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Los sicarios —un hombre y una mujer— que fueron contratados por Benjamín Serment para asesinar a sus padres son ex policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México, de acuerdo con las pruebas que se aportaron en la audiencia que se desarrolló ayer en el Reclusorio Norte.
Ayer, el joven de 22 años, acusado de orquestar el asesinato de sus padres, León Serment y Adriana Rosique, fue vinculado a proceso, por lo que no obtuvo su libertad.
Según lo señalado ante el juez de control, José Guadalupe Aviña, el homicidio se planeó desde mayo y se le prometió a los sicarios un pago por 100 mil pesos a cada uno; sin embargo, sólo se les adelantó un pago de seis mil.
El juez determinó que ambas partes tendrán hasta cuatro meses para presentar las pruebas, por lo que la próxima audiencia se llevará a cabo el 5 de febrero del 2017.
Por el momento, los cuatro imputados —dos hombres y dos mujeres— son señalados por el delito de homicidio calificado en pandilla; ayer se les dictó prisión preventiva.
De acuerdo con información de la familia Serment, León le daba a Benjamín 10 mil pesos al mes, cantidad con la que probablemente le dio un adelanto a los sicarios bajo la promesa de que, cuando fuese cobrado el seguro de vida, que alcanzaba los 20 millones de pesos, se les daría el resto de lo acordado.
El pasado 30 de septiembre, la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México dio a conocer que Benjamín había sido el responsable de asesinar a sus padres. Primero pagó a un ex policía, Alfredo Domínguez, para que matara a sus padres; después, al sospechar que su madre sabía de su responsabilidad, decidió también asesinarla y aparentar un suicidio.
La Procuraduría basó sus investigaciones en videograbaciones. En uno de ellos se observa que Benjamín dejó morir a su padre mientras se desangraba, luego de ser apuñalado en 46 ocasiones.
En otro de los videos se señala que Benjamín sale de su vivienda y deja la puerta abierta para que los sicarios asesinen a su madre, Adriana Rosique, y aparenten que ésta se suicidó ahorcándose.
Tras las conclusiones de la Procuraduría, este diario ha consultado a familiares y amigos de Benjamín y Pablo Serment.
El día del velorio de León, Benjamín se mantuvo alejado del féretro. De hecho, su madre le pidió que ingresara a la sala.
“Le dijo que era la última vez que lo iba a ver, sin embargo tal parece que el regaño le entró por un oído y le salió por el otro”, explicó una de las personas que acudió al velorio.
Una amiga cercana a Benjamín dijo que el chico es muy inteligente, aunque aseguró que es muy poco sociable y solía tener episodios de depresión.
La fuente consultada indicó que no tenía un vínculo muy estrecho con su padre; se sentía rechazado y eso lo obligó a someterse a terapia.
“Sus papás no le ponían mucha atención, sobre todo su papá. Hasta que alguna vez le habló muy serio a su madre sobre suicidarse y su mamá se preocupó y lo mandó al psiquiatra. Su papá no le tomó importancia”, señaló su amiga.
Tras la muerte de su papá, Benjamín le aseguró a su amiga que estaba triste y lo extrañaba.
“Hasta después de lo de su mamá hablé con él y aún se notaba que seguía extrañando a su papá y le dolía bastante aún, aún después del mes que había pasado”, contó.
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