Juan de Prado fue un médico sefardí del siglo XVII que dudó tanto del catolicismo como del judaísmo, fue un amigo de Baruch de Spinoza y fue un hombre que luchó 15 años contra la Santa Inquisición, es por eso que su vida es contada por Andrés Spokoiny en la novela El impío. La historia del hereje que nos legó la modernidad, editada por Grijalbo.
“Juan de Prado fue un avanzado para la época, alguien que pre anunció muchas de las características de la modernidad: ser escépticos y demandar explicaciones racionales a los sucesos naturales. Todos somos un poco como Juan de Prado, quien cuestionó dogmas 300 años antes de que esto fuera aceptado y tolerado por la sociedad. Lo defino como uno de los primeros modernos, de los primeros hombres que vivieron la libertad y las angustias de la modernidad”, expresa el autor.
Spokoiny llegó a este médico, clave en esos cambios filosóficos y religiosos del siglo XVII, de manera fortuita: con en una nota al pie de página donde se mencionaba que había sido ex comulgado como Spinoza.
“Me puse a investigar quién fue ese hombre y me fascinó con su vida llena de aventuras, desventuras y romances, pero también con sus ideas y conflictos internos, fue un hombre con grandes dudas y desafíos, también fue una figura trágica. El libro es una intención de rescatar su historia pero también a todos aquellos que contribuyen a la historia y que por algún motivo quedan olvidados”, indica.
Una característica de Juan de Prado fue cuestionar los castigos y conquistas hechos en nombre de la religión católica.
“Fue uno de los tantos miles de conversos, los cristianos nuevos, los judíos que en España habían sido forzados a convertirse al catolicismo, muchos se convierten en católicos sinceros y muchos continúan practicando el judaísmo en secreto a riesgo de su vida porque si son descubiertos por la Inquisición, obviamente, terminan en las hogueras”, narra el autor.
Juan de Prado perteneció al primer grupo, creció como católico sincero pero en su juventud empezó a tener dudas del dogma católico que le enseñaban en la universidad, preguntas que lo lleva a redescubrir sus raíces judías y reconectar con el judaísmo.
“Practicó el judaísmo en secreto, en la clandestinidad, 15 años de su vida jugó al gato y al ratón con la Inquisición. Logra escaparse de España y llegar a Ámsterdam, única ciudad europea libre para practicar cualquier, vuelve a practicar su judaísmo pero cuando llega a eso de nuevo aparecen dudas sobre el dogma influido por Spinoza. Prado no logró encontrar su lugar porque siempre cuestionó”, destaca.
Spokoiny narra los días de Prado en la Universidad de Alcalá, la escuela más prestigiosa para el estudio de medicina en ese tiempo.
“Trato de mostrar cómo la ciencia está cambiando. Hay escenas fascinantes como los debates sobre medicina, en el siglo XVII descubrieron el microscopio y se empieza a pensar que hay gérmenes o bacterias, aun no se sabe bien qué era pero hablan de pequeños gusanitos que se meten en la sangre, no conocían los términos”, indica.
MESTIZAJE. La intolerancia es un personaje central en el libro de Andrés Spokoiny y en palabras del autor, es tema que hoy también representa un desafío para la humanidad.
“Tenemos una doble pulsión, por un lado hay una atracción y curiosidad ante lo distinto, hay una apertura sana de querer conocer, pero por otro lado hay un miedo a lo distinto, miedo que se traduce en odio, intolerancia y en violencia”, expresa.
La Inquisición nació por el miedo a la indiferencia, añade. “El ser humano tiene que vencer sus miedos a lo diferente”.
Copyright © 2021 La Crónica de Hoy .