Opinión

Conversaciones con Rolando Cordera, se presentará el próximo martes 22 de octubre a las 11 de la mañana en el Auditorio del Instituto José María Luis Mora. Plaza Gómez Farias, Mixcoac, Alcaldía Benito Juárez.

Rolando Cordera

Foto de Rolando Cordera
Rolando Cordera Diputado Federal por el PSUM, 1984. Fuente, colección particular de Inti Cordera.

1.

El Instituto de Investigaciones José María Luis Mora acaba de publicar una aproximación biográfica a la vida y la trayectoria política e intelectual del economista Rolando Cordera, una de las más emblemáticas y reconocibles figuras de la izquierda intelectual mexicana de nuestro tiempo.

Cordera pertenece a la generación que estableció un puente cultural, político y académico entre el movimiento estudiantil de 1968 y la transición democrática mexicana del último cuarto del siglo XX. El grupo con el que Cordera siempre se ha identificado -y así lo ratifica en este libro- participó de manera muy activa en los tres momentos políticos axiales de la transición mexicana a la democracia: la reforma política de 1977, las elecciones presidenciales de 1988, y la alternancia en el poder que se derivó de las elecciones del año 2000

Se trata de un grupo de universitarios, académicos, escritores, periodistas y militantes (lo mismo de partidos que de corrientes, movimientos o sindicatos) que transitaron del comunismo a la socialdemocracia; del hito revolucionario al imperativo reformista; del panfleto disidente o la gacetilla sectaria a la prensa y las revistas culturales de referencia (como La Jornada y Nexos) para encumbrarse posteriormente en los medios masivos de comunicación públicos y privados. Algunos de ellos pasaron de manera más bien efímera del cubículo y el aula a la curul o al escritorio del funcionario público, y todo ello hasta conformar un nuevo estereotipo del intelectual mexicano, post 68, ligado a la esfera pública y al poder desde una plataforma de enorme visibilidad, constante participación en los debates de actualidad, y palco privilegiado en el gran teatro de la comentocracia mexicana, que en muchos casos se prolonga hasta nuestros días.

El volumen reúne y ordena decenas de horas de conversación que desde su cubículo en la Facultad de Economía de la UNAM -un pequeño santuario afectivo y profesional- sostuvo con la investigadora del Instituto Mora, Patricia Pensado Leglise. Estamos ante un recuento memorioso de base cronológica que es no menos un testimonio de vida, que un acercamiento a la historia del tiempo presente y la historia intelectual en México, desde esa oralidad desenfadada que remite a lo espontáneo y a la franqueza testimonial.

Siendo el de las memorias o la autobiografía un género hasta ahora poco visitado entre los de su generación -con escasas y recientes excepciones como las de Roger Bartra (Mutaciones, 2020), Enrique Krauze (Spinoza en el Parque México, 2022) y Gonzalo Celorio (Mentideros de la memoria, 2023)- José Woldenberg atina en el prólogo del volumen al señalar: “la fórmula de Milan Kundera ha sido explotada en demasía, pero no por ello deja de ser verdad. En el combate entre la memoria y el olvido, el segundo está condenado a triunfar. No obstante, los intentos por mantener viva la memoria se multiplican, porque sabemos o intuimos que son indispensables, que permiten entendernos a nosotros y a nuestro entorno, como frutos de una historia que nos modela, constriñe y produce”.

Si la definición de intelectual que nos propuso Gabriel Zaid se mantiene vigente: “el escritor, artista o científico que opina en cosas de interés público con autoridad moral entre las élites” (De los libros al poder,1988), Cordera se ajusta con creces a esta definición y refuta todo aquello que Zaid definió con agudeza y gran sentido del humor como un no-intelectual: “No son intelectuales -escribió-: los que no intervienen en la vida pública; los que intervienen como especialistas; los que adoptan la perspectiva de un interés particular; los que opinan por cuenta de terceros; los que opinan sujetos a una verdad oficial (política, administrativa, académica, religiosa); (…) los taxistas, peluqueros y otros que hacen lo mismo que los intelectuales, pero sin el respeto de las elites; los miembros de las élites que quisieran ser vistos como intelectuales pero no consiguen el micrófono o (cuando lo consiguen) no interesan al público); los que se ganan la atención de un público tan amplio que resultan ofensivos para las élites”.

2.El Movimiento de Liberación Nacional

Reproduzco un fragmento de estas conversaciones en el que Cordera rememora al Movimiento de Liberación Nacional (MLN) de la década de los sesenta, no sólo -como él mismo lo sugiere- porque es un tema en la historia de las izquierdas en México poco estudiado hasta ahora, sino porque de alguna manera aquel movimiento nos une, sin que él tenga la menor idea al respecto.

