Conforme avanzan los días de la llegada del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, nuestra capacidad de asombro comienza a agotarse, porque aunque sus medidas polémicas y “viscerales” se superan una a otra, el factor sorpresa y la incertidumbre son parte de las estrategias diplomáticas contingentes de la comunidad internacional. Sin embargo, los efectos de estas acciones han puesto en evidencia los grandes avances y los saldos de las políticas neoliberales en la era de la globalización.
La Migración Altamente Calificada —comúnmente llamada fuga de cerebros— es uno de los fenómenos de la migración de capital humano especializado, que desde el punto de vista de la ciencia ha permitido grandes avances en diversas áreas del conocimiento, en la investigación y en el desarrollo tecnológico.
Estados Unidos de América es uno de los países que más se benefició de este fenómeno, y durante muchos años sus políticas migratorias permitieron la llegada de estudiantes, profesionistas, investigadores, políticos, artistas, médicos de todo el mundo, que decidieron perseguir “el sueño americano” para contribuir, con conocimiento y talento, en los grandes descubrimientos científicos y tecnológicos, y en la construcción de las empresas más icónicas e innovadoras.
Hoy este gran activo lo ha subestimado el presidente Trump, y las políticas migratorias que pretenden modificar la adquisición de la visa H-1B, que otorga residencia temporal para trabajadores extranjeros, afectarán gravemente a la ciencia y a la investigación.
Desde la semana pasada, más de 125 grandes empresas de Silicon Valley se manifestaron contra el veto migratorio. Apple, Facebook, Google, Intel, Netflix, Airbnb, Ubery Microsoft, Tesla, Adobe, HP y Evernote fueron algunas de las que firmaron la carta donde se explicaba cómo afectará a las empresas tecnológicas dicho veto, haciendo más difícil y más caro a las empresas estadunidenses atraer talento extranjero, negocios e inversiones. Adicionalmente, el día de ayer empresas de la industria farmacéutica y biotecnológica manifestaron su preocupación, porque al menos la mitad de sus trabajadores son foráneos.
Ante estos hechos, es preponderante que los gobiernos hagamos una revisión sobre los beneficios y pérdidas económicas que genera esta migración. Un estudio realizado en el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados reveló que nuestro país ocupa el sexto lugar en el mundo con más migrantes internacionales altamente calificados. Para el año 2000, se calculó que más de 800 mil mexicanos con educación superior residían en Estados Unidos, de los cuales un 6.6% contaba con estudios de posgrado. Entre 1990 y 2005, de acuerdo con el censo de población norteamericano y con la American Community Survey, la población migrante mexicana con escolaridad profesional y posgrado se cuadruplicó, al pasar de 114 mil 522 a 442 mil 960.
Será fundamental, que dentro de las acciones que el gobierno federal implemente ante una posible repatriación masiva, se fortalezcan los programas de Repatriaciones y Retenciones del Conacyt y la Red de Talentos Mexicanos en el Exterior, hoy Red Global MX, se promueva la incorporación de investigadores residentes en Estados Unidos y se aprovechen sus conocimientos y experiencia en las universidades y centros de investigación, con la finalidad de consolidar la formación de capital humanos de alto nivel y su vinculación con los sectores público y privado.
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