Opinión

Elecciones en EU: en el margen de error

El presidente Donald Trump y la representante Alexandria Ocasio-Cortez discuten sobre el cambio climático
El candidato republicano, Donald Trump, y la candidata demócrata, Kamala Harris El candidato republicano, Donald Trump, y la candidata demócrata, Kamala Harris (Trump y Harris preparan con estrategias muy distintas el crucial debate del martes/EFE)

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tienen literalmente a todo el mundo en la expectativa. Si las encuestas van en la dirección correcta y son muy acertadas, el resultado, en términos del Colegio Electoral, que es el que decide la elección, será muy cerrado. Eso significa que en la noche de la elección no se sabrá a quién eligieron los ciudadanos estadunidenses para que cubra la presidencia del país más poderoso del mundo.

Pero también es posible que las encuestas no sean tan precisas como para pronosticar los resultados, especialmente en los siete estados-bisagra que serán los que definan, a final de cuentas, al ganador. Sobre esto vale la pena hacer un paréntesis analítico.

A nivel nacional, podemos asegurar que no habrá una diferencia de dos dígitos entre el primero y el segundo lugar. La casa común de los vecinos del norte está dividida casi en mitades. La ventaja actual de Kamala Harris, de aproximadamente tres puntos, es casi igual al margen de error histórico de las encuestas, por lo que es improbable (pero no imposible) que Trump gane en el voto popular. Pero el sistema electoral de EU depende de los resultados de cada estado de la Unión Americana, y una diferencia de menos de dos puntos porcentuales a favor de Harris probablemente se traducirá en un triunfo de Trump en el Colegio Electoral (así como fue en 2016 ante Hillary Clinton).

En este momento, hay siete estados en los que, de acuerdo con las encuestas, la diferencia entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump es menor a dos puntos porcentuales. El margen promedio de error de las encuestas en esos estados desde 2016 ha rondado entre 3.4% (Nevada) y 5.6% (Wisconsin). La gran pregunta a hacerse es si se repetirá ese margen, y si se irá sistemáticamente hacia alguno de los campos políticos en liza.

Tanto en las elecciones de 2016 como en las de 2020, las encuestadoras subestimaron sistemáticamente las preferencias hacia Donald Trump. Surgieron varias hipótesis, desde la del “votante tímido”, al que le daba vergüenza admitir que votaría por Trump, hasta la del “votante casual”, según la cual los votantes de Trump que hicieron la diferencia son menos activos cívicamente que los demás, por lo que no se les consideró como votantes probables.

La pregunta ahora es si las encuestadoras seguirán subestimando a Trump o, lo contrario, que, en el esfuerzo por disminuir el error, se pasen del otro lado y subestimen a Harris. Nunca ha sucedido que las subestimaciones vayan tres veces seguidas en un mismo sentido (pero Trump es un animal político muy particular, y puede suceder).

Es improbable que el margen de error sea similar en todos los estados relevantes, pero es probable que en casi todos ellos ese margen sea en el mismo sentido. Y, por lo tanto, que uno de los candidatos termine ganando el Colegio Electoral con cierta facilidad.

El hecho es que los escasos movimientos en las preferencias medidas en los estados-bisagra prefiguran que al menos algunos de ellos estarán lo suficientemente cerrados como para que los resultados tarden más de lo acostumbrado. Tampoco es descartable un final similar al de las elecciones de 2000, cuando un puñado de votos en Florida (hoy sólidamente republicana) fue el que determinó la victoria de George W. Bush, pero es una posibilidad remota. Ahora podría ser en otro estado.

A final de cuentas, lo que tenemos para este martes es una gran incertidumbre, que no admite lecturas apresuradas acerca de la evolución de encuestas recientes, y tampoco lecturas equivocadas (a menudo guiadas por los temores o las esperanzas) respecto a las posibilidades de cada quien.

Lo que de seguro tendremos es la radiografía de una nación profundamente dividida. Su división es entre ciudades progresistas y comunidades pequeñas conservadoras, con los suburbios como fiel de la balanza. También lo es entre hombres y mujeres, con las segundas mayoritariamente decididas a defender sus derechos, amenazados por Trump. Lo es, como siempre, entre los blancos y los demás, aunque la ventaja demócrata entre latinos y negros ya no parece tan grande como solía serlo. Pero, sobre todo, se ha convertido en una división entre ciudadanos con estudios universitarios o sin ellos. La brecha del diploma, la han llamado.

Hubo un tiempo en el que los blancos con título universitario estaban mayoritariamente con los republicanos, por sus políticas a favor de las empresas, mientras que los blancos trabajadores eran mayoritariamente demócratas, porque sentían que ese partido representaba mejor sus intereses. Ahora la mesa se ha volteado, en parte gracias a Trump y su ataque a las elites y a las ciudades, y en parte debido a que los demócratas han decidido ser más inclusivos con las mujeres y con las minorías. Las encuestas muestran que cada vez más blancos con diploma se pasan al bando demócrata y más hombres sin diploma, al republicano. Hay migración de votantes. La polarización persiste, pero no son los mismos en cada lado de la cerca.

Para EU y para el mundo, el futuro pende de lo que decidan unos cuantos miles de votantes y, en cierto modo, de por dónde esté el margen de error de las encuestas. Allí veremos si esos votantes en los estados clave no cometen, ellos, un error de dimensiones catastróficas.

Para México, habrá consecuencias fuertes en tres campos fundamentales: la posible renegociación del tratado de libre comercio, que se dará cualquiera que sea el resultado, pero que puede ser bombardeada por Trump; la política migratoria, que puede implicar nuevas crisis humanitarias si gana el republicano; la política de seguridad, en donde las presiones estadunidenses -que siempre las habrá- pueden ser verdaderamente amenazadoras si el triunfo va del lado trumpista.

En fin, todos en vilo.

fbaez@cronica.com.mx

Twitter: @franciscobaez

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