Mundo

Joe Biden: La autenticidad que esperanza a (medio) Estados Unidos contra la mentira

Repasamos la personalidad, la trayectoria, las luces y las sombres del hombre que tiene la misión de recuperar la cordura en el país y el diálogo en la política a través de una honestidad inusual en un político de carrera

Joe Biden: La autenticidad que esperanza a (medio) Estados Unidos contra la mentira

Joe Biden: La autenticidad que esperanza a (medio) Estados Unidos contra la mentira

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Joe Biden (Scranton, Pensilvania, 1942) siempre regresa. Hace ocho meses, parecía sentenciado. Las encuestas internas del Partido Demócrata decían que no tenía opción ante el huracán Sanders; el socialista senador por Vermont disfrutaba del liderazgo mainstream que le faltó hace cuatro años y todo parecía destinado a una campaña electoral extremadamente polarizada en 2020, sí, aún más. Sin embargo, los astros se alinearon para el exvicepresidente que, gracias a unas retiradas y otras alianzas, fulminó a Sanders y ahora, a los 77 años, se encuentra frente a la oportunidad de su vida.

Joe, porque no hay mejor forma de llamar a este hombre de una autenticidad lejos de la habitual impostura de la política, ha buscado esta oportunidad toda su vida. Esta es la tercera vez que aspira a llegar a la Casa Blanca. La primera vez fue en 1987. Entonces, Biden era un joven senador que encandilaba gracias a su atractivo físico y a su franqueza en la comunicación. Las encuestas le prometían, cuanto menos, ser un serio aspirante a la nominación demócrata. Pero su autenticidad mostró la otra cara de la moneda, y sus errores comunicativos le costaron la carrera.

“He cometido errores y los seguiré cometiendo en el futuro”, dijo entonces el senador demócrata, acompañando la disculpa con una sinceridad que ha sido su mejor baza en los últimos años de su carrera. En 2007 lo intentó de nuevo, pero sucumbió al vendaval Obama. Sin embargo, el enarbolar esos valores demócratas tan tradicionales del respeto, la empatía, la humildad y la perseverancia convencieron al entonces joven senador de Hawái para elegir a Joe como vicepresidente.

Ahora, en este tercer intento, Biden aprovecha que el primer presidente afroamericano de Estados Unidos le eligiera como compañero de fórmula para tratar de amarrar el voto de los negros. Sin embargo, más allá de politiqueos y estrategias, el viejo Joe puede presumir de conservar la autenticidad y la empatía. Quienes le han tratado no dejan de repetir que Joe no tiene problema en dedicar una hora a charlar, incluso por teléfono con un desconocido.

Esa capacidad para dialogar, y la empatía que lo caracterizan han llevado a algunos analistas a afirmar que Biden puede ser el mejor presidente a la hora de lograr llegar a acuerdos con republicanos desde Lyndon B. Johnson (1963-1969).

LAS POLÉMICAS DE BIDEN

Sin embargo, esa cercanía le ha costado también polémicas a Biden. No hay que olvidar que, aunque ya quede lejos, al inicio de las primarias demócratas le persiguió la afirmación de varias mujeres que trabajaron con él y dijeron que las tocaba demasiado. No era algo necesariamente sexual, era incómodo: Joe es un hombre tocón. Tanto te habla una hora al teléfono como te da un abrazo cuando no debía. El demócrata salió al paso de los comentarios y dijo: “Los límites del espacio personal han cambiado. Y lo entiendo. Escucho lo que dicen y lo acepto; vigilaré mucho más, es mi responsabilidad”. Ni negación, ni fake news. Empatía.

Desafortunadamente para él, esta no es ni de lejos la única polémica que le persigue. La desventaja de llevar -como le encanta recordar a Donald Trump— 47 años en la política, es que los videos no olvidan. Uno de sus peores episodios como senador, según la perspectiva actual, lo vivió en 1991, durante el interrogatorio a Anita Hill en el Senado. Hill acusaba al entonces candidato a la Corte Suprema Clarence Thomas, de haberla acosado sexualmente. “Es apropiado preguntar a la profesora cualquier cosa que cualquier senador desee para sondear el grado de su credibilidad”, dijo Biden a la joven mujer.

Hill, como Thomas, es afroamericana, y este es un tema que, antes de redefinirse como vicepresidente de Obama, lastró la carrera de Biden, aunque realmente no se ha puesto en cuestión hasta recientemente. Otra de las cosas que se reprocha, y con razón, al ahora candidato demócrata es su rol en la aprobación de la ley conocida como tough on crime (duro contra el crimen). Esta ley se aprobó en 1994 y llevó a la encarcelación masiva de afroamericanos e hispanos por delitos menores, sobre todo, por tráfico de drogas, muchas veces por cantidades mínimas.

LA LAPTOP ¿DE HUNTER?

Los republicanos han tratado por todos los medios de torpedear la candidatura de Biden con acusaciones contra su hijo Hunter, quien, aseguran, utilizó a su padre para entrar en la junta directiva de la energética ucraniana Burisma. A la vez, acusan a Joe Biden de embolsarse sumas de dinero gracias al negocio de su hijo.

Sin embargo, la única supuesta prueba aportada, que publicó el diario ultra conservador New York Post, es un email que Hunter envió a compañeros de Burisma, en el que afirma que quizás puedan reunirse con su padre pero que, “lo que diga y haga (Joe Biden) está fuera de mi control”.