
México es una enorme fosa clandestina, esa es la frase con la que el propio subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, reconoció a principios de año la profunda crisis que vive México en su sistema forense. Las morgues de México están rebasadas. Reciben más cadáveres de los que pueden guardar. Y muchos más de los que pueden identificar. Ninguna autoridad ha aclarado cuántos cuerpos son.
“Exhumaciones mal realizadas, personal e instalaciones forenses insuficientes, funerarias convertidas en Semefo, cuerpos perdidos en el laberinto de la burocracia o entregados a familias erradas, son apenas reflejos del colapso”, revela la investigación de Quinto Elemento.
Ante la falta de respuesta por parte de las autoridades, familiares de desaparecidos se han unido para salir con pala y picos a buscar ellos mismo, con sus propias manos, a ese ser querido que un día salió de casa y simplemente no pudo volver.
En redes se suman cada vez más colectivos con un solo objetivo: encontrar a sus familias desaparecidas. Es el caso de Buscando con Amor, cuyas madres luchan contra un sistema que no les da respuesta, y que en su búsqueda, algún sonido o imagen les sacude y las dobla por instantes, pero inmediatamente retoman fuerza y continúan a pesar de la falta de apoyo, los recursos limitados y ahora, la pandemia. En su búsqueda en medio de la pandemia, muchas de ellas han enfermado de COVID-19 y perdido sus empleos.
“Nos parte el corazón cuando hay señoras que nos hablan y que nos dicen: ‘Tengo 20 pesos y mi hijo está llorando de hambre’. ¿Tú que haces? Y luego recibes otra llamada de otra mujer a la que amenazan con desalojarla y sus hijos también están llorando porque tienen miedo”, comenta Diana Gutiérrez, integrante del colectivo, al compartir la realidad que viven madres de familia en la búsqueda de sus hijos.
Ellas solas han encontrado en diversos puntos del país fosas clandestinas. El pasado mes de agosto familias recorrieron el Ajusco y encontraron restos óseos.
“Lamentablemente, autoridades tanto del orden federal como a nivel estatal en toda la República se han acomodado a que las familias realicemos las búsquedas y ellos solamente vengan a procesar cuando nuestro trabajo haya resultado en un hallazgo confirmado. Resulta fundamental trascender esta dinámica y que las instancias correspondientes asuman la responsabilidad de buscar a nuestros seres queridos y no sólo de levantar restos”, manifestaron en su momento los integrantes del colectivo Hasta Encontrarles.
Desde el año 2011 la Organización de Naciones Unidas advertía que México no contaba con políticas ni planes para la búsqueda de personas, ni coordinación entre dependencias, ni cifras reales. Han pasado nueve años y en lugar de avanzar, las cifras se acumulan convirtiendo a México en uno de los panteones más grandes del mundo, con personas que quedan sin identidad.
De acuerdo con la serie de Quinto Elemento Lab, Crisis Forense, en el primer año de gobierno de López Obrador, 4 mil 905 de los cuerpos ingresados a algún Servicios Médico Forense del país no pudieron ser identificados.
El trabajo de Efraín Tzuc y Marcela Turati revela a través de una plataforma interactiva cómo pasan administraciones de todos los partidos y las cifras se duplican año con año como resultado la crisis forense -calificada así por el propio gobierno federal- existente en el país, desde la ‘guerra contra el narcotráfico’ del panista Felipe Calderón que dejó 9,349 casos, violaciones a derechos humanos y el hallazgo de un importante número de fosas clandestinas; para luego duplicar la cifra durante la administración de Enrique Peña Nieto del PRI con un total de 17,590 casos y ahora más de 4 mil en lo que va de la administración de López Obrador y su ‘Cuarta Transformación”.
Entre 2006 y 2019, miles de cadáveres fueron ingresados a los Servicios Médicos Forenses de todo el país. Datos inéditos obtenidos por Quinto Elemento revelan que, a finales de 2019, quedaron sin ser identificados 38 mil 891 cuerpos.
Así, en el año 2006, los cuerpos que quedaron en el anonimato dentro del sistema forense eran apenas 178, al siguiente año se duplicaron a 433. El fenómeno se hizo cada vez más masivo: 2018 cerró con 4 mil 408 y para 2019, el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, otros 4 mil 905 se acumularon.
A mediados de 2019, López Obrador hizo la promesa de que habría un Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense que devuelva el nombre a las miles de personas cuyos cuerpos permanecen en el Servicio Médico Forense (Semefo) como anónimos. Más de un año ha pasado y el mecanismo todavía no funciona.
Efraín Tzuc explica que, aunque el mecanismo ya existe por decreto, aún no se determina quiénes serán los expertos que lo integren para poder entrar en funciones.
“Hemos intentado obtener este informe a través de solicitudes de información. Sin embargo, se ha negado el acceso a este documento que debe ser transparente”, expone Efraín Tzuc.
“El mecanismo extraordinario de identificación ha sido impulsado por una propuesta, nació de la familia de personas desaparecidas, ha sido tremendamente impulsado por ellos y ellas, fue aprobado el 5 de diciembre del año pasado y ha transcurrido un año evidentemente en el que muchos procesos se han ido más lento, como muchos otros procesos por el COVID-19”, agrega.
Mientras tanto, en estos últimos 14 años el ingreso a los anfiteatros de cuerpos a los que no se les pudo devolver el nombre se incrementó en mil por ciento.
La Ciudad de México, Baja California, Jalisco, Estado de México, Chihuahua y Nuevo León concentran juntos más de la mitad de esos cuerpos, al contabilizarse 21 mil 881 personas fallecidas sin identificar hasta ahora.
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