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¿Se rasca en otoño? Mejor revise la cabeza de su hijo

6 millones de mexicanos pudieron verse afectados entre 2016 y este año ◗ El temor a la exclusión (niños que no dejan entrar a la escuela o burlas) hacen que muchos papás y mamás opten por ocultar el problema◗ No se trata de un problema de limpieza, nuestra convivencia diaria favorece la propagación del piojo

Niño rascándose la cabeza
Niño rascándose la cabeza Niño rascándose la cabeza (La Crónica de Hoy)

Si en esta temporada de otoño, usted observa que su hijo o hija, se rasca con insistencia la cabeza, le dice que siente que algo le camina en su cabecita, ¡hágale caso por favor! Revíselo, puede ser pediculosis o infestación por piojos.

Estamos en una de las dos épocas del año, primavera y otoño, en la que el problema de piojos comienza a convertirse en un verdadero dolor de cabeza, tanto por las molestias y comezón que producen en los menores, como la dificultad para deshacerse de estos pequeños parásitos que se alimentan de la sangre humana.

La rápida propagación de estos animales ocasionó que el año pasado hubiera una especie de epidemia, se estimó que seis millones de personas, adultos y niños, tuvieron piojos. Las cifras menos optimistas hablan del doble de casos, pero se trata de datos que no han podido ser consolidados y validados oficialmente.

Es el peor enemigo de niños, pero sobre todo de niñas y de manera particular aquellas quienes gustan de tener el cabello largo y –lamentablemente– las escuelas son el lugar ideal para que los piojos se propaguen de manera rápida.

Es importante señalar que no importa si la escuela es pública o privada, pues en todas registra el problema. No es un asunto de estratos sociales, ni poder económico, cualquier persona en cualquier lugar puede tenerlos por haberse contagiado y contagiar después a los demás por prestar un cepillo, un peine, una gorra, un gorro, una bufada o la simplemente por la cercanía de las cabezas en algún momento.

Pero es de primera importancia que si usted tiene la sospecha, que su hijo o hija se rasca la cabeza con demasiada frecuencia, incluso con mucha ansiedad, comience por revisarle la nuca y la parte trasera de las orejas.

Antes se pensaba que las personas que tenían piojos era porque no tenían una higiene adecuada. Esto es falso.

“Hoy sabemos que la pediculosis, puede afectar a cualquiera. Los piojos son, digamos, bastante democráticos, no les importa la edad, mucho menos hace diferencia entre escuelas públicas o particulares”, señala la doctora María Guadalupe Ortíz Pedroza, especialista en dermatología por el Hospital General Doctor Manuel Gea González.

En entrevista con Crónica, la también integrante de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), sostiene que tener piojos “de ninguna manera debería ser motivo de orgullo, pero tampoco de vergüenza, es algo que a cualquier persona le puede suceder, en cualquier lugar, hoy en día es casi como tener una gripe, a cualquiera le da, sólo que en esto pues se nota porque te da comenzón en la cabeza”.

Y menciona el miedo a la exclusión que podría generar: “es un problema que por lo menos en las escuelas, padres o madres de familia no revelan, porque no dejan que sus hijos entren al plantel”.

Incluso, hay quienes se ponen renuentes a que sus hijos sean revisados de sus cabecitas porque argumentan que es bullying, “pero no se deben enojar; lo único que se está evitando es precisamente si los niños se están contagiando”.

El grave problema de pediculosis que se registró el año pasado, agrega la doctora Ortiz Pedroza, todavía está teniendo cierto impacto este año, aunque reconoce, aun no se tienen estimaciones exactas de cuántas personas se vieron afectadas.

 Cuando el piojo muerde, inyecta una especie de saliva, que es lo que provoca la comezón y lo que le va a permitir seguir chupando la sangre. Es ese el mecanismo que usan para garantizarse el alimento.

 Vive en promedio dos a tres semanas, el problema es que una sola semana la hembra puede poner hasta diez huevecillos diario. En cinco días, esas liendres se van a convertir de nuevo en piojos.

 El piojo puede vivir hasta tres días fuera de la cabeza. Puede quedarse en la almohada, en la ropa de cama, en la ropa diaria, en bufandas, en gorros. Por ello está latente el riesgo de  volverse a llenar de estos animales o incluso contagiar al amiguito o la amiguita con el que, como es muy común en edades tempranas, se preste la gorra, la bufanda, o con el que se juega y juntan sus cabecitas. Esa  forma de convivencia normal es la que aprovecha el piojo.

La doctora Ortíz Pedroza advierte el cuidado que se debe tener con los remedios caseros, no son del todo convenientes, tal vez algunos de estos pudieran funcionar porque terminan ahogando al piojo o en el peor de los casos lastimar el cuero cabelludo, pero quedan las liendres.

Lo más conveniente es acudir con un especialista, hay medicamentos que funcionan muy bien complementándolos con alguna sustancia para la cabeza y que matan al piojo sin poner en riesgo a las personas y las liendres eliminarlas con peines especiales para evitar que el problema vuelva a presentarse.

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