Esto se dice en los planes de estudio de la Nueva Escuela Mexicana: El propósito de la modernización impulsada por el Estado tras la Revolución de 1910 fue “forjar una nueva sociedad integrada por ciudadanos racialmente homogéneos, moralmente regenerados, física y mentalmente sanos, trabajadores activos y miembros de una familia”.
Esa apelación a la raza, a la moral, a la regeneración y a la salud física y mental, nos lleva necesariamente a evocar los ideales del nazismo de Hitler. Pero, según la NEM, esos ideales realmente se llevaron a la práctica en México desde el fin de la Revolución hasta nuestros días, mediante dos estrategias: 1) Una estrategia cultural, “para cambiar la mentalidad de las mexicanas y mexicanos mediante un aumento en los niveles educativos de la población y el predominio de los valores laicos con una orientación nacionalista y familiar”.
2) Y otra “una estrategia antropológica, basada en el mestizaje y la erradicación de las herencias indeseables que degradan el tejido social. Desde diversas disciplinas vinculadas al Estado se impulsó una “reingeniería
social": los antropólogos promovieron la política indigenista de unidad racial”…”demógrafos promovieron la migración de la población de “raza” blanca europea, pero impidieron el paso de aquellos grupos migrantes considerados indeseables”.
“Como se señaló, desde la década de 1930 –sigue diciendo el texto--, médicos, juristas y antropólogos mexicanos recurrieron a la biotipología en un esfuerzo por entender y organizar el mundo social. En ese proceso, las niñas y los niños de la escuela, tanto urbanos como rurales, las poblaciones indígenas, las personas de clase media, así como otros grupos, fueron objeto de una gama extensa y novedosa de intervenciones
médicas con el propósito de cuantificarlos y clasificarlos. Tanto la legislación como el currículo de educación primaria y secundaria
incorporaron el sentido de unidad y modernización nacional planteado por el Estado. Con ello se borró o se hizo invisible la diversidad cultural, social, lingüística, territorial, social y de género del currículo nacional”.
Se sabe que la nación y el nacionalismo no fortalecen la diversidad cultural sino, al contrario, tiene a disminuirla o a extinguirla. El tema viene a cuento porque la NEM, al parecer, nos propone la sorprendente teoría de que la nación mexicana y su composición racial son construcciones voluntarias, políticas, producto de decisiones de estado, que responden a una intención (hasta ahora oculta) que es promover el mestizaje y, con ello, disminuir la presencia o suprimir a las comunidades indígenas”.
En efecto, líneas adelante se afirma: “El proceso de mestizaje ha sido el referente cultural del currículo de la educación primaria y secundaria hasta nuestros días, en tanto referente civilizatorio deseable y ha colocado al mestizo como sujeto ideal en términos lingüísticos, sociales, económicos, culturales y educativos, dejando fuera de los temas de reflexión o contenidos a la diversidad étnica y cultural del país, incluyendo, las diferencias de clase, género, sexual y de capacidad inscrita en esa diversidad.
Y continúa el argumento: “El elemento articulador de la unidad nacional fue desde un principio el mestizaje, por lo que era deber del gobierno fusionar racialmente a la población mexicana, generalizar las ideas de la cultura moderna, unificar el castellano como idioma oficial, elementos indispensables para construir la nación mexicana”
Este argumento racista condujo a la conclusión de que la nación y el estado nacional no podían ser el objeto de incidencia de la educación y que, como temas de estudio, tengan una débil o nula presencia en el plan de estudios de educación básica. Es más: la nación fue substituida por “la comunidad” que de acuerdo con la NEM es una entidad social abstracta, descontextualizada, que no forma parte del Estado Nacional ni está sujeta a la legislación nacional.
Las naciones son construcciones subjetivas, entidades imaginadas El nacionalismo se inculca en la escuela (la educación básica); si no se hiciera así, la identidad nacional se vería disminuida pues, recodemos que las naciones son construcciones subjetivas, “comunidades imaginadas” (Benedict Anderson) y no objetos naturales. Es el nacionalismo el que crea la nación y no a la inversa. Por lo mismo, en las aulas, se reconstruye día con día a la nación mexicana.
El Estado mexicano, según la NEM, es un poderoso ariete nacionalista, mestizo, positivista y patriarcal, nunca neutral, que milita contra la diversidad y contra las comunidades indígenas. Con esos rasgos o estigmas, “se reproducen la desigualdad, el racismo y el clasismo como mecanismos estructurales que, a su vez, generan los llamados grandes problemas educativos”
Obviamente, impugnar la unidad nacional es un absurdo, cuando se piensa, sobre todo, que México es una democracia y que el Estado y los gobernantes son producto de un consenso --de la voluntad general--, de no ser así nuestro país dejaría de ser democracia para convertirse en un totalitarismo o en una tiranía.