Escenario

Sicario: Día del soldado - Sin temor a la violencia

Se trata de Tierra de nadie: Sicario (2015) una película tratada con una destacada sensibilidad si pensamos que aborda el tema de la guerra contra el narcotráfico en la frontera de Estados Unidos y México.

(La Crónica de Hoy)

En los últimos cinco años el canadiense Denis Villeneuve ha colocado su nombre en la cima de la industria de cine. Después de haber realizado su obra maestra La mujer que canta (2010), las puertas de Hollywood se abrieron y él sacó provecho para hacer filmes memorables como Intriga (2013), La llegada (2016) y, el más popular de todos, Blade Runner 2049 (2017). Pero hay uno de sus trabajos que es mucho más discreto mas no por eso menos importante.

Se trata de Tierra de nadie: Sicario (2015) una película tratada con una destacada sensibilidad si pensamos que aborda el tema de la guerra contra el narcotráfico en la frontera de Estados Unidos y México. Aquella obra se movió entre el thriller y drama policiaco en la historia de una mujer idealista (Emily Blunt) que en una misión llega a cuestionarse sus convicciones sobre la guerra contra los narcos y los límites de la ley.

El filme destacó no sólo por su agilidad en la pantalla, sino por una destacada puesta en escena y trabajo técnico que llegó a alcanzar tres nominaciones al Oscar, entre las cuales estaba la de fotografía. Además, en lo argumental fue llamativa por la brutal y compleja manera de abordar el tema. Sin duda un trabajo exquisito.

Sin haber sido hecha para tener una secuela llega a tenerla. Es Sicario: Día del soldado en la cual vuelven a adentrarse en el tema de la lucha contra el narcotráfico en la frontera, en una misión en la cual descubren que los cárteles comienzan a traficar con terroristas. Para hacer frente a esta guerra, el agente federal Matt Graver (Josh Brolin) vuelve a hacer equipo con el volátil Alejandro Gillick (Benicio del Toro), tal y como lo hizo en la primera entrega.

Esta secuela no fue dirigida por Denis Villeneuve sino por el italiano Stefano Sollima, un cineasta que después de haber llamado la atención del mundo a principios de milenio con su perturbador cortometraje Zippo (2013) comenzó a hacer carrera en series de televisión enfocadas al género policiaco hasta que su regreso triunfal al cine se dio con Suburra (2015).

Ahora es él quien da el salto a Hollywood para retomar la historia de Villeneuve. El problema es que parece que él mismo entendió de otra manera la estética y no tiene la misma habilidad argumental. Apuesta por hacer una película dura pero mucho más violenta y tensa, sin tanto esmero estético y mucho menos reflexiva. Más aún, comete el error de querer entrar en el mercado de Hollywood con fórmulas hechas y, sobre todo, hace un filme en el que la moral es su punto débil.

Lo que vale mucho la pena es el malabar de las escenas de acción que hay en el filme y también las imponentes actuaciones de Brolin y Del Toro, a los que se les nota disfrutaron de esta entrega. La película sí está muy bien calificada en emociones, pero no así en inspiración.

Sé que hay actores y actrices como Melissa McCarthy que tienen un séquito de seguidores fieles. Aún no entiendo por qué, si la mayoría de sus personajes están hechos con calca pero en diferentes contextos. Siempre me ha parecido que el tipo de humor que maneja es demasiado simple y vacío, y salvo su actuación en St. Vincent (2014), no encuentro en su filmografía un trabajo decoroso. Ahora regresa a la pantalla grande con el personaje de Deanna, un ama de casa que cuando su esposo repentinamente la abandona decide volver a la universidad: ingresa en la misma clase y escuela que su hija, que no está completamente convencida de la idea. Sumida en la experiencia del campus, Deanna, cada vez más abierta, abraza a los chicos de la libertad, la diversión y la fraternidad según sus propios términos, y se encuentra en un año de último año que nadie esperaba. Es una de esas películas que parecen tener algo de frescura por algunos personajes simpáticos, pero que en el fondo no puede ocultar su mediocridad. Bajo su propio riesgo.

El cineasta chileno Sebastián Lelio recién hizo historia al darle a Chile el Primer Oscar (y el tercero para Latinoamérica) en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa, gracias a su trabajo en Una mujer fantástica. Mientras este filme el año pasado conquistaba los corazones del mundo, él ya se encontraba en el lanzamiento de su nuevo filme y debut en el cine angloparlante que llega, por fin, a salas nacionales. De nueva cuenta Lelio utiliza su capacidad de entender la sensibilidad de las mujeres en sus desafíos más íntimos. Ahora nos presenta a Rachel Weisz y Rachel McAdams como las protagonistas de la siguiente historia: Una mujer que se crió en una familia ortodoxa judía regresa a su hogar con motivo de la muerte de su padre, un rabino; la controversia no tardará en aparecer cuando ella comienza a mostrar interés por una vieja amiga del colegio. Un cautivador retrato sobre la libertad sexual, el amor y la espiritualidad, que si bien no alcanza a tener el impacto emocional de sus filmes chilenos, por su abuso de formalismo, sí alcanza un disfrutable nivel de ternura.

Copyright © 2018 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México