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La Triple alianza, la toma de Veracruz y los Tratados de La Soledad

Una vez que todos los ejércitos estuvieron reunidos en Veracruz, sus respectivos representes parlamentaron en su primera conferencia, la cual inició el 13 de enero de 1862.

La Triple alianza, la toma de Veracruz y los Tratados de La Soledad

La Triple alianza, la toma de Veracruz y los Tratados de La Soledad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Segunda parte

Una vez que todos los ejércitos estuvieron reunidos en Veracruz, sus respectivos representes parlamentaron en su primera conferencia, la cual inició el 13 de enero de 1862.

No lograron los ingleses, españoles y franceses ponerse de acuerdo: los súbditos de la reina británica demandaban el cumplimiento de los acuerdos suscritos por los aliados en la Convención de Londres; además exigían del pago de los 600 mil pesos sustraídos por el general reaccionario Miguel Miramón de la Legación Británica; más los 269 mil de la conducta robada en Laguna Seca.

Las demandas de los españoles eran menos monetizadas y más de orden político, exigían una satisfacción por la expulsión del Ministro Pacheco; también reclaman el incumplimiento del Tratado Mon Almonte, mismo que no suscribió el gobierno de Juárez, sino el de Miramón; era absurdo esperar que los liberales le dieran observación y respeto a lo pactado por sus enemigos. De haber triunfado la reacción con toda seguridad hubiera tachado de antipatriótico el Tratado MacLane Ocampo, así que el reclamo de los españoles estaba totalmente fuera de lugar por obvias razones; estaba más justificada su exigencia de pedir una indemnización por los asesinatos de San Vicente y 40 mil por la barca Concepción indebidamente apresada (Perez Verdía , 1952, pág. 177).

A su llegada, los franceses hicieron notar en sus demandas que tenían toda la intención de ahorcar económicamente a México; pedía el pago de 60 millones francos de reclamaciones y 75 millones por el contrato Jecker (suscrito este también por ex presidente conservador Miramón). Una cantidad muy superior esperaba obtener Luis Napoleón III de las minas de plata de Sonora dado que los mexicanos, convertidos en súbditos de Maximiliano, pagaríamos todos los gastos de la intervención, costearíamos el sueldo de cada soldado expedicionario y al final el emperador de Francia obtendría una considerable ganancia. Los cálculos le salieron mal al final.

Esta empresa de conquista comenzó mal desde un principio; el Puerto de Veracruz recibió a los aliados con su clima infecto; los españoles sumaban 2 mil hospitalizados desde su invasión hasta la llegada de los otros contingentes; los franceses tenían en cama a más de cuatrocientos hombres; continuar en el castillo de San Juan de Ulúa hubiera resultado letal para los contingentes extranjeros.

Como parte de las negociaciones, los expedicionarios les solicitaron a sus interlocutores mexicanos permiso para abandonar la playa y subir a tierras más templadas. En un gesto de paz, Juárez les concedió el traslado.

Comenzaron así los Tratados Preliminares de La Soledad; durante su desarrolló los representantes conversaron con el representante del gobierno mexicano, Manuel Doblado; quien resultó un excelente negociador; ya que logró que los invasores reconocieran con toda “transparencia” y “claridad” que no estaban allí por algún motivo político: no era su propósito derrocar al régimen liberal-republicano ni pretendían anexionarse ninguna parte del país.

Así quedó en la letra, en la práctica ocurrió lo contrario; los franceses romperían doblemente lo firmado por sus negociadores: incumplieron lo suscrito en la Convención de Londres y lo pactado en los Convenios de La Soledad.

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