Opinión

Los 10 puntos de Xóchitl

Llegó con puntualidad, una sonrisa amplia y sin huipil, a la reunión convocada por la American Society el día de ayer.

La sonrisa se la provocó la encuesta de El Financiero, la cual anuncia que la brecha con Claudia Sheinbaum, bajó de 22 a 16 puntos en tan solo un mes y que las opiniones positivas sobre ella van subiendo.

En este período absurdo de intercampañas, cuando los aspirantes no pueden hacer propuestas, se avienen a entrevistas y reuniones para plantear algunos indicios de lo que será su oferta.

Acostumbrados como nos tienen desde Palacio Nacional a frases truncas, ideas lineales, largas pausas e incontables digresiones sobre los temas, Xóchitl Gálvez capta la atención al hablar sin parar. Las ideas le salen a borbotones, saltando de una a otra, y mostrando cómo todo está interconectado: la inversión con la seguridad, la ley, la electrificación y la educación.

Como marco establece las diferencias entre su proyecto y el de la 4T. El suyo, dice Gálvez, “mira al futuro, a la democracia, a la división de poderes” y la pacificación del país.

A diferencia del inquilino de Palacio Nacional, Xóchitl hace un reconocimiento a sus colaboradores en la determinación de los 10 puntos centrales de su agenda; “soy una ingeniera que se deja aconsejar,” señala en contraste con la actual centralización del poder. A sus colaboradores les pide 100 por ciento de todo: de preparación, de entrega y de lealtad; “ya he dicho: ni pendejos, ni huevones, ni rateros.”

El primer sitio de su agenda lo ocupa el respeto Estado de Derecho, como valor ético y personal (“soy una mujer de palabra”), pero también como un instrumento práctico para convencer a los inversionistas de que los tratos son de largo plazo. En su opinión, el gobierno actual “ni picha, ni cacha, ni deja batear” a los empresarios.

El segundo punto es la energía y advierte: “estamos a punto de colapsar” ya que 35 por ciento de la generación de energía no está disponible. Por supuesto, se manifiesta en contra de la Ley de la Industria Eléctrica promovida por el presidente, cuya constitucionalidad está a discusión de la Suprema Corte de la Nación, pues elimina la competencia y se inclina hacia los energéticos fósiles.

Gálvez está por la transición energética para combatir el cambio climático, pero anuncia que no será de un día para otro; a la par critica la quema del gas en vez de aprovecharlo como una alternativa transicional.

En tercer lugar ubica la formación de recursos humanos y plantea que la falta de internet, sobre todo en zonas deprimidas, es una forma de discriminación social y económica. La tecnología –de la cual se declara “fan”- es una herramienta igualadora al usarse en la educación; de ahí salta nuevamente al nearshoring y la demanda de personas preparadas que supondrá.

Aclara que está a favor de los apoyos sociales, pero direccionados adecuadamente; por ejemplo, condena que los estudiantes reciban una beca menor que los jóvenes que apenas van a ver qué oficio aprenderán. En el caso de estos últimos propone capacitaciones específicas, así como el aprendizaje de computación e inglés; eso les dará oportunidades en el nearshoring.

Por supuesto la inseguridad es un tema y suelta el dato de que cada vez mueren más jóvenes por arma de fuego, claro, después de haber sido contratados por el principal empleador del país: el crimen organizado. La tecnología para la investigación jugará un papel relevante en su propuesta, pero no puede ahondar en el tema por el momento. De la inseguridad pasa a las relaciones internacionales porque, para nuestra vergüenza, hoy están estrechamente relacionadas a través del tráfico de drogas, de armas, de personas y hasta de órganos.

Infraestructura y más infraestructura es lo que hace falta en todo el país; se debe invertir en puertos, carreteras, electrificación suficiente, transporte, caminos e internet. Considera que la 4T “gasta a lo buey” y ahí están los sobrecostos de las megaobras de dudosa rentabilidad; pero también es realista: “si ya tenemos el AIFA, a ver cómo lo hacemos útil.” Para Gálvez, una obra se salva: el tren interocéanico.

En la agenda siguen la reducción de las desigualdades –que se vincula con el punto tres- y el desarrollo regional según vocaciones.

En mi opinión personal, el punto 10 habrá que analizarlo con lupa: el Sistema Nacional de Protección Social (SNPS). Es una gran oferta para las mujeres, a quienes devolverá las escuelas de tiempo completo, además de crear un subsistema de cuidados para enfermos y ancianos, de tal suerte que ellas puedan trabajar. Para un país con 2.6 millones de hogares monoparentales (INEGI) es una idea más que interesante.

El SNPS supone más apoyos a la vivienda y, por supuesto, reconstruir el sistema de salud. “¿De qué sirve que a un adulto le den su pensión si se lo va a gastar en medicamentos que no le dan?”

No sé si Xóchitl sea la candidata ideal. En principio, los 10 puntos hacen sentido y ya veremos como ella y su equipo los aterrizan.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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