Cámara, controlada por los demócratas, redacte directamente los cargos, cosa que se podría lograr con un leve apoyo republicano. Considerando que una senadora conservadora –Lisa Murkowski— ha pedido ya a Trump que dimita inmediatamente, y otro senador republicano, Pat Toomey, dijo ayer que ve fundamentos para el juicio exprés, esto no es imposible.

CÁLCULOS Y CONTRADICCIONES

La segunda parte es igualmente complicada, puesto que un juicio no puede hacerse en menos de una semana. En 2020, el proceso en el Senado empezó el 21 de enero y terminó el 5 de febrero. Los republicanos, que dominan la cámara alta hasta el 20 de enero de 2021, negaron la comparecencia de testigos clave y buscaron absolver a Trump por la vía rápida. Aun así, esto tomó 15 días.

Como apuntaba el periodista y jurista Seth Abramson en Twitter hace un par de días, nos podríamos encontrar en una situación irónica en la que, esta vez, quienes defiendan que es innecesario un juicio extensivo en el Senado sean los demócratas y, en cambio, los republicanos aboguen por todo lo contrario que hace justo un año. Y los demócratas se salieran con la suya, al final, para que el juicio triunfe deben votar a favor de la destitución dos tercios del Senado: 67 de 100 legisladores. Esto obligaría a que 17 republicanos se sumen a la causa (ahora tienen 52 asientos, pero tendrán 50 a partir del 20 de enero).

¿IMPEACHMENT A UN EXPRESIDENTE?

Y, de hecho, el artículo de Fandos agrega que la intención de los demócratas es esperar al 20 de enero para iniciar el proceso en el Senado, puesto que es cuando logran la mayoría (aunque con empate a 50 senadores) y que, de hecho, existen precedentes de impeachment cuando el encausado ya abandonó el cargo. Concretamente, ocurrió en 1876, con el juicio político a William W. Belknap, secretario de Guerra de Ulysses S. Grant. Lo importante es que los cargos se presenten antes del 20 de enero.

¿Entonces, cuál es el motivo del impeachment exprés a Trump, si no es echarlo ya del cargo? Pues la clave yace en que la Constitución estadunidense prevé que, una vez condenado un cargo público por juicio político, se le puede vetar para ejercer un cargo público de por vida. Esto no solo interesa a los demócratas, sino también, estoy seguro, a un buen puñado de republicanos que se sienten sucios tras respaldar activamente cuatro años al presidente más peligroso de la historia del país. Porque Trump se marchará de la Casa Blanca dentro de diez días, pero ha amenazado desde hace semanas con volver a presentarse en 2024. Y si Trump logra mantenerse políticamente a flote todo este tiempo, y esquiva las investigaciones que amenazan con llevarlo a la cárcel, es perfectamente posible que pudiera regresar al poder y, para entonces, puede que la democracia de Estados Unidos ya no resista.