En mi juventud universitaria y febril pertenecí a una secta marxista-leninista que se agrupaba en torno a la revista Estrategia,dirigida desde su fundación y hasta su desaparición, a principios de la década de los noventa, por los economistas Alonso Aguilar y Fernando Carmona. Ambos dirigentes visibles de aquel movimiento de izquierda nacionalista que se agrupo en el MLN, más cerca ideológicamente de Cárdenas que de Stalin, la historia y la caída del muro de Berlín terminaría por devorarlos. Aquí el testimonio a cargo de Rolando Cordera:

“Desde que llegué a la universidad, en 1960, conocí a gente de primera, políticos y estudiantes, y los dirigentes. Había una especie de gran coalición, hoy puede sonar raro, pero era una coalición que podríamos denominar hoy de «centro-izquierda»; participaban estudiantes miembros del PRI, estudiantes miembros del Partido Comunista, que eran los dirigentes, (…) aunque muchos, quizá la mayoría, andábamos por la libre”.

“Después, a instancias del general Cárdenas, se creó primero la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, que reúne digamos a las fuerzas progresistas, revolucionarias de la revolución mexicana, en una situación política complicada, porque Cárdenas llama a esa conferencia, y de ahí sale la convocatoria a formar el Movimiento de Liberación Nacional, y el ex presidente Miguel Alemán llamó a la formación de otra, que era el Frente Cívico Mexicano, de afirmación revolucionaria. Representaban las dos tendencias del PRI la centro-izquierda en torno al general Cárdenas, y la centro-derecha, encabezada por los ex presidentes Miguel Alemán y Abelardo Rodríguez, quienes contaban con otros personajes de la política todavía en activo. Y en medio, el gobierno de López Mateos”.

“Esa es una época a la que deben darle más atención los historiadores sociales, porque fue muy rica, claro, se vivía el principio de una división, por un lado, de la coalición revolucionaria y, por otro, de un progresivo fortalecimiento de la derecha mexicana”.

“Yo fui presidente de la Sociedad de Alumnos aquí (en la Facultad de Economía) en 63-64, y luego me cooptaron y entré al Consejo Directivo del MLN que encabezaban Alonso Aguilar, Fernando Carmona, Heberto Castillo, la señora viuda de Bassols (Clementina Batalla de Bassols), el licenciado Armando Castillejos, y otros más. Todavía había mucha presencia de lo que se llama genéricamente «el cardenismo», bueno, el general Cárdenas vivía”.

“Regresando a la composición de la izquierda, que era una gran coalición, terminó partiéndose en dos porque el Partido Comunista y otros grupos decidieron formar el Frente Electoral del Pueblo y lanzar a Ramón Danzós Palomino como candidato a la presidencia para enfrentar a Díaz Ordaz. Y el general Cárdenas y sus compañeros, entre otros Alonso Aguilar y Fernando Carmona, grandes maestros de economía, señalaban que no era el momento para hacer una formación electoral, que había que mantener al Movimiento de Liberación Nacional sin actividad electoral”.

“Yo decidí seguir en el MLN con el ingeniero (Heberto Castillo). Pero, poco tiempo después, me metí a trabajar y me fui becado a Inglaterra, y ahí se interrumpió esa relación. Claro, desgraciadamente el MLN ya iba de picada. Heberto era un hombre muy voluntarioso y decidido, pero no era suficiente eso. Las cosas estaban muy complicadas, el pleito en las cúpulas de la revolución mexicana era muy enconado; por un lado, el cardenismo y el general, por otro, el alemanismo y el licenciado Alemán. O sea, nada menos. Entonces, no era tan fácil que ese tipo de organizaciones sobreviviera. Además, la presión del gobierno, primero del presidente López Mateos y luego, todavía más belicosa y violenta, la de Díaz Ordaz. Pues puso en tensión todo esto que era… formaba parte del mundo de la revolución mexicana, y en el caso del MLN. de la izquierda de la revolución mexicana”.

“(…) Con todo, el MLN recogía, en buena medida, los frutos de un esfuerzo intelectual de muchos años, sobre todo en los cincuenta, de algo que se llamó el Círculo de Estudios Mexicanos, que estudiaba y escribía sobre los grandes problemas nacionales. Era toda una tradición intelectual y de pensamiento, cruzada por la afiliación o lealtad a la revolución mexicana y al general Cárdenas, pero también con presencia del pensamiento y las creencias de la Unión Soviética, cuando todavía se le veía como una gran esperanza”.

3.

Conversaciones con Rolando Cordera, se presentará el próximo martes 22 de octubre a las 11 de la mañana en el Auditorio del Instituto José María Luis Mora. Plaza Gómez Farias, Mixcoac, Alcaldía Benito Juárez.