Cultura

No hay que avergonzarse por reivindicar la soledad, dice Antonio Muñoz Molina

El escritor español habla de su reciente novela Tus pasos en la escalera y señala que las personas están siendo invadidas, saqueadas y agredidas por ladrones y redes sociales

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. (La Crónica de Hoy)

"Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo”. Con esta frase se inicia la nueva e hipnótica novela de Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera, una inquietante historia de suspense psicológico, ambientada en Lisboa y de la que ayer habló en Barcelona.

El escritor (Jaén, 1956) rememoró que esta obra nació de “una manera incontrolada” a principios del verano del año pasado, estando en la capital lusa, cuando pretendía darle forma a otro artefacto literario, pero se le rompió el disco duro del ordenador y tuvo una “excusa perfecta” para lanzarse al vacío de un nuevo proyecto.

Su editora, Elena Ramírez, le regaló un cuaderno y se vio empezando un relato nuevo a partir de la sentencia que abre el libro, “neutral, pero rotunda, sin saber lo que venía a continuación”.

Quien se enfrente al texto descubrirá a un hombre que espera a su esposa Cecilia, una neurocientífica que trabaja en los mecanismos neuronales que rigen la memoria y el miedo, y que debe llegar desde Nueva York, donde ambos pasaron una etapa marcada por los atentados del 11 de septiembre de 2001, para instalarse en un tranquilo barrio de Lisboa e iniciar un nuevo periplo vital.

Muñoz Molina, que no ha escondido que en el momento de la escritura “lidiaba con dificultades psicológicas” y que tuvo el “capricho de no decir nada a nadie” sobre lo que estaba creando, ha querido “construir una ficción con los materiales de lo inmediato”, con la presencia incluida de un cameo de Michelle Obama.

A su juicio, su personaje protagonista cuenta en primera persona “su versión del mundo, aunque vive completamente encerrado, y el lector tiene que ver, como si estuviera detrás de un velo, qué es lo que este hombre no quiere contar y lo que no quiere ver”.

“Fue un desafío muy atractivo ir mostrando la realidad a través de un testimonio que a cada momento va alejándose más de la realidad”, confesó el novelista, a quien le gusta “jugar honradamente con el lector”.

Sobre el título, indicó que buscó uno que “no diera con la clave de la trama” y lo encontró en la letra de un “maravilloso bolero”, como los que interpretaba el añorado Moncho.

En su comparecencia, el académico también hizo un alegato a favor de que todas las personas protejan su propia vida, “porque es algo muy frágil”.

Para Muñoz Molina, hay que saberse “retirar y esconderse” en un momento en el que la vida “está siendo saqueada por los ladrones, invadida por las redes sociales, por los intereses concretos de las empresas tecnológicas”.

“Las personas —argumentó— estamos siendo completamente invadidas, saqueadas y agredidas. Y sin un espacio secreto no se puede vivir; uno necesita estar solo de vez en cuando, contar con un reino propio”.

El novelista ahondó en que “el mismo hecho de leer, escribir, escuchar música, ver arte” son para él “terapias de retiro”.

Tampoco dejó pasar que siente la necesidad de no estar invadido por la política, que “en el peor sentido de la palabra es algo muy tóxico”.

A él, remarcó, le gusta debatir con otras personas sobre cómo se pueden resolver las desigualdades en el mundo o sobre la catástrofe ecológica que afecta a la tierra, “pero la palabrería sobre las listas electorales es un aburrimiento inmenso” e insistió en que no hay que avergonzarse por “reivindicar la soledad”.

Cronista habitual de las páginas de El País, defendió que “el periodismo es literatura” e incluso dejó caer que no está de acuerdo “con que el columnismo de opinión sea lo más literario de los periódicos”.

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