En las partidas de póker y en las políticas, hay manos definitorias. Lo que pasó antes será un precedente y lo que venga después serán consecuencias.
Esto a propósito de lo que vivirá hoy la titular de la SFP, Irma Eréndira Sandoval, quien va a informar sobre su investigación en el caso Bartlett.
Claro está, diga lo que diga, muchos se dirán insatisfechos.
El presidente López Obrador puso un freno a la intentona de la senadora morenista María Soledad Luévano de terminar con el Estado laico.
“Ese tema no debe tocarse en estos momentos. Desde la oficina de la Presidencia no se promueve esta propuesta”, dijo.
Ya se la midieron. De hecho, ayer mismo, el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, dijo que no se debe tocar el principio del Estado laico. Eso por parte de la jerarquía católica.
Lo sintomático es que Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, dijo que no se ha leído bien la propuesta de la senadora Luévano y pidió a los legisladores revisarla de nuevo.
Héctor Díaz Polanco preside la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena. Desde esa trinchera pidió expulsar a la senadora Lilly Téllez de la bancada del partido en la Cámara alta.
Su petición topó con pared. Los coordinadores parlamentarios en ambas cámaras, Ricardo Monreal y Mario Delgado, demandaron a Díaz Polanco que no se meta en la vida interna de los grupos parlamentarios.
Los jaloneos al interior del partido en el poder muestran que las fisuras se ensanchan y se transforman en grietas.
Para los gobernadores panistas , levantarse temprano provoca que la gente tenga sueño a mediodía, pero no ayuda en nada a reducir la criminalidad.
El gobernador de Guanajuato, Sinhue Rodríguez, no tuvo empacho en reconocer que él no ha ido, ni irá a esas reuniones porque son para tomar café y no decisiones. Los mandatarios de Tamaulipas, García Cabeza de Vaca, y de Chihuahua, Javier Corral, también se unieron a la crítica.
La tensión es inocultable.
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