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A pesar del tono triunfalista que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard quizo darle a la reunión ante más de 200 grandes empresarios en el llamado US-México CEO Dialogue, la realidad es que dejó mucho que desear empezando con las cifras. Aseguraron que hay 20 mil millones de dólares de inversión estadunidense para 2024 en la mesa en proyectos concretos, lo que significa en cifras frías 30 por ciento menos que el año pasado, cuando se alcanzaron 31 mil millones de dólares. Hay que destacar que las inversiones estadunidenses representan el 80 por ciento del total.
Suzanne Clark, Presidenta y CEO DE de la US Chamber of Commerce señaló que “Nuestra relación no se basa sólo en la proximidad, se basa en valores compartidos: el valor de la democracia, la libre empresa y el Estado de Derecho”. La Presidenta Claudia Sheinbaum repitió que las inversiones estaban seguras en México, ante los dramáticos cambios que vive el país, en especial la reforma al Poder Judicial, en donde hay más interrogantes que respuestas.
El regreso a la denominación empresa del estado de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad son interrogantes, porque debe quedar en claro en qué forma se van a realizar las inversiones. Si los proyectos son propiedad del gobierno y la iniciativa privada solo en calidad de proveedor, aportará recursos y tecnología, como en el pasado.
Hoy el gobierno federal está clamando por inversiones, pero fueron sus actos quienes le dieron de patadas a la que ya estaba comprometida. Al termino del gobierno de Enrique Peña Nieto había más de 200 mil millones de dólares comprometidos en el sector energético para los siguientes 15 años. Ya estaba las empresas, los contratos, las asignaciones y muchas inversión en marcha. Se le dio vuelta para atrás.
Muchos analistas aseguran que con los resultados electorales, el mal manejo del INE, que dio al partido Morena una sobre representación más allá de los votos conseguidos, la cancelación de contratos ya firmados, México ya no está solo revisando el TLCAN, sino renegociando a fondo el Tratado, porque como dice Suzanne Clark, no sólo es por vecindad geográfica, sino por compartir principios de democracia y libre mercado.
El gobierno odia el neoliberalismo, su estrategia es aumentar su presencia directa en diferentes sectores. Regresar, por ejemplo, a que el Infonavit construya casas, a tener una fabrica de autos, a manejar y dirigir el sector energético, via Pemex y CFE. El problema es que no le va a alcanzar los recursos, pero lo va a intentar.
En el proyecto de trenes México-Querétaro, por ejemplo, podemos comparar el de ENP, que pretendía un ferrocarril que corriera a 300 km por hora. En la actual administración no superará los 160 km por hora y tendrá el doble de costo que el primer proyecto, pero además será sobre la estructura del que está ya concesionado, violando en muchos sentidos la propia concesión.El primero no tenía costo al erario, el actual va a costa del presupuesto.
A Morena de la misma forma que no se le da la democracia, tampoco el libre comercio y sucede lo que aborrece el gobierno de Estados Unidos, que por un lado se asegura una cosa y que en los hechos resulte otra.