Cultura

No hay narco ni crimen organizado sin estructura del Estado que los proteja

Diego Petersen Farah publica Casquillos negros, que narra cómo se viven estos fenómenos y busca describir las complejidades de sus complicidades

(La Crónica de Hoy)

Casquillos negros, de Diego Petersen Farah, narra la historia de Beto Zaragoza, periodista de nota roja a quien le llegan unas fotografías que ponen en entredicho la versión sobre la confusión del asesinato del cardenal Jesús Posadas Ocampo, hecho que lo lleva a investigar y revivir un pasado con consecuencias inesperadas.

Diego Petersen cataloga su libro como novela negra, en la que retrata la unión entre el narcotráfico y la política, con la que el lector podrá reflexionar sobre el crimen organizado y las políticas que se han implementado para regularlo, la sociedad, los medios de comunicación, así como el oficio del periodismo.

“La novela negra me ha permitido entender de manera distinta al país. Hay un lado oscuro que se retrata en este género, y este lado oscuro son todas esas relaciones perversas y al mismo tiempo vergonzantes que no vemos. Vemos la punta del iceberg, pero no lo que lo sostiene”.

El autor ejemplifica lo anterior con los momentos en los que se detiene a algún capo de renombre, aunque la estructura se mantiene, por lo que califica como erróneas a las políticas que se encargan del crimen organizado.

“No se ha querido tocar a la estructura política y social que lo soporta, no puede haber narcotráfico o crimen organizado si no hay debajo una estructura del Estado que lo protege y una estructura empresarial que lava el dinero. Jueces, políticos, policías y la sociedad en general se ha visto beneficiada. En esta novela aparecen todas (estas) relaciones que, a lo mejor, nos ayudan a entender que es más complejo”.

Petersen Farah señala que todo se da a partir del asesinato de un cardenal, el cual retoma por la importancia que tiene la religión en México, institución que se vio involucrada en cuestiones de lavado de dinero, confirmadas por las declaraciones de un obispo de Aguascalientes, aunque la situación se encuentra en toda la sociedad.

El también periodista comenta que sostiene que hay una diferencia entre el oficio de la escritura y el periodismo: “Conozco esos casos gracias a mi trabajo. Lo más difícil es liberarse del periodista, ésta ha sido una manera distinta de narrar la realidad. Como periodista trabajas con los datos y haces una estrategia narrativa en función de los datos, como novelista, son los personajes y las imágenes”.

En Casquillos negros, editado por Tusquets, Diego Petersen Farah quiere narrar cómo se vive el crimen organizado en México sin caer en una denuncia, por lo que el desafío fue crear una historia coherente, para que se reflexione sobre los medios de comunicación y las funciones del periodista.

“Los medios son parte del tramado de intereses, quería desmitificar el oficio del periodista, los periodistas nos hemos inventado un halo de grandeza y heroísmo que no tenemos. Todos ejercemos un oficio y todos tenemos un límite”.

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