Nacional

Parientes de Zapata lloran en Palacio

Emiliano, estuvo en Palacio Nacional el 6 de diciembre de 1914, en una ascensión simbólica del poder. En aquel entonces, el general Francisco Villa, cómplice de batallas, le propuso sentarse en la silla presidencial. —Gracias, mi general Villa, pero yo no me puedo sentar en esa silla porque está embrujada y quien se sienta ahí pierde la razón y pierde el sentido de quien lo trajo aquí— respondió Zapata.

El presidente Andrés Manuel López Obrador recibe un sombrero de charro durante una ceremonia.
El presidente Andrés Manuel López Obrador recibe un sombrero de charro durante una ceremonia. El presidente Andrés Manuel López Obrador recibe un sombrero de charro durante una ceremonia. (La Crónica de Hoy)

Los bigotones lloraron en Palacio Nacional. Eran nietos y bisnietos del general Emiliano Zapata, a quien el gobierno federal rendirá un homenaje durante 2019, con papelillos membretados con su nombre y programas sociales de corte zapatista.

Calzaban botas y portaban sombreros, se retorcían sus mostachos peliculescos, y en las grietas de sus rostros y manos se reflejaba la vida árida en el campo, pero se enternecieron cuando el gobierno federal proyectó un video sobre discapacidad infantil en nuestro país.

Al final se secaron las lágrimas y gritaron: “¡Viva México, cabrones!”.

CORANZONCITO. “Quise ponerme fuerte, pero no aguanté el llanto de ver a tanto niño pobre y olvidado que necesita ayuda”, contó Benjamín Zapata, bisnieto del llamado Caudillo del Sur, cuyo centenario luctuoso se cumple este año. Su asesinato fue planeado por órdenes de Venustiano Carranza y ejecutado el 10 de abril de 1919 por el coronel constitucionalista Jesús Guajardo.

“Cómo no se va uno a poner triste, podremos ser muy zapatistas, muy aguerridos, pero también tenemos nuestro corazoncito y más si se trata del pueblo adolorido”, describió don Galdino Zapata, nieto.

Una treintena de familiares acudieron a Palacio para sellar con el presidente Andrés Manuel López Obrador este recuerdo anual. Hoy, en la ciudad de Ayala, Morelos, se firmará la declaratoria mediante la cual se dedicará este año de gobierno al líder agrarista.

La familia llegó con dos ejemplares del Plan de Ayala, en el cual Zapata desconoció en 1911 al gobierno del presidente Francisco I. Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. Uno, fue obsequiado al Presidente, con la firma de todos los visitantes; en el otro, AMLO escribió una dedicatoria:

“Para la familia Zapata Salazar: Con todo mi cariño y reconocimiento de siempre al hombre leal y patriota que fue el Caudillo del Sur. Un hombre honrado y de buen corazón; un verdadero héroe nacional. Centenario del asesinato vil del líder de los campesinos de México”.

Jorge Zapata, otro de los nietos, se quitó el sombrero y se alisó el bigote para dedicar unas palabras a su abuelo: “Tu vida fue el umbral de una nueva historia; la historia de los hombres que, siguiendo tu ejemplo, ofrendaron su vida por la construcción de esta nación. Por eso te llora el caracol, el atecocolli, te lloran los cuatro rumbos del universo; te llora la Madre Tierra, te llora la aurora que se hizo ocaso; te lloran nuestros abuelos que te hicieron calpuleque. Te lloramos todos de rabia y de tristeza, los hombres y las mujeres libres que mantienen vivo el grito de rebeldía de ‘Tierra y libertad’.

Aquel abuelo, Emiliano, estuvo en Palacio Nacional el 6 de diciembre de 1914, en una ascensión simbólica del poder. En aquel entonces, el general Francisco Villa, cómplice de batallas, le propuso sentarse en la silla presidencial.

—Gracias, mi general Villa, pero yo no me puedo sentar en esa silla porque está embrujada y quien se sienta ahí pierde la razón y pierde el sentido de quien lo trajo aquí —respondió Zapata.

El nieto Jorge también se quebró con las voces de los pequeños discapacitados de la montaña de Guerrero: uno, ingirió líquido amniótico y su cerebro quedó dañado; a otro le detectaron un derrame cerebral y una más fue diagnosticada con retraso psicomotor.

El video fue proyectado como preludio de lo programado al atardecer, cuando AMLO presidiría el arranque de un programa social a favor de más de un millón de chicos discapacitados en el país, en Tlapa.

“No han tenido dinero para las medicinas ni para terapias”, lamentó Jorge, quien luego se recompuso para el grito irreverente: “¡Viva México, cabrones!

—¿Qué significó esa frase frente al Presidente, en Palacio y a nivel nacional? —se le preguntó.

—Fueron palabras para motivar al pueblo, significa cómo debemos querer a nuestro país: libre de corrupción, de impunidad. Fue como decirles: despierten, cabrones. No es que la dijera mi abuelo, se fue acuñando en el pueblo y yo me atreví a gritarla para sacudir consciencias. El Presidente ni se inmutó, al contrario, al final me felicitó.

Los ideales del general no se plasmaron ni siquiera en su descendencia. Benjamín, el bisnieto, contó las penurias de su vida campirana:

“El campo ha sido abandonado, y queremos que el nuevo Presidente nos haga justicia, que lo rescate, que el campo no se siga convirtiendo en un cementerio, porque es el sustento de la nación. Yo soy campesino, y estoy derrumbado”.

—¿Qué siembra?

—Durante muchos años sembré maíz, pepino y calabaza, pero desde el año pasado nada.

—¿Por qué?

—Porque no tuve dinero y el fertilizante ya está muy caro, no me alcanzó.

—¿Y qué hizo?

—Contratarme como peón.

Como desde hace cuatro años, la familia se reunirá en septiembre para recordar a don Emiliano. Será en Anenecuilco, donde él nació. Hace un año, se reunieron más de 400 descendientes. Este 2019, esperan al menos 500. Lo festejarán con barbacoa, carnitas y música…

Unos 30 familiares del histórico caudillo llegaron con dos ejemplares del Plan de Ayala, aquel con el que Emiliano Zapata desconoció en 1911 al gobierno del presidente Francisco I. Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. Uno, fue obsequiado al Presidente, con la firma de todos los visitantes; en el otro, AMLO escribió una dedicatoria.

Copyright © 2019 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México