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Se dispara precio de la tortilla en todo el país

Además del repunte en el precio del gas, industriales denuncian supuesta escasez de maíz provocada por acaparadores y especuladores, y escalada en el valor de tonelada del maíz y harina

Se dispara precio de la tortilla en todo el país

Se dispara precio de la tortilla en todo el país

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El precio de la tortilla, alimento básico de las familias mexicanas, se ha disparado en días recientes en casi todos los estados del país, de acuerdo a un sondeo realizado por Crónica.

En la mayoría de los casos, el aumento va de 2 a 3 pesos. Sin embargo, se detectaron incrementos desmedidos en algunas tortillerías de Tabasco, donde el kilo se ha ofrecido a cuatro pesos más: de 16 a 20 pesos; en Guerrero, y de manera específica en Acapulco, donde ha pasado de 18 a 23 pesos; en Durango, de 14 a 18 pesos, y en Sinaloa, donde algunos establecimientos de Los Mochis lo subieron de 12 a 20 pesos. De manera paradójica, el territorio sinaloense es el principal productor de grano de maíz.

El mayor precio se ha registrado en Baja California: aunque en promedio ha ido de 19 a 21 pesos, hubo locales en los cuales se ha vendido hasta en 25 pesos.

En otras entidades se ha anunciado el alza a partir de este 1 de marzo.

“El valor del kilo de tortilla ha comenzado a oscilar entre los 16 pesos y hasta 22 o 23 pesos, en especial en la parte occidente del país: Colima, Jalisco, Michoacán y otras franjas costeñas, donde es complicado conseguir maíz. En Colima, por ejemplo, estaba a 15 pesos, a 16 por caro, y ahora está en 19. Yo, que también vendo maíz, lo he constado, y desafortunadamente los mayores aumentos se han dado donde más pobres hay”, describió a este diario Guillermo Martínez Lucatero, presidente de los Industriales de la Masa y la Tortilla en Colima, y quien también coordina un grupo de productores de maíz.

Este reportero charló con líderes tortilleros de diferentes regiones de la República para conocer el trasfondo de esta problemática, en tiempos de apremio como los actuales, tanto en el renglón sanitario como en el económico.

Además del repunte en el precio del gas, hubo una coincidencia: la supuesta escasez de maíz, provocada, dijeron, por acaparadores y especuladores, lo cual a su vez ha derivado en una escalada de la tonelada de maíz, cuyo precio supera hoy los 7 mil pesos cuando hace unos meses fluctuaba entre 4 y 5 mil; y de la harina de maíz, con aumentos de entre 650 y mil 500 pesos, para situarse en diferentes puntos del país hasta en 15 mil pesos.

“Maseca y Minsa, que tienen el monopolio de la harina, lo que siempre han hecho es acaparar el maíz. Se lo compran barato a los campesinos de todas las regiones de México y lo desaparecen del mercado”, señala José Enrique Yáñez, presidente de los industriales de la Masa y la Tortilla en Tamaulipas.

-¿Cuánto le pagan al campesino? -se le pregunta.

-Hemos documentado casos en los que les vienen pagando 2 mil 500 la tonelada. Y ahora, en el mercado, sobrepasa los 7 mil. Es una voracidad.

-¿Cómo puede darse este panorama cuando la situación financiera de las familias es crítica?

-Es que no tienen escrúpulos. Esas empresas nacieron subsidiadas por el gobierno. Había una harinera estatal y hasta la cerraron para favorecerlas.

Según Antonio de la Torre, presidente de la Unión Nacional de la Industria de la Masa y la Tortilla y dirigente del gremio en Durango, la producción de maíz en Sinaloa (correspondiente al ciclo otoño-invierno) fue de 5 millones de toneladas, “y en qué cabeza cabe que en 2 meses ya no había. La Secretaría de Agricultura debe saber dónde está ese maíz, no es posible que especulen con el argumento de los precios internacionales, dizque con la bolsa de Chicago. Y lo mismo ocurrió con la producción del Bajío (ciclo primavera-verano y cuya cosecha comenzó apenas entre noviembre y diciembre pasado), de una proporción similar. ¿Acaso se llevaron el maíz a Estados Unidos o China?, ¿o dónde lo tienen? La autoridad lo sabe”.

En Sinaloa, asegura, harineras y comercializadoras compraron la tonelada a 4 mil 100 pesos. ¿Por qué en unos meses subió 60, 70 por ciento? Ese dinero no quedó en los agricultores, sino en los intermediarios. El llamado que le hacemos al presidente es que acabe de una vez por todas con la especulación. Maseca y Minsa nos tienen con un pie en el pescuezo, principalmente a los pequeños tortilleros. Cuando estaba en campaña él nos dijo que esto se iba a acabar”.

PROMESAS INCUMPLIDAS. El abril del año pasado, cuando habían transcurrido escasas semanas del inicio de la pandemia de COVID-19, también se cimbró a la población con un incremento. El día 7 de ese mes el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció: “El señor Juan González, de Maseca, ofreció que no va a aumentar el precio de la harina de maíz para que no suba el precio de las tortillas. Es una buena noticia que no haya carestía”.

“Salieron con bombo y platillo -recuerda de la Torre Carlos-. Y se comprometieron a no subir el precio hasta pasar la pandemia. Hoy la enfermedad no se ha acabado, seguimos en un momento difícil de salud y economía familiar. Cómo es que el duopolio harinero compra la tonelada de maíz a 4 mil y vende la tonelada de harina a 15 mil pesos, si el dólar no ha subido, la gasolina se ha mantenido y la electricidad también. De un kilo de maíz sólo desperdician el 5 por ciento, pero ese desperdicio se lo venden a los ganaderos más caro de lo que compran el maíz, es un negocio redondo”.

“El señor Sheffield, de la Profeco, nos pide a nosotros que presentemos costos de producción. ¿Y a los harineros por qué no les piden nada? Están engañando al presidente. Durante la inundación de Tabasco, por ejemplo, lo engañaron regalando harina de maíz, pero por debajo del agua hubo intentos de subir la tonelada”.

De acuerdo con datos del INEGI, en el país operan 120 mil tortillerías -incluidos alrededor de 35 mil molinos-. Sin embargo, los industriales hablan de otros 25 mil o 30 comercios informales. Hay organizaciones como la Unión Nacional de Tortilleros y Molineros, la cual refiere hasta 200 mil establecimientos del ramo en todo el territorio nacional. La mayoría, pequeños y medianos.

Pese a la disparidad de los registros, hay una coincidencia: sólo el 40 utiliza harina para hacer las tortillas; el otro 60 por ciento recurre de manera directa al maíz (proceso mixto o nixtamalizado). La realidad se agrava porque, tras el acaparamiento de las harineras, el grano disponible es disputado por un grupo reducido de maiceras o comercializadoras como Cargill, Granos de Sinaloa, Gramosa y Cedillo, las cuales también justifican el sobreprecio por la cotización del maíz en bolsas de valores extranjeras.

“Lo peor es que el maíz se irá todavía más arriba -alerta Martínez Lucatero-. El del ciclo primavera-verano (Bajío y Jalisco), que apenas salió en diciembre, se está agotando. Para finales de marzo, ya no habrá. Estamos en crisis, porque faltan más de 2 meses para la producción de mayo, en Sinaloa. Si el gobierno no interviene, la tonelada podría alcanzar los 8 mil pesos”.

“El presidente dice que primero los pobres, y los principales consumidores de tortilla son ellos, y hoy es muy triste ver a gente que no tiene ni para un kilo de tortilla, u otra que antes llevaban 2 y ahora sólo 1, porque no tiene para más”…