Opinión

VII Congreso Iberoamericano de Cultura

VII Congreso Iberoamericano de Cultura

VII Congreso Iberoamericano de Cultura

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Esta semana se realiza de manera virtual el VII Congreso Iberoamericano de Cultura con México como país anfitrión, y que es organizado de manera conjunta por la Secretaria General de Iberoamérica (SEGIB), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Secretaria de Cultura de nuestro país. Cuenta además con la participación activa de los ministros de cultura de los 22 países de la región.

Los resultados de este congreso, que tiene como tema principal reflexionar sobre los vínculos entre la cultura y el desarrollo sostenible, serán presentados el próximo año en la Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica, que tendrá a Andorra como sede, y que muy probablemente habrá de realizarse por igual en formato digital.

He tenido el privilegio de colaborar en este congreso como curador de sus contenidos e invitados —académicos, artistas y funcionarios culturales de las cuatro subregiones que conforman el Espacio Cultural Iberoamericano— y a quienes se les convocó para reflexionar a partir de seis ejes temáticos que resumen los retos para las políticas culturales de nuestro tiempo.

Con este fin elaboré una serie de preguntas que pueden ayudar a orientar la discusión y que comparto ahora con los lectores con el ánimo de continuar este debate.

1. Ciudadanía cultural para el Desarrollo Sostenible.

En las últimas dos décadas casi todos los países del espacio iberoamericano han integrado el derecho a la cultural en sus cartas constitucionales ¿Cómo han sido los procesos legislativos para crear las leyes secundarias que organizan e instrumentan este derecho?

¿Cómo conviven y se entrecruzan los derechos culturales en nuestras sociedades, con las legislaciones que garantizan y protegen a las lenguas y las culturales de los pueblos originarios?

¿Podemos imaginar un nuevo concepto referido a la ciudadanía digital, como una extensión de la ciudadanía cultural del siglo XXI, en el ánimo de garantizar el acceso universal a los bienes y servicios culturales de la era digital?

Las 5 Convenciones Culturales de la UNESCO de la UNESCO, emitidas a lo largo de cinco décadas, entre 1954 y 2005, ¿Abarcan en sus múltiples lineamientos todos los aspectos a considerar hacia la construcción de una ciudadanía cultural para el siglo XXI? ¿Necesitamos una nueva Convención de la UNESCO que refiera a los retos del presente en materia de derechos culturales y ciudadanía cultural-digital?

2. Institucionalidad de la Cultura para el Desarrollo Sostenible.

La creación en Iberoamérica de instituciones públicas para la cultura –a nivel ministerial, como consejos nacionales o provinciales– que se ha presentado a lo largo de las últimas décadas ¿Ha contemplado mecanismos estables para la inclusión en la toma de decisiones de las comunidades artísticas de nuestros países? ¿Se han fomentado y fortalecido en estos últimos años los vínculos entre gobierno y sociedad civil para el sector cultural?

En la mayoría de nuestros países, la institucionalización de las políticas culturales reconoce las diversas esferas territoriales para su instrumentación: de lo federal-nacional, a la provincial-estatal, a lo municipal-local. ¿Hemos logrado integrar plenamente esta dimensión múltiple de lo territorial en nuestros planes nacionales de cultura? ¿Cuánto pesa aún la herencia centralista en la planeación y ejecución de nuestras políticas públicas para la cultura?

Reconocer a la cultura como un aspecto transversal e intrínseco del Desarrollo Sostenible, demanda un nuevo acercamiento deontológico que replantee los ámbitos de acción de las instituciones culturales de nuestro tiempo. Además del fomento a la creación, la difusión, la formación artística, la protección del patrimonio, la creación de infraestructura, la instrumentación de políticas públicas para garantizar los derechos culturales de nuestra sociedades, la cultura comunitaria, y los diversos aspectos que enmarcan la acción institucional de la cultura en el presente ¿Cómo redefinir y ampliar la vocación, el mandato, el alcance y el impacto de nuestras instituciones culturales en el siglo XXI?

