Fincó su fortaleza en su cercanía a las posiciones de la 4T; esa relación quedó erosionada, es investigado por la UIF y ahora está al borde de ser evaluado por sus pares en el Tribunal para decidir si es conveniente que lo siga conduciendo
José Luis Vargas es un hombre solo. Era el proamlista en muchas discusiones, algunas ríspidas, al interior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y ahora está a punto de ser evaluado como presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que no tendrá resultados sorpresivos, pues cinco magistrados están inconformes con su conducción y sus formas toscas de actuar cuando se sintió respaldado por la 4T. O más reciente,el intento de que cada magistrado le presentara su intención de voto y argumentos antes de cada sesión.
Dentro del Tribunal, en ese mismo contexto de apoyo desde el exterior, mandó incluso a mucho personal del Tribunal a pasar por polígrafo para “detectar” quien hacía información de su actuar.
El apoyo de la 4T terminó por desgastarse hasta que finalmente los ojos de Santiago Nieto cayeron sobre él y lo señaló por enriquecimiento.
Ayer, al menos cinco magistrados llevaron un punto de acuerdo al pleno del Tribunal para iniciar el proceso de evaluación de su presidente. Vargas no aguantó más y vociferó que se trataba de un golpe de Estado y forzó un receso en la sesión.
Los magistrados solicitaron formalmente, por escrito, que la sesión no quede inconclusa. Saben ya que Vargas no quiere reanudarla ni quiere verse destituido.
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