De acuerdo la Escuela de Negocios de Harvard, la competitividad es “…la habilidad de un país para crear, producir y distribuir productos o servicios en el mercado internacional, manteniendo ganancias crecientes de sus recursos.” En este sentido, la economía de un país es competitiva cuando la producción de un determinado bien, iguala o supera los patrones de eficiencia vigentes en el resto del mundo, en términos de la utilización de recursos y de la calidad de dicho bien.
Dados los efectos positivos y redistributivos que genera ser competitivo, la mayoría de los países instrumentan políticas públicas enfocadas a fomentar el desempeño económico, hacer eficientes la realización de negocios, generar la infraestructura adecuada y facilitar los mecanismos legales y burocráticos. Sin embargo, la competitividad de un país no puede reducirse solamente a elementos económicos, porque influyen e interactúan otros aspectos como dimensiones políticas, sociales y culturales.
De acuerdo al Índice Nacional de Competitividad 2016 realizado por el INEGI y la Secretaría de Economía, de los 7 componentes que conforman este indicador (de-
sempeño macroeconómico, instituciones, capacidades, infraestructura, eficiencia de negocios, innovación, medio ambiente e inclusión social) el único elemento que presenta una diminución, es la debilidad institucional. Es decir, el fenómeno de la corrupción, la cultura de la ilegalidad, la inseguridad y la falta de transparencia en algunas instituciones gubernamentales, representan los verdaderos diques al incremento de la competitividad en nuestro país.
A pesar de estos obstáculos, México alcanzó el mejor nivel de competitividad en una década al ubicarse en el sitio 51 de 138 países, de acuerdo con el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2016.
En un año se avanzaron seis lugares que nos permitieron colocarnos como el tercer país latinoamericano más competitivo, ocupando el lugar 51 de los 138 países, siendo el primer lugar Chile en el lugar 33, seguido por Panamá en el puesto 42. De acuerdo a los valores calificados, se tuvieron avances en capacidades tecnológicas y en eficiencia de mercado. Para el primero México se ubicó en el sitio 70 de los países en estudio, como resultado del impacto del cambio de reglas –las reformas estructurales– para permitir la Inversión Extranjera Directa y las facilidades para asociarse con empresas no residentes.
Es preciso ponderar que de acuerdo a dicho estudio, se observó que el grado de apertura al comercio internacional, estuvo directamente relacionado con el potencial innovador del país y su crecimiento económico, y reveló que la tendencia a la baja se da en países que han tenido un incremento en las barreras no arancelarias, es decir, en burocracia.
En razón de lo anterior, celebramos que el INEGI haya presentado el Índice Nacional de Competitividad 2016 como una herramienta que nos ayude a medir de manera oportuna la evolución de la competitividad en nuestro país a lo largo del tiempo, y sobre todo, nos permita evaluar los resultados de la política pública.
Estamos ciertos que las reformas en materia de transparencia, el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción y el nuevo enfoque de impartición de justicia, nos permitirán consolidar la competitividad como palanca de desarrollo.
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