En la mayoría de nuestros países la instrumentación de políticas públicas para la cultura desde las instituciones de gobierno, ha mantenido en todo momento un vínculo indisociable con el acceso efectivo a los recursos públicos ¿Cómo construir, desde el ámbito institucional, nuevos modelos de financiación? ¿Cuál es el estado actual de la relación entre el sector público, el sector privado y el sector social de nuestros países, para la financiación de la cultura?

3. Dimensión Económica de la Cultura para el Desarrollo Sostenible

¿Cuál es el estado actual de las mediciones del impacto del sector cultural en las economías de Iberoamérica? ¿Hasta dónde la creación de cuentas satélites para la cultura ha logrado visibilizar y cuantificar dicho impacto?

¿Cómo compatibilizar la dimensión cuantitativa del impacto cultural en las economías de la región con los valores y las aportaciones de lo intangible y de lo inmaterial? ¿Cómo reconocer o medir el impacto de la diversidad y de la interculturalidad como motores del Desarrollo Sostenible?

¿Está preparada la región para competir en los mercados globales de la circulación de bienes y servicios culturales para la era digital?

¿Qué orden de prioridad debería considerase en el diseño de políticas públicas para el sector cultural orientadas a la atención de cuatro demandas emergentes de la comunidad de creadores: la generación inmediata de empleos en el sector; el fortalecimiento y la mejoría de las condiciones laborales ya existentes para los creadores y artistas; la creación de nuevos mecanismo fiscales de estímulo a los

ecosistemas de la creatividad; y el acceso a esquemas de seguridad social y de ahorro para el retiro de la comunidad cultural?

¿Cuáles son los avances en la región para la instrumentación de la Agenda Digital Cultural para Iberoamérica, desde que en 2014 se determinó su lanzamiento en la Cumbre Iberoamericana de Veracruz? ¿Hasta dónde hemos logrado insertar la cultura iberoamericana en las redes mundiales de información?

4. Dimensión Social de la Cultura para el Desarrollo Sostenible
A pesar de la riqueza y la diversidad de la producción cultural en nuestra región, y tomando en cuenta todos los indicadores del impacto de la cultura en el desarrollo de nuestras economías ¿Hemos logrado realmente que las políticas culturales reviertan, o al menos reduzcan, la enorme brecha de la desigualdad
social en Iberoamérica?

Las políticas culturales han demostrado ser un detonador efectivo, creativo y poderoso en Iberoamérica para la restitución del tejido social, la resolución de los conflictos, el diálogo democrático e inclusivo y la convivencia pacífica. Sin embargo los índices de violencia en algunos puntos específicos de la región

siguen siendo alarmantes. ¿Qué acciones se pueden emprender desde las políticas culturales de nuestros países para asegurar una reducción efectiva de la violencia y de la inseguridad?

En el siglo XXI, y en especial la segunda década recién concluida, se han visibilizado y agudizado temas de la agenda social vinculados a las reivindicaciones de los grupos feministas, las comunidades LGTB+ y otros sectores tradicionalmente marginados. ¿De qué manera las políticas y las instituciones culturales de nuestra región están respondiendo y creando alternativas para hacer frente a estas legítimas demandas?

¿Estamos en condiciones de diseñar y proponer programas específicos desde la cultura para la plena consecución de los Oobjetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030 orientados al fin de la pobreza, la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, y la paz con justicia?

5. Dimensión Medio Ambiental de la Cultura para el Desarrollo Sostenible
En su carácter eminentemente transversal ¿Las políticas culturales en Iberoamérica podrían ofrecer acciones concretas para contribuir a los siete objetivos de la Agenda 2030 orientados a la defensa del medio ambiente: agua limpia y saneamiento, energía asequible y renovable, ciudades y comunidades
sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina y ecosistemas terrestres? ¿Podemos diseñar una agenda de políticas culturales directamente vinculadas a estos objetivos con una clara vocación social y de participación de las comunidades creativas?

