
Pedro de Alvarado (Badajoz, 1485-Guadalajara, 1541) fue uno de los españoles que llegó a México con Hernán Cortés hace 500 años, fue el conquistador que ordenó la matanza de los mexicas en Templo Mayor en 1520 y, de acuerdo con el investigador escocés George Lovell, fue un hombre con un perfil psicópata que luchó —sin éxito— para no pasar a la historia como la mano derecha de Cortés.
Crónica presenta una entrevista con George Lovell, profesor emérito de geografía en la Queen’s University, Canadá, quien impartirá la conferencia magistral El papel de Pedro de Alvarado en la conquista de México el próximo 8 de mayo a las 12:00 horas en la Sala de Usos Múltiples de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Cuando los indígenas del país conocieron a este conquistador, lo llamaron Tonatiuh, El Sol, debido al color rubio de sus cabellos y a su gran altura.
— ¿Pedro de Alvarado fue el conquistador más agresivo?
— Hace dos años presenté en México mi libro: Atemorizar la tierra: Pedro de Alvarado y la conquista de Guatemala, 1520-1541, y parte de la tesis es que, no obstante la mala fama que tienen todos los conquistadores, Pedro fue aún más cruel que los demás.
“De Alvarado tuvo características de psicópata e incluso sus propios hermanos y amigos terminaron temiéndole. Cuando presenté el libro una pregunta fue el porqué del título: Atemorizar la Tierra. Pero esas tres palabras son una frase que proviene del propio Alvarado, son palabras dichas por él”, responde George Lovell.
El también Miembro de la Royal Society de Canadá señala que un ejemplo de la crueldad de este personaje es la matanza de 1520 en Templo Mayor, que sucedió en la actual zona arqueológica de la Ciudad de México que lleva el mismo nombre.
José Luis Martínez en el libro Hernán Cortés, narra que después de que las huestes españolas llegaron a México-Tenochtitlán, los mexicas pidieron permiso para celebrar la fiesta de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, mejor conocida como Tóxcatl. Ese permiso se los concedió Pedro de Alvarado a mediados de mayo de 1520.
Sin embargo, mientras los mexicas celebraban, los españoles, por órdenes De Alvarado sacaron sus armas y mataron a los indígenas.
Las fuentes históricas refieren que durante esa matanza, Cortés se encontraba de viaje en las costas del Golfo de México y que Alvarado fue nombrado responsable de lo que sucediera en territorio mexica.
Las consecuencias de que Alvarado ordenara la matanza sin consentimiento de Hernán Cortés fueron: la aprensión del tlatoani Moctezuma, el regreso inmediato de Cortés a Tenochtitlán y el inicio de un enfrentamiento que concluyó con la retirada de los españoles, episodio conocido como la Noche Triste.
“Es decir, en términos mexicanos, Alvarado es culpable de la matanza. Cuando llegó Cortés a Tenochtitlán se enfadó mucho con Alvarado por haber causado y haber arriesgado todo. La famosa Noche Triste fue absolutamente la consecuencia de la matanza, así como la huida de México-Tenochtitlan a Tlaxcala”, comenta George Lovell.
— Una pregunta constante sobre esa matanza es ¿por qué Cortés no castigó a Alvarado?
— Hay que recordar que hubo dos cartas de residencia en contra de Alvarado y que en ese momento en 1519, 1520 y 1521 todo estuvo en movimiento. Pero a partir de la matanza creo que Cortés consideró a Alvarado un riesgo, un peligro para mantener la paz en el proceso de la Conquista en México.
“Mi hipótesis es que cuando Cortés mandó a Alvarado a la conquista de Guatemala en 1524, fue una manera de dejarlo fuera del escenario de la conquista que siguió en México”, indica.
El experto considera que la razón por la que Alvarado fue enviado a Guatemala fue para que Cortés tuviera más tranquilidad de consolidar la Conquista de México ya que su ausencia sería sinónimo de no matanzas ni sublevaciones.
Otro argumento que lanza el profesor de historia latinoamericana en la Universidad Pablo de Olavide, España, sobre la crueldad y el castigo que recibió Pedro de Alvarado es la existencia de una carta que envió Cortés al rey Carlos V desde Honduras donde lamenta no estar en Guatemala para evitar rebeliones indígenas.
“Escribió que lamentaba no ir a Guatemala y tener que regresar a México para luchar contra sus rivales. Escribió que Guatemala tenía muchos problemas, luchas, resistencia y sublevación tras sublevación. Dijo que hubiera sido mejor que él hubiera ido en lugar de Alvarado para no generar revueltas”, precisa.
El geógrafo agrega que los aliados indígenas en Guatemala fueron los cakachiqueles, con quienes Alvarado hizo una alianza en 1524, no obstante, ésta duró seis meses porque Alvarado no supo respetarlos, entonces inició una sublevación de seis años.
“Pedro de Alvarado era un hombre de batalla, un comandante, no era un Cortés con visión y estrategia política de cómo conquistar, vivir y gobernar; Alvarado nunca tuvo esa tendencia”, apunta.
