
A la exhibición de la magnífica cinta “En el corazón del mar”, dirigida por Ron Howard (2015) salta a la memoria de quienes leímos la novela de Herman Melville llamada “Moby Dick, la ballena” escrita en 1851, que queda en medio de la historia real narrada en el filme.
La novela épica tiene el encanto de la literatura magnífica alcanzada por Melville. Es mucho más que una historia de la vida de los marineros. Hay un acercamiento a la biología, al heroísmo, pero también a la venganza, la amargura y la depredación de los recursos naturales.
Hoy día, los grupos ambientalistas enfocan sus baterías a la caza de ballenas a gran escala que practica Japón en sus gigantescos buques-fábrica.
Greenpeace ha alcanzado notoriedad internacional cuando difunde imágenes de sus pequeñas embarcaciones intentando —casi siempre inútilmente— detener la cacería de los magníficos cetáceos.
La razón de la cacería desmedida sigue siendo la demanda por el aceite de ballena para uso industrial, cosméticos, productos farmacéuticos, fijadores de perfume e incluso como alimento, es decir, para consumo humano. Noruega es un país con un altísimo consumo de carne de ballena.
Según Ballenapedia, “son las grandes ballenas las que han visto una caída en sus números. Como resultado, 7 de cada 13 especies de ballenas están ahora en la lista de especies en peligro de extinción y el tema de la caza de ballenas está limitado o prohibido en muchas áreas. Esto no significa que no se sigan produciendo, de hecho, se cree que los actos ilegales de la caza de ballenas es la causa de más de la mitad de las ballenas que son asesinadas cada año”.
Según esta fuente, Islandia sigue siendo un lugar importante para la caza de ballenas y su comercialización, a pesar de que tienen la presión de muchos otros países por cambiarlo. Sin embargo, en el año 2006, se fijaron los límites en cuanto a cuantas ballenas puede matar anualmente una persona. Ahora es legal matar a 39 ballenas en un año.
Pero los números siguen siendo apabullantes. En total, cerca de 45 mil168 ballenas se han matado desde que la moratoria entró en vigor. Este número incluye ballenas matadas en la Cacería de Subsistencia Aborigen que no está afectada por la moratoria.
Con respecto a la cacería comercial de ballenas, unas 36 mil 773 ballenas han sido matadas desde que la moratoria entró en vigor. De éstas, los balleneros japoneses, noruegos e islandeses dan cuenta de 30 mil 648.
Según Sea Shepherd’s, muchas especies de ballenas han sido cazadas hasta casi la extinción en el siglo pasado. Especialmente los más grandes y más valiosos especímenes, tales como las ballenas azules. Finalmente, los balleneros comenzaron a cazar ballenas más pequeñas, como la aleta, ballena minke y sei debido a la escasez extrema de las ballenas más grandes. Esta extinción cercana de las ballenas podría fácilmente desequilibrar el ecosistema de los océanos. Eso podría tener un efecto en todo el mundo porque las ballenas se extienden a lo largo de todos los océanos del mundo a causa de los patrones de migración. Las ballenas también actúan como almacenamiento de grandes cantidades de carbono que de otro modo contribuirían al calentamiento global, según el Dr. Andrew Pershing, de la Universidad de Maine.
Todo el rencor de Ahab y la furia de Moby Dick son apasionantes, si no tuvieran detrás los tristes números de la caza desmedida. Eso hace grande la novela de Melville. Es un drama que trasciende siglos.
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