
Arqueólogos registran la existencia de 15 sitios prehispánicos en Milpa Alta con restos de terrazas agrícolas, construcciones de espacios cívicos ceremoniales, muros de casas-habitación y evidencias que datan del año 600 a.C. hasta 1521. Estos hallazgos realizados a lo largo de seis años por la investigadora Blanca Paredes Gudiño, evidencian que esta demarcación, ubicada al sur de la Ciudad de México, fue parte significativa del principal granero de Tenochtitlan, ya que rendían tributo a la ciudad mexica con grandes cantidades de maíz y amaranto.
“Milpa Alta tuvo un importante vínculo con el sistema agrícola en época prehispánica basado en terrazas, es decir, la actividad económica principal fue la agricultura en estas terrazas y con base en ello, estoy cierta de que aparte del abastecimiento era para su población, pero también para rendir tributo a la Gran Tenochtitlan con maíz y amaranto, así como chile y frijol en menor proporción”.
Esta zona, añade Paredes Gudiño, fue un área económica importante de abastecimiento, lo que rompe la idea de que Xochimilco exclusivamente era el principal granero de Tenochtitlan.
“Anteriormente se decía que Xochimilco era el granero de la Gran Tenochtitlan, ahora puedo decir con evidencias que, sin lugar a dudas, Xochimilco jugó un papel trascendental en aportar el alimento a Tenochtitlan, pero hay evidencias de que en Noxcalco —uno de los sitios registrados en Milpa Alta— se reunía el tributo y éste salía a Tenochtitlan, es decir, estas áreas también abastecían alimento a su población, pero también para el pago del tributo”, explica.
El proyecto que se titula Paisaje cultural en Milpa Alta fue desarrollado por la arqueóloga Paredes Gudiño a finales del año 2012 con la intención de verificar las evidencias prehispánicas de Milpa Alta que estaban registradas ante la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas e Históricas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“La idea era actualizar cómo se encontraban esas evidencias, posteriormente formulé un proyecto y lo presenté ante el Consejo de Arqueología en el 2013, con la perspectiva integral que nos permitiera reconocer una serie de evidencias culturales, con atención especial a lo prehispánico. Iniciamos los recorridos en los límites de Milpa Alta con Xochimilco y ya llevamos 6 temporadas de campo en las que participan alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), alguno de ellos formulando sus tesis”.
—¿Cuántos sitios han registrado hasta el momento?
—Alrededor de 15. Encontramos evidencias que nos remontan a épocas muy tempranas para el sureste de la Cuenca de México: el formativo medio, es decir, entre el año 600 y 400 a.C. También hallamos evidencia del clásico en el sitio Teuhtli-Tecómitl, esto es, en la ladera este del volcán Teuhtli.
“Pero sitios prehispánicos de gran complejidad los hemos encontrado hacia el posclásico (900 al 1350 d.C.), están representando una ocupación fundamentalmente durante esos años, aunque también resta decir que tenemos evidencias de la época epiclásica (del 650 al 900 d.C.). Pero lo más acentuado y claro es hacia el posclásico”, responde.
—¿Cómo son esos sitios?
—Centros ceremoniales, destacando estructuras de gran tamaño dentro de plazas, alrededor tenemos estructuras habitacionales y en la periferia de los sitios, amplias terrazas agrícolas y habitacionales.
Paredes Gudiño comenta que Milpa Alta se extiende en 221 kilómetros cuadrados, de los cuales, la especialista y sus alumnos han recorrido una tercera parte.
“Hemos recorrido lo que es Xicomulco, el derrame lávico al norte de Xicomulco que lo denominamos sitio Altepemilpan, el cual es compartido con Xochimilco. Hemos recorrido todo el sur del volcán Teuhtli, el cual dividimos en dos sitios: Teuhtli-Tecómitl y Teuhtli-Mixcalco; además hemos estado en Atocpan, Oztotepec, San Salvador Cuauhtenco, San Francisco Tecoxpa, Villa Milpa Alta, San Lorenzo Tlacoyucan y parte de Santa Ana Tlacotenco”, precisa.
Lo que falta recorrer, indica, es la parte más elevada: el volcán Tláloc que está al sur de Milpa Alta y la zona de volcanes, que son parte del Chichinautzin.
“Hemos encontrado estructuras de considerable tamaño, plataformas impresionantes hechas de piedra, obviamente las terrazas agrícolas, estructuras habitacionales y como consecuencia hemos encontrado grandes cantidades de cerámica, lítica y sobre todo, artefactos en piedra volcánica. Todo esto nos habla del desarrollo temporal que hubo”, destaca.
Una de las grandes aportaciones de este proyecto, es la cultura material, específicamente la evidencia de espacios que se dedicaban a la recolección de maíz y amaranto para el tributo a Tenochtitlan.
“Hemos hallado unidades habitacionales que tienen como parte de sus cuartos, unos pequeños cajones a un lado de las estructuras y nosotros creemos que eran los lugares en donde podían estar guardando las semillas. La construcción de estos cajones es un patrón”, precisa el tesista Roberto Palacio Sardinetas.
Además, añade, la presencia de las terrazas está en todos los sitios explorados, es decir, existieron terrazas pequeñas y grandes, dependiendo del espacio que había en los cerros. “Eso habla de que ocuparon todo porque requerían del abastecimiento de su alimento y de su tributo”.
—¿Quiénes habitaron Milpa Alta?, se le pregunta a Paredes Gudiño.
—Creemos que hubo gente que puede estar relacionada con asentamientos en Cuicuilco, esto en una época temprana, pero necesitamos hacer más estudios para corroborarlo. También tenemos materiales teotihuacanos, esto no quiere decir que hubo teotihuacanos en la zona, aún tenemos que dar explicación a la presencia de esos materiales.
La especialista plantea la presencia de asentamientos toltecas, xochimilcas, chichimecas y mexicas que localmente se identifican como momoxcas. “Ellos desarrollaron en el Teuhtli y al sur –en Villa Milpa Alta, San Lorenzo Tlacoyucan y probablemente Tecoxpan–, un asentamiento importantísimo para el posclásico tardío, en donde, con base en fuentes, se habla de la defensa de su territorio que era llamado Malacaxtepec Momoxco, entonces localmente la gente se identificó como momoxca”.
—¿Por qué Milpa Alta no ha sido trabajada de manera sistemática por arqueólogos?
—Porque se prestó mayor énfasis a las chinampas como medio de desarrollo económico, y sí es importante, pero entonces se olvidaron de los cerros pensando que no proveían las características para desarrollar un asentamiento. Es impresionante cómo en época prehispánica hubo una traza perfecta de caminos en los cerros, cómo hubo diseño de espacios cívicos y de estructuras de alto estatus.
Por último, la arqueóloga comenta que en el trabajo hecho hasta ahora, los habitantes de Milpa Alta han participado de manera activa, mostrando interés por su historia y por la conservación de los espacios prehispánicos.
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