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Los madaron a casa una temporada, pero el Home office será forever

La pandemia hizo que empleadores se ahorraran gastos en tanto los trabajadores se hacían más productivos, pero no todo es bueno: al paso de las semanas comenzó la reducción de salarios, eliminación de prestaciones.

Mujer joven trabajando en su computadora
Mujer joven trabajando en su computadora Mujer joven trabajando en su computadora (La Crónica de Hoy)

Lo que empezó como un sueño, termino convirtiéndose en la peor rutina de estrés y desgaste psicológico”, comenta Daniela quien diariamente pasa más de 12 horas frente a su computadora en casa. A Daniela ya le dijeron que el home office, que iba a ser temporal, será su forma permanente de trabajar aun terminando la pandemia. Se dio de manera improvisada y obligada por el COVID, pero abrió el camino para la posible transición hacia un nuevo modelo de trabajo.

El home office es ahora un método con el cual las empresas esperan mejorar la productividad, ahorrar en renta de oficinas, mobiliario y otras cuestiones innecesarias, terminar con las ausencias laborales e incluso lidiar con menos problemas entre empleados, este se ha ido adaptando a este modelo como una forma de tener trabajadores más contentos y, en consecuencia, empleados más productivos.

Desde que comenzó la cuarentena por COVID-19, muchas personas se fueron a sus hogares con herramientas y computadora en mano e hicieron de ellos su nuevo espacio de trabajo. Si bien, para muchos trabajadores laborar desde casa resultó positivo en algunos aspectos, como ahorrar algunos gastos, también acarreó una serie de inconformidades.

Pese a estas mejoras laborales, algunos empleados no están acostumbrados a trabajar desde casa, lo cual puede afectar su rendimiento, pues para muchos la falta de comunicación es uno de los factores que entorpece el trabajo.

“No hubo tiempo de planificar. Ni de preparar un espacio adecuado en casa, ni abordar flujos de comunicación una cosa es tener WhatsApp para chatear con amigos y otra resolver casi todos los asuntos laborales por esa vía”, señala Daniela.

Para la joven empleada adaptarse a esta nueva normalidad a implicado todo un reto, pues a casi poco menos de un mes de haber ingresado a laborar en su actual trabajo paso hacer home office permanentemente.

“Al principio me agradaba la idea de trabajar desde mi casa, sobre todo por la situación actual, de repente la carga de trabajo aumento desmedidamente a tal grado de pasar 14 horas pegada a la computadora”, narra la joven.

Asegura que la poca flexibilidad por parte de la empresa ha sido uno de los problemas más recurrentes, pues el aumento en los horarios y el abuso en la carga de trabajo complican más el trabajo desde casa.

“Los jefes suponen que estoy disponible a cualquier hora, a pesar de estar en mi casa no paso tiempo de calidad, nunca imagine que mi trabajo se pudiera tornar tan estresante”.

La joven cuenta a Crónica que en múltiples ocasiones ha pensado renunciar, pero la crisis económica familiar y del país aleja la idea.

Y es que debido a la emergencia sanitaria, muchas empresas han sufrido una reducción en sus ingresos, por lo que han buscado alternativas para sobrevivir a esta crisis pandémica.

Para Angélica, perder su bono de puntualidad significó una gran merma en sus ingresos ya que además del bono también le redujeron su quincena.

“Jamás nos informaron de esto, mi jefe solo me comentó que la empresa atravesaba por un mal momento, por lo que no habría bonos hasta nuevo aviso, y que otras medidas que tuvieron que tomar fue la reducción de los salarios entre 10% a 15%”, cuenta la joven con molestia.

Cuenta que al igual que ella, otros de sus compañeros que trabajan para el gobierno también han percibido la disminución de prestaciones y el aplazamiento o cancelación en la entrega de estímulos (bono de puntualidad, bono de productividad, vales de despensa, etc.).

“El bono era de 200 pesos quincenales, aunque parezca poco, era una gran ayuda”, asimismo relata que, a su madre, que es maestra, le quitaron el apoyo de los vales de despensa.

“La pandemia me ha permitido ver, a través del home office, la realidad tan triste que viven muchas familias y que por necesidad tenemos que soportar”, remata la joven.

Aunque para muchas de las personas la tarea de trabajar desde casa puede resultar fácil, para otros ha significado la perdida total de sus empleos para Ricardo otro joven que jamás había experimentado una crisis como esta y que ahora la vive en carne propia cuenta a Crónica como después de vivir un “infierno” en home office durante 3 meses después fue despedido.

“Lo que comenzó como algo temporal, ahora es permanente; pasar pegado 9 horas diarias en la computadora de mi casa haciendo home office, pasé a ser despedido y tuve que regresar con mis padres para sobrevivir al desempleo”.

A pesar de las largas jornadas laborales y el acoso constante por parte de sus superiores, Ricardo cumplía en tiempo y forma su trabajo, alega que de un momento a otro pasaba largas horas frente a su computadora sin recibir algún bono por las horas extra.

“Debido al rol de la empresa en la que trabajaba, pasaba la mayor parte de la madruga chambeando. Todos los días teníamos junta a las 9 de la mañana en las que la mayoría de las veces ni siquiera asistían los jefes”.

El joven argumenta que debido a los números rojos, los despidos en la empresa eran constantes, y el estrés aumentó.

“De repente, llegue a trabajar 12 horas seguidas con tal de aportar más a la empresa, lo peor fue cuando decidieron no pagar más el alquiler del lugar donde rentaban la oficina. Pasar a hacer home office permanentemente fue lo peor”, señala.

Debido ha esto, los horarios de trabajo se alargaron más y al final el despacho optó por reducirle su sueldo a la mitad.

Lo que el joven temía se convirtió en realidad, sin ninguna otra forma de solventar los gastos, la empresa tomó la decisión de despedirlo, ahora el joven ha recurrido a repartir comida y hasta pasear mascotas.

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