
Dos veces se acarició el sueño, pero al despertar la historia siempre ha sido la misma. El inglés Gary Linecker tenía toda la razón al citar que el futbol es un duelo de “once contra once, donde al final siempre gana Alemania”. Así le ha pasado a Inglaterra y así le ha pasado a México. La historia data de 1968 y cada que el Tri y los teutones se han medido en diferentes terrenos. Sólo una vez México pudo salir con el puño en alto en diez confrontaciones.
Fue un partido amistoso en la cancha del Estadio Azteca cuando el Tri se preparaba para la Copa Mundial de México 86 con Bora Milutinovic en el timón y que se resolvió con un 2-0 a favor del cuadro azteca. Alemania, de la mano de Franz Beckenbauer, llegaba con súper estrellas de la talla de Karl-Heinz Rummenigge, Hans Peter Brigel, Lotthar Matthaeus, Rudi Völler, Thomas Bertold y otros de ese tamaño.
Pero de ahí en fuera, México no ha visto la suya nunca ante la escuadra teutona sin importar la sede de las confrontaciones.
La esperada revancha llegó 8 años después, aunque no se consumó, pues jugando México como local le fallaron los cálculos al Comité Organizador que no esperaba que el Tri ganara su grupo y entonces tuvo que salir del Estadio Azteca para ir al Universitario de Monterrey, donde recibió a Alemania y tras empatar sin goles en los 90 minutos, más 30 de tiempo suplementario, se fueron a los penales donde Harald Schumacher le detuvo sus disparos a Fernando Quirarte y Raúl Servín, y la selección europea terminó ganando 4-1.
Para cuando se volvieron a ver las caras en un Mundial, habían pasado 12 años y México ya vivía una nueva era. Manuel Lapuente había tomado el timón remplazando a Bora Milutinovic, quien ganó el Hexagonal Final de la Concacaf. En Montepellier se vieron las caras en la ronda de los octavos de final.
La ilusión se apagó después de que Luis Hernández había puesto en ventaja al equipo mexicano. Klinsmann y Bierhoff se encargaron de silenciar a la porra nacional que estuvo a punto de celebrar la victoria, pero que no llegó sobre todo porque “el matador” dejó vivir a los alemanes al dejar de tirar a meta cuando estaba sólo ante Schumacher.
Y fue ésa, de hecho, la última ocasión que se vieron las caras las selecciones “A” de estos dos países. El balance es contundente, en juegos oficiales, 4 triunfos alemanes, aunque uno haya sido en tiempo extra y el otro en penalties. En duelos amistosos, una victoria por bando y cuatro empates, este triunfo, que es el que mencionamos al principio de esta nota, fue en 1985, hace 32 años. Es como si jamás le hubiéramos ganado a los teutones.
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