Ayer detonó mediáticamente la enésima matanza en Guerrero. Tan escalofriante como la noticia es la reacción de las autoridades del estado que desde hace mucho tiraron la toalla. Se limitan a publicar un machote con las condolencias firmado por la gobernadora y el ofrecimiento de investigar hasta detener a los culpables. Nunca ocurre, pero es su forma de capotear el problema y seguir en los suyo confiando en que las fuerzas federales les saquen otra vez las castañas del fuego.
La gobernadora y los suyos no se acongojan porque la inseguridad no tiene para ellos costos políticos. La población no los llama a cuentas en las urnas. Al contrario, mientras el dinero de los programas sociales siga fluyendo que se acabe al mundo. En cualquier otro lugar encontrar una camioneta con once cuerpos, entre ellos dos mujeres y dos jóvenes, pondría a temblar a las autoridades, pero Guerrero no es como todo el mundo, ahí la muerte tiene permiso. Apenas la semana pasada se supo del ataque a una familia en las goteras de Acapulco con saldo de 5 muertos. ¿Qué dijo la autoridad? Pues sacó otro de sus machotes del escritorio y lo envió a los medios con las condolencias de la gobernadora.
Hay un problema grave de gobernabilidad en el estado. No estoy diciendo que sea culpa de la gobernadora, claro que no, sostengo que el gobierno estatal es parte del problema no de la solución. No hay diálogo con los alcaldes, no hay inversión en video vigilancia, iluminación, capacitación policiaca. Y si la hay no ha dado resultados.
En medio de los tiroteos emergen las acciones para reactivar el quehacer turístico en Acapulco, pero también en Taxco e Ixtapa Zihuatanejo, que alguna vez conformaron el triángulo dorado. Los ingresos por turismo son los alfileres de los que se sostiene la estabilidad social en la entidad. Hay que quitar los alfileres y, paulatinamente, sustituirlos por clavos de acero. Está en marcha un ambicioso programa para relanzar el turismo con eventos de alto impacto, pero los esfuerzos pueden malograrse si no hay seguridad.
La fidelidad de los turistas del altiplano es legendaria, pero las familias no pueden arriesgarse a quedar atrapadas en un tiroteo. A Guerrero le urge reconstruir el tejido social. Décadas de permisividad extrema construyeron una realidad que abochorna. Si todo se vale nada tiene valor. Una nueva matanza y nada pasa, hasta que sobreviene otra masacre. Los sospechosos de la matanza más reciente son los Ardillos, antes fueron los Tlacos y también los pistoleros de la Familia Michoacana que ha resurgido. En el estado hay 20 grupos criminales que imponen sus reglas. En ocasiones parece que Guerrero no tiene remedio, pero hay que seguir insistiendo en su rescate.
Glifos
Ya está aquí, entre nosotros, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a quien le tocará lidiar otra vez con Donald Trump. Si alguien conoce bien los extremos a los que puede llegar Donald es Marcelo, hay que aprovechar su experiencia.
Ayer Marcelo dijo que quieren platicar con Elon Musk, el magnate sudafricano que está entre los ganadores de la elección presidencial de Estados Unidos. Al gobierno le interesa conocer si sigue adelante o no el proyecto de construir una mega fábrica de autos Tesla en Nuevo León. Musk se cooperó con más de 100 millones de dólares a la campaña de Trump quien dijo que su plan es impedir que se comercien en Estados Unidos autos fabricados en México. De ser así la fábrica de Nuevo León no tiene ninguna razón de ser.
Ya se verá si Musk es capaz de convencer a Trump de que haga una excepción y le permita a Tesla aprovechar las ventajas comparativas de México. La nueva presidencia de Trump será una larga pesadilla, eso no tiene vuelta de hoja.