En la Declaración de 2017 de la UNESCO sobre los principios éticos en relación al cambio climático, se reiteran la importancia de la ciencia, la educación, la cooperación y la solidaridad, entre otros elementos fundamentales para hacer frente a este reto, pero no hay sin embargo una sola mención a la cultura o a las políticas culturales y su contribución medioambiental. ¿Podríamos repensar los principios éticos en relación al cambio climático de la UNESCO desde una perspectiva cultural? ¿A la “resiliencia climática”, que se menciona en la Declaración de la UNESCO podemos acompañarla y enriquecerla con los valores

de la resiliencia cultural?

La dimensión ética de las políticas para mitigar el cambio climático, contenida en la Declaración de la UNESCO de 2017, alude a la importancia de integrar una perspectiva de género en las políticas relativas al cambio climático, y a reconocer las necesidades específicas de los grupos más vulnerables, las personas desplazadas, los migrantes, las poblaciones indígenas, las comunidades locales, las personas con discapacidad, los ancianos, los jóvenes y los niños, así como la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, ¿No es ésta, de facto, una aproximación cultural para enfrentar el reto, aún sin que se mencione de manera explícita a la cultura? Si el combate al cambio climático demanda

fundamentalmente un cambio en los estilos de vida de las sociedades planetarias del siglo XXI, ¿No es este un llamado a revisar de forma y fondo los fundamentos mismos de nuestras prácticas culturales y civilizatorias?

¿Es posible diseñar modelos de capacitación y apoyos institucionales orientados a la formación de un nuevo tipo de gestor cultural en Iberoamérica, a fin de que cuente con las herramientas, el conocimiento y los insumos para perfilarse al mismo tiempo como un gestor medioambiental?

6. Salud y Cultura para el Desarrollo Sostenible.
La epidemia del COVID-19 ha puesto en evidencia la capacidad de las comunidades creativas y de las instituciones culturales para readaptarse y hacer circular sus contenidos por vías digitales, al mismo tiempo advertimos el rezago tecnológico que limita el acceso a las autopistas de la información en algunos países. La hiperconectividad se impone como una herramienta indispensable para la instrumentación de los programas y las políticas culturales. ¿Cómo establecer nuevas alianzas entre gobiernos y el sector privado para su impulso?

La cultura ha servido como un instrumento de salud pública que ha sido fundamental para contener el aislamiento social, la violencia intrafamiliar o la ansiedad infantil ¿Cómo puede la cultura contribuir de una manera más eficaz a las políticas prevención, control y cuidado social?

La reapertura gradual de los espacios culturales, el regreso al espacio público y presencial, como elemento clave para el ejercicio pleno de los derechos culturales de nuestras sociedades, será un reto mayúsculo en los próximos años.

¿Cómo han sido las primeras experiencias de la región en este desafío? La reactivación de nuestras economías está íntimamente ligada a las políticas culturales orientadas a proporcionar herramientas para fortalecer al sector cultural y a sus comunidades creativas ¿Podemos pensar en una nueva definición de las políticas culturales de la post pandemia con una renovada y más decidida vocación social?

Como uno de los sectores más afectados por la pandemia, las comunidades de creadores, los empresarios y emprendedores culturales de Iberoamérica, demandan apoyos directos para hacer frente a la crisis que enfrentamos. La dimensión del impacto que ha tenido la pandemia en el sector cultural parecería que no puede esperar una recuperación natural, gradual y a largo plazo, sin la intervención directa y firme de las instituciones culturales. Hay ejemplos notables en otros países a propósito de programas emergentes en apoyo económico para el sector cultural. ¿Cuál es, a éste respecto, el panorama en nuestra región? ¿Qué ejemplos de buenas prácticas, en el caso específico de medidas emergentes para el sector cultural ante la pandemia, podemos encontrar?

El congreso continua sus actividades este fin de semana y puede verse en línea en este vínculo: http://https://congresoiberoamericanodecultura.org/