
Gilles Deleuze (París, 1925-1995) fue uno de los filósofos franceses más importantes del siglo XX por crear un laboratorio del pensamiento en temas tan diversos como pintura, cine, política y literatura. Este intelectual también fue un ávido lector de Kant, Bergson y Spinoza, y ahora llega a las librerías del país uno de sus libros: Nietzsche.
“En 1965, después de publicar Nietzsche y la filosofía, se le pidió a Gilles hacer una introducción a Nietzsche como parte de una colección de iniciación a la filosofía. Cumplió con eso porque hizo un acceso sencillo y muy inmediato a la obra de Nietzsche. El resultado es este libro”, señaló en entrevista Pablo Ires, editor del sello argentino Cactus.
La publicación incluye una biografía del filósofo alemán que además de mencionar datos familiares, estudios y sus relaciones con el compositor Richard Wagner, el historiador Franz Overbeck, el médico Paul Ree o el músico Peter Gast, Gilles Deleuze plantea la vida de Friedrich Nietzsche (1844-1900) como si creara una gran anécdota haciendo, al mismo tiempo, interpretaciones sobre las facultades creadoras del filósofo.
“Es muy valiosa la existencia de este tipo de introducciones porque hay lecturas de juventud de Nietzsche obligadas, recuerdo que en mis 20 años fue una referencia ineludible Así habló Zaratustra, que por sí mismo es una obra de formación. Pero el libro escrito por Deleuze nos sumerge en el pensamiento de ambos filósofos”, indicó.
En opinión del editor, el libro que publica Cactus no es para entender el trabajo de Nietzsche, sino para ofrecer nuevas miradas a su pensamiento.
“La obra de Nietzsche sí presenta una complejidad pero no porque es una filosofía pesada, Nietzsche le apostó a una filosofía de ligereza. La complejidad viene del carácter multiforme de Nietzsche porque a veces se expresa en aforismo, a veces en leyendas, a veces es un libro más clásico de filosofía y además se mete con cuestiones muy profundas, muy de fondo, en otras ocasiones hace lecturas de los griegos”, explicó Ires.
Uno de los planteamientos que hace Gilles Deleuze es: ¿En qué sentido la enfermedad —o incluso la locura— está presente en la obra de Nietzsche? A manera de respuesta el autor francés destaca que Nietzsche jamás concibió la filosofía como algo que pudiera provenir del sufrimiento, del malestar o de la angustia.
“El arte de desplazarse entre salud y enfermedad, mientras Nietzsche pudo conservarlo significó que la locura puede ser interior a la obra, es decir, un insumo positivo para la obra”, destacó Pablo Ires.
Por eso, el autor de Así habló Zaratustra y La genealogía de la moral, añadió, mantuvo una relación con la locura.
“Deleuze lo dice de una manera muy bella: Nietzsche perdió ese arte de desplazarse entre salud y enfermedad que le permitía desde la enfermedad llegar a los conceptos más sanos, desde la salud arribar a esos conceptos turbios y mezclados. La locura salió de la obra y fue el final de Nietzsche, fue triste a nivel de su cuerpo”, comentó.
El filósofo francés, que en 1969 fue invitado por Michel Foucault (1926-1984) a integrar la Universidad de Vincennes-París VIIII, también plantea en el libro que en Nietzsche todo es máscara.
“El segundo punto que hay en el libro es la máscara, cómo el filósofo necesita usar la máscara de aquello que quiere abandonar, con lo que quiere romper, por eso la religión es un punto importante. Las máscaras también son los personajes de Nietzsche que adopta para dar cuenta de la transvaloración, de las pequeñas revoluciones que se hace sobre sí mismo y sobre la realidad circundante”, señaló el editor.
Las trasformaciones siempre implican pasar por aquello que se quiere romper, añadió, y por eso Deleuze enumera a personajes creados por Nietzsche: Ariadna, Zaratustra, Dionisio, el hombre más feo que mató a Dios, el hombre de la ciencia, y un amplio bestiario: el asno, el león, la serpiente, la araña.
“La editorial tiene una fuerte impronta filosófica pero no es filosofía pura, nuestros libros hacen cruces con la música, la pintura, el cine, la danza y otras ciencias duras, como la biología, la etología, el psicoanálisis”, señaló el editor Pablo Ires.
La apuesta de este sello es despertar la reflexión política. “Los autores que publicamos fueron lecturas marginales cuando las cosas parecían tener un orden en el siglo XX, con cierto triunfo de la razón, con la idea de progreso pero cuando todo eso se desplomó, muchos empezaron a buscar qué había quedado, qué fue necesario purgar para erigir esa ficción de orden y certidumbre. El pensamiento en su esencia profunda siempre implica un desborde, creación y una relación con la locura”, destacó.
Cactus tiene colecciones, la primera es Clases que considera a los talleres y cursos como un oficio de la filosofía.
“Está compuesta por las clases de Gilles Deleuze, ya tenemos 12 volúmenes publicados que van desde la lectura que hizo de filósofos como Spinoza, Kant o Rousseau, incluimos tres volúmenes sobre cine, otros sobre pintura donde reflexiona sobre Paul Cézanne y Eugene Delacroix. Otro hito de esta serie son las clases de Deleuze sobre Michel Foucault”, indicó.
La otra colección es Perenne que reúne a autores ya fallecidos del siglo XVII hasta principios del XX, es el caso del teólogo italiano Giordano Bruno, el francés Premio Nobel de Literatura 1921, Henri Bergson, a los pintores Paul Klee, Cézanne, Delacroix, al cineasta Jean Epstein y al biólogo Jakob von Uexkull.
Sobre la serie Occursus, el editor destacó la publicación de libros del filósofo francés David Lapoujade, el psicoanalista Félix Guattari, el filósofo René Schérer y el psiquiatra infantil Stéphane Nadaud.
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