Metrópoli

Ruta de la Amistad, olvidado recuerdo del 68

La mayoría de las esculturas —19 montadas al sur de la CDMX—, continúa en su sitio original. Unas están deterioradas y otras fueron adoptadas por algunas empresas.

Monumento urbano
Monumento urbano Monumento urbano (La Crónica de Hoy)

Medio siglo después la Ruta de la Amistad, creada para transmitir un mensaje de unidad y paz durante los Juegos Olímpicos de México, sigue en pie pese a que por la urbanización casi pasa desapercibida.

La mayoría de las esculturas —19 montadas al sur de la Ciudad de México— continúan en su sitio original, unas “adoptadas” por empresas privadas, es decir que ellos les dan mantenimiento; otras olvidadas y deterioradas, puesto que ni siquiera las limpian para continuar con su esplendor.

La Ruta de la Amistad, con sus 17 kilómetros de arte público a gran escala, se proyectó, bajo impulso de Pedro Ramírez Vázquez y Mathias Goeritz, y se ha quedado con las ganas de una declaratoria patrimonial del INBA.

Los integrantes del patronato Ruta de la Amistad aseguran que hay desinterés de las autoridades del instituto.

En el concepto original, las obras llenas de matices aparecían sembradas cada kilómetro y medio sobre dos distintos paisajes: el primero en un valle de piedra volcánica y resultado de la emanación del Xitle dos mil años atrás. El Segundo sobre campos rurales de siembra y pequeñas lagunas, características naturales de Xochimilco.

De esta manera, el arte moderno salió a las calles y los espectadores disfrutaron de este invaluable contexto artístico donde cada espectador interpreta su sentir. El recorrido se apreciaba como un camino de geometrías y colores que comunicaban los distintos escenarios olímpicos.

La Ruta de la Amistad quedó en total abandono durante 25 años en los que afrontó un sinnúmero de agresiones, incluyendo severas afectaciones por el rápido crecimiento urbano.

Para salvar a la Ruta se decidió hacer una restauración obra por obra. A través del proyecto Adopte una Obra de Arte, se invitó a instituciones privadas y públicas a participar donando los recursos para la restauración y conservación de las piezas en un fideicomiso creado ex profeso para este proyecto.

Es así como los monumentos Las Tres Gracias, Tertulia de Gigantes, Hombre de Paz, el Sol Poniente y México, fueron adoptadas por empresas y embajadas como Bancomer, American Express, Pirelli, Adidas y Perisur.

Sin embargo, no todas corrieron con la misma suerte y están olvidadas y sin recibir mantenimiento.

EN RIESGO. La Ruta de la Amistad enfrentó el peligro de su desaparición a mediados de la década de los 70, hecho que afortunadamente no ocurrió.

En 1994 se fundó el Patronato Ruta de la Amistad A.C., cuya finalidad se basa en la preservación altruista de las piezas que componen este corredor artístico.

En el 2008, la ruta enfrentó un nuevo riesgo, el inicio de la construcción de la Autopista Urbana Sur (un tramo elevado sobre el Periférico Sur), la cual amenazó con dañar y condenar al olvido a las esculturas que quedaran atrapadas bajo el nuevo distribuidor vial.

El sentido de urgencia ante el avance de la obra, obligó a reubicar varias piezas en una compleja maniobra de ingeniería.

El traslado de 10 obras de la Ruta de la Amistad fue avalado por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), pero la incógnita que surgió fue establecer la ubicación de las esculturas; se propuso trasladarlas al Circuito Mario de la Cueva dentro de la UNAM, lo que aseguraría su preservación, mientras que su entorno sería muy parecido al que tuvieron en el año 1968.

Sin embargo, se ideó colocar a la nueva ruta en dos tréboles viales, Periférico e Insurgentes y Periférico con Viaducto Tlalpan (véase los mapas de distribución), zonas que no han sido afectadas por construcciones y en las que se trabaja en conservar los Jardines Nativos del Pedregal.

En el 2011 fue reubicada la escultura El ancla, seguida por la de Señales, Las Tres Garcías, Muro Articulado, Sol y Janus; la primera pieza que fue movida y rescatada fue la estación 7 Hombre de Paz del escultor italiano Constantino Nivola.

En 2012 el organismo internacional World Monuments Fund, sumó su labor para preservar la ruta, obligando a las autoridades de la ciudad a realizar un plan para el rescate del patrimonio afectado.

Actualmente se trabaja en la restauración y traslado de las obras restantes; la Nueva Ruta de la Amistad ha vuelto a ofrecer a la sociedad los elementos escultóricos de la olimpiada de 1968 en un espacio único y público, así también, se incorporaron acciones ecológicas y culturales.

ESTILO GRIEGO. Carlos Alberto Alvirde, quien fue uno de los encargados en el año 68 de supervisar la construcción de La Ruta de la Amistad explicó a ­Crónica que cada escultura representa una estación, “se quería retomar aquellas olimpiadas griegas, donde la cultura era también algo fundamental, y así nació el año de la Olimpiada Cultural y las dos semanas de juegos atléticos”.

De la misma manera comentó que en dicha Olimpiada Cultural se propusieron 20 eventos en distintas disciplinas como: danza, música, poesía, escultura y pintura infantil, ciencia, entre otras más. “Prácticamente todos los países del mundo aportaron lo mejor de sus culturas”, añadió Alvirde.

La Ruta de la Amistad inicia a las afueras de Ciudad Universitaria, con la escultura El hombre corriendo realizada por Germán Cueto y termina con la Osa Mayor, diseñada por Mathias Goerttz y que está afuera del Palacio de los Deportes.

La mayoría de estaciones se encuentran cercadas, para evitar que se dañen o vandalicen y hasta el momento se ha logrado ese objetivo, pero las que se encuentran descuidas son Sol que representa a Japón, pues se encuentran con grietas en varias partes de su estructura; y Señales que representa a México y era la primera estación en 1968, que también presenta fracturas en su superficie.

Los países participantes fueron Checos­lovaquia, Bélgica, Austria, Polonia, Estados Unidos, España, Japón, Holanda y Australia.

“Algunas las hemos podido salvar y también hemos visto el trabajo de quienes patrocinan a estas esculturas para cuidarlas, y esperemos así continúe porque éstas no son sólo esculturas para adornar, representan cultura e historia que no se debe olvidar y esperemos pronto tengamos quienes cuiden al resto que están sin patrocinador”, comentó el patronato.

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