Otra evidencia sobre la ambición De Alvarado que narra el experto es que cuando Hernán Cortés estuvo en Honduras (1524) existieron rumores de que Cortés estaba muerto.
“Fue un rumor, pero en aquel entonces De Alvarado lo creyó pues regresó a México para que en caso de ser cierto, él fuera quien liderara el resto de la conquista de México. Eso obviamente no pasó porque Cortés estaba vivo”, puntualiza.
George Lovell añade en entrevista vía telefónica desde Sevilla que cuando el llamado Tonatiuh llegó a Centroamérica (en 1524) y después de haber visto la belleza, la población y los recursos de México en manos de Cortés, Centroamérica significó para él muy poco.
“Cuando llegaron noticias de los incas y su imperio, muy poca gente sabe que Pedro intentó insertarse en la conquista de Perú, trató de meter mano y quitar la parte actual de Ecuador, la parte norteña de los incas, de quitarle el control a Diego de Almagro y a Francisco Pizarro”, detalla.
Esa misión fue un desastre, por lo que regresó a Guatemala y después a México, indica el académico y adelanta que sobre esta exploración fallida, alista un libro.
“Todos estos son ejemplos del deseo de Pedro de Alvarado por ser mucho más de quien fue. Él quería un México como Cortés, un Perú como Pizarro y Almagro, ésa era su enorme ambición. Entonces, creo que hay que tomar en cuenta todas estas consideraciones comparativas para ubicar a De Alvarado siempre como la mano derecha, nunca el primero, siempre el segundo”, opina.
—¿Le obsesionó a Pedro de Alvarado encontrar oro en Guatemala?, se le pregunta a George Lovell.
—Guatemala tenía bastantes cosas pero no eran suficientes para él, ésa fue la razón por la que intentó conquistar otros espacios como El Salvador, pero tuvo que regresar sin éxito a Guatemala. Su deseo y hambre hicieron que pusiera a trabajar a miles de indígenas cakchiqueles (originarios de Guatemala) lavando oro y exportando el pago del tributo.
El experto en los procesos de conquista en América Latina menciona algo poco conocido: De Alvarado también escribió cartas de relación para el entonces rey de España, Carlos V.
—¿Dónde están esas dos cartas de relación?
—No sabemos dónde están los originales de esas cartas pero hay varias ediciones del siglo XVI… Tenemos dos cartas de él, una de abril de 1524 dirigida a Cortés y otra de julio de 1524. Escribió otras cartas desde Tehuantepec y desde Xoconusco que aún están por encontrarse pero que algunos fragmentos fueron copiados por cronistas como Pedro Mártir.
Sin embargo, apunta, no son cartas como las de Cortés porque Hernán escribió mucho detalle, reflexión y evaluación de la gente, del entorno, del ambiente, del potencial, y de los recursos del México prehispánico.
“Pero si lees las dos cartas de Alvarado ¿qué es lo que encontrarás? batallas, los detalles de cómo fue conquistando territorios, la ruta de la conquista, es decir, esas dos cartas son emblemáticas por los elementos militares, no obstante, es inexistente encontrar en el tono de su escritura la riqueza cultural de los pueblos y su manera de organizar la tierra”, señala.
—¿Pedro de Alvarado tuvo hijos?
—La biografía De Alvarado es la de una figura trágica. Sé que estatuas de Hernán Cortés no existen en México pero hay una estatua de Francisco Pizarro en la ciudad española de Badajoz, es reciente —de 2003—, hecha por un escultor reconocido que también creó una de Pedro Alvarado quien no aparece en un caballo, sólo tiene su casco en mano, sin ninguna espada y tiene una cara triste.
Lovell añade que incluso la postura del cuerpo es nostálgica. “Fue cojo hacia el final de su vida porque en 1524 lo hirió una flecha y él escribió que le avisaran al emperador que una de sus piernas tenía cuatro dedos de ancho porque una flecha se clavó a su pierna y a la pata de su caballo”.
El investigador platica que De Alvarado se casó con la señora tlaxcalteca Luisa de Xiconténcatl y el 22 de abril de 1524 nació su hija Leonor quien de todos los hijos naturales y legítimos del conquistador, es la que más figura en la historia y uno de los libros conocidos en Guatemala sobre ella es La Hija del adelantado, de José Milla Vidaurre.
“Cuando Pedro se fue a Perú fueron con él su esposa Luisa y Leonor, que tenía 9 o 10 años, pero tras el fracaso de la conquista inca, regresaron a Guatemala en 1535 y doña Luisa se murió. Alvarado regresó a España pero no llevó a Leonor porque sabía que no era buena idea llevar una hija e intentar convencer a una duquesa para que se casara con él”, narra.
Tonatiuh se casó dos veces más, con Francisca de la Cueva quien murió en Veracruz y después, con Beatriz de la Cueva, hermana de su anterior esposa.
“Es muy confuso pero con Francisca no tuvo hijos, parece que con Beatriz tuvieron un hijo pero murió en el terremoto e inundación del 11 de septiembre de 1541 que devastó la capital de Guatemala”, señala.
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