
La historia quiso que en el partido por el título del Mundial de Alemania 2006, Zinedine Zidane y Gianluigi Buffon se vieran en la cancha, así como va a ocurrir mañana en Cardiff en la final de la Champions League, pero esta vez el francés como técnico.
En aquel partido, el francés —ahora técnico del Real Madrid— propinó el inolvidable cabezazo a Marco Materazzi y se fue expulsado. En la otra vereda, el portero italiano —al borde del retiro— se consagró como campeón y levantó la Copa Mundial.
Ahora, Buffon llega a esta final con la posibilidad de levantar su primera Orejona. Zidane, por su parte, se enfrenta a uno de sus ex equipos como jugador y con la posibilidad de ganar el máximo trofeo a nivel de clubes por tercera vez, al haberla conquistado con los merengues como jugador y como técnico.
Alrededor de esta final hay una historia entre dos personajes, uno de la Juventus y otro del Real Madrid: Buffon vs Zidane.
Si la disputa de una final de un Mundial acapara un alto nivel de atención, la ejecución de un penal en ese mismo partido logra un efecto multiplicador.
Era 9 de julio de 2006. Escenario, el Estadio Olímpico de Berlín, Alemania. Zinedine Zidane acomoda la pelota. Gianluigi Buffon lo observa con detenimiento tratando de anticipar su pensamiento.
Uno, dos, tres pasos de carrera. Pitazo del árbitro argentino Horacio Elizondo. Trote tranquilo y seguro hasta el balón. Y de repente, lo impensado. Lo que no imaginó el propio Buffon ni los millones de espectadores a lo largo y ancho del mundo.
Zidane hizo algo propio de un genio. O de un loco. O tal vez de ambos. Picó la pelota con maestría. A lo Panenka, dicen los europeos. A lo Loco Abreu, como se dice en Sudamérica. Se paralizaron los corazones en el lento trayecto de la pelota a la red. Y el gol generó sonrisas, aplausos y ovaciones de propios (franceses) y ajenos.
El final de la historia es conocido. Italia llegó al empate por intermedio de Materazzi. Ya en el suplementario, Gigi se vengó de Zizou y metió su mano derecha para despejar al corner un fuerte cabezazo a los 103, después del centro de Sagnol por derecha.
Pocos minutos después, Zidane entró en el juego de Materazzi, le propinó un recordado cabezazo en el pecho, cansado de escuchar comentarios poco felices sobre su familia, y tuvo que terminar de ver la gran final en el vestuario.
En la definición por penales, Trezeguet falló su disparo, Grosso anotó el quinto y Fabio Cannavaro levantó la cuarta Copa del Mundo de Italia.
El destino quiso que Zinedine y Gianluigi, grandes referentes en la próxima final de la UEFA Champions League en Cardiff, no sean compañeros. El talentoso mediocampista jugó desde 1996 hasta 2001 en la Juve, donde logró dos títulos de Serie A y disputó las finales de Liga de Campeones de 1997 y 1998. Por su parte, el arquero arribó a La Vecchia Signora desde Parma en la temporada 2001/02, justo cuando el francés pasó al Real Madrid.
Ambos tendrán la chance de agrandar sus currículums en Gales. Zidane busca convertirse en el primer entrenador en ganar dos Copas de Europa en la nueva era de la Champions. Buffon quiere sacarse la espina de 2003, obtener su primera Orejona y romper la racha negativa de 21 años que sufre el club en el torneo de clubes más importante del mundo.
El guardameta de 39 años se acerca al final de su carrera. “¿Cómo será ese último partido con la Azzurra?”, le preguntaron. Buffon respondió rápido de reflejos, como debajo de los tres palos: “Quizá me vaya a lo Zidane, dándole un cabezazo a alguien en el último partido”.
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