
Al mirar el mostrador de pescados y mariscos en el supermercado, es dificil resistirse al bajo precio del filete de basa, pez de origen asiático, que en los últimos años ha puesto en jaque al consumo y producción de peces nacionales, con negativas consecuencias económicas y sanitarias.
Por ello, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) emitió una alerta para prohibir la introducción, diseminación y cultivo de organismos vivos en cualquiera de sus fases de desarrollo de peces asiáticos de agua dulce del género Pangasius, conocidos comúnmente como basa, panga o pez tra, considerados especies exóticas y de riesgo muy alto de invasividad para México.
La Conapesca señala que el Pangasius hypophthalmus se clasifica dentro de la categoría de especies de riesgo muy alto, ya que se han identificado riesgos biológicos, ambientales y ecológicos, ya que afectan a la biodiversidad, además de riesgos sanitarios, relacionados con la transmisión de enfermedades.
Entrevistada al respecto, Ana Isabel González, subcoordinadora de Especies Invasoras de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), dijo a Crónica que el Pangasius genera un alto riesgo no sólo a nivel ecológico, sino económico, ya que los asiáticos (el mercado está controlado principalmente por Vietnam) pueden bajar el precio más de lo que cualquier productor en México lo puede hacer.
“Además, la carga de parásitos posibles que pueden traer es muy grave, y el contenido nutricional tampoco es bueno, tenemos peces mucho más atractivos en México.
“Aunque es una especie que se comercializa bien en el súper, la gente la compra”, dijo la investigadora.
Advirtió que aunque se tengan medidas de bioseguridad, siempre hay riesgo de escape de especies, y una forma es tras ocurrir algún fenómeno natural, como sismos o huracanes.
De acuerdo con la Evaluación de Riesgo por la Introducción de Especies de Bagre Asiático del Género Pangasius para su Cultivo en México, realizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) a través de Roberto Mendoza Alfaro, Sergio Luna y Antonio Arias, la especie se cultiva en granjas de Morelos y Yucatán.
El Estudio indica que la mayor parte de las introducciones de peces exóticos se han llevado a cabo con propósitos de cultivo, lo cual representa una de las mayores amenazas a la biodiversidad debido al posible desplazamiento de las especies nativas por predación o competencia por recursos, interacciones genéticas y transmisión de enfermedades.
Indica que las importaciones de Pangasius han provocado una presión sustancial a la baja en los precios de venta del bagre y de otras especies en México.
Y a manera de ejemplo, el Estudio refiere que en el caso de Tamaulipas, de 54 granjas de bagre que operaban, en 2013 cerraron 20, y las que continuaron en operación lo hicieron a una fracción de su capacidad instalada, con el costo social que implica como pérdida de empleos, migración y reconversión de actividades productivas.
“El crecimiento de la producción ha sido frenado por la fuerte competencia de los productos importados que afectan los precios del producto nacional”, advierte el análisis.
Tras señalar que Vietnam tiene el monopolio del mercado de Pangasius a nivel mundial, el Estudio indica que más allá de las alteraciones en el mercado nacional, está el riesgo ambiental y económico por la presencia de esta especie considerada como exótica invasora.
En algunos países donde se ha introducido, como la India, se han perdido varios cultivos debido a la presencia y resistencia de enfermedades como septicemia hemorrágica bacteriana, abunda el texto.
“También se ha registrado la presencia de trematodos (parásitos) en las branquias y coloración amarillenta de los animales; otro problema importante es el deterioro de la calidad del agua, ya que se han registrado niveles de amoniaco en los estanques de cultivo de hasta 8 ppm (partes por millón)”, señala el Estudio.
En los casos de policultivo con carpas, añade, se ha demostrado que puede dañar a las especie locales, además de que esta especie exótica invasoras compite por el alimento con las especies nativas, además de generar daños a la fauna local debido a sus hábitos predadores.
Señala que en Bangladesh se estudiaron las cualidades nutritivas de las especies nativas y las exóticas y se encontró que el Pangasius era el que menos valor nutricional ofrecía.
Entre los problemas vinculados con el cultivo a gran escala, menciona el Estudio de la UANL, se detectó que parte de los químicos que se utilizan en los contenedores, incluyendo antibióticos y hormonas, se descargan en los ríos, lo que puede afectar a la fauna nativa y posiblemente a las poblaciones de humanos con acceso a esos ríos.
Refiere que en el Pangasius producido en Vietnam que llegó al mercado Italiano se detectaron restos de mercurio y pesticidas.
El Pangasius llega a medir entre 90 y 150 centímetros y debido a su gran tamaño, a menudo es liberado; es omnívoro y parte de su alimentación son restos vegetales, frutas, crustáceos y peces pequeños.
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