Opinión

Platea Internacional

Extravíos de la política

Si bien referido a la última década del siglo XX, el filósofo Cornelius Castoriadis sostenía que lo que caracteriza al mundo contemporáneo son las crisis, las contradicciones, las oposiciones, las fracturas, pero sobre todo la insignificancia. Sostenía que la disputa entre derecha e izquierda había perdido su sentido, y no porque no hubiera con qué “alimentar una disputa política, sino porque unos y otros dicen lo mismo”. (El ascenso de la insignificancia, Cátedra, Madrid, 1996)

Filósofo El filósofo Cornelius Castoriadis

El también economista y psicoanalista, se refería esencialmente al estado de la política en los llamados países occidentales, incluyendo Estados Unidos. Observó sobre las alternancias políticas que “a partir de 1983 los socialistas hicieron una política [en Francia]; luego llegó Balladur e hizo la misma política; luego volvieron los socialistas y con Bérégovoy hicieron la misma política; volvió Balladur e hizo la misma política; Chirac ganó las elecciones diciendo ´Voy a hacer otra cosa´ y hace la misma política. Esta distinción carece de sentido.”

“De manera que los políticos dejaban en claro que lo único que pueden hacer es seguir la corriente, o sea, aplicar la política ultraliberal que está de moda. En mi opinión no son políticos, sino politiqueros, en el sentido de micropolíticos. Gentes que van a la caza del voto por cualquier medio… no tienen ningún programa. Su objetivo es mantenerse en el poder o volver al poder, y para eso son capaces de cualquier cosa.” Para el fundador de la revista Socialismo o barbarie (1948), bajo la premisa antedicha, “Clinton hizo campaña electoral siguiendo únicamente los sondeos: ´si digo tal cosa, ¿ocurrirá tal cosa?´. Adoptando cada vez la opción ganadora para la opinión pública.”

En su crítica a la política, el poder y la democracia, en conversación con el periodista Daniel Mermet, señalaba que “hoy, en nuestra pseudemocracia, acceder al poder significa ser telegénico, tener olfato para la opinión pública. Y una vez en el poder ¿qué se hace? Lo que actualmente hace Chirac: nada. Se sigue la corriente. Si es necesario se cambia de chaqueta porque se advierte que para acceder al poder se han contado unas historias y que estas historias no son aplicables.” (La insignificancia y la imaginación, Trotta, Madrid, 2002)

Castoriadis fue un convencido marxista que rompió con el marxismo al proclamar que la Unión Soviética no era un Estado obrero como lo había sostenido Trotsky, si bien su giro ideológico no lo llevó al campo reaccionario, sino que intentó ahondar su compromiso con la transformación de la sociedad.

Así, por ejemplo, proponía que “la democracia representativa no es una auténtica democracia. Sus representantes representan muy poco a las gentes que les eligen. Ante todo se representan a sí mismos, o representan intereses particulares.” Y ahonda al citar a Aristóteles cuando se pregunta ¿quién es ciudadano?: “Es ciudadano quien es capaz de gobernar y de ser gobernado”, poniendo en el centro del debate la cuestión de la responsabilidad ciudadana y el ejercicio democrático.

Para él, desde las revoluciones estadounidense y francesa hasta aproximadamente la segunda guerra mundial había un conflicto social y politico vivo. “Lo que se observa ahora es un retroceso de la actividad de las personas… [y] la disolución de las grandes ideologías políticas… que querían cambiar realmente las cosas en la sociedad. Por mil y una razones estas ideologías han dejado de ser tomadas en consideración, han dejado de corresponder a la época… a las aspiraciones de la gente, a la situación de la sociedad, a la experiencia histórica. Se ha producido ese acontecimiento enorme que es el hundimiento de la URSS y del comunismo.”

Este pensador griego, asentado en Francia, decía que “la democracia es difícil porque es libertad, y la libertad es difícil porque es democracia.” Citando a Tucídides, propuso: “Hay que escoger entre descansar o ser libre… La libertad es la actividad. Y es una actividad que al mismo tiempo se autolimita, es decir: sabe que puede hacerlo todo pero que no debe hacerlo todo. Ese es el gran problema de la democracia y el individualismo.”