La secretaría de Economía, que dirige Marcelo Ebrard o no entendió lo que el presidente de Toyota Manufactura México, Luis Lozano le explicó o en su afán de querer ver el mundo de color rosa de manera mal intencionada tergiversó. La inversión de 1,450 millones de dólares, no es fruto ni producto del triunfo de la 4T, sino que ya se realizó y terminará este 2024. La producción de las pick ups Tacoma en su versión a gasolina y la híbrida ya están en el mercado. No hay nada nuevo bajo el sol.
Luis Lozano se reunió con Ebrard para anunciarle la consolidación de la inversión ya realizada. Es lo mismo que sucedió en Nissan, en donde su presidente Rodrigo Centeno señaló que el nuevo SUV Kicks es resultado de una inversión que se dio a conocer en 2023 y que hoy se consolida con el lanzamiento del vehículo. En esta ocasión fueron 800 millones de dólares en herramentales y modernización.
Recordamos también el anuncio que hizo Francisco Garza, presidente de General Motors de México con una inversión de mil millones de dólares en la planta de Ramos Arizpe, para ampliar producción y sobre la misma línea de ensamble fabricar SUV cien por ciento eléctricas.
Luce mal Ebrard al querer hacer un éxito donde no existe. La inversión de Toyota es consolidada y que hacia adelante los nuevos proyectos dependerán de las condiciones que enfrente México ante la llegada del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y su acceso al mercado de EU. Hay que recordar que debido a la fuertes presiones de Trump, el proyecto de Toyota de producir en México el Corolla se tuvo que suspender y se lo llevaron a EU. Aquí quedó el ensamble de la Hilux, la pick up de entrada de la marca japonesa.
Todavía queda en el recuerdo que Ebrard debió aceptar que el gobierno mexicano desplazara a más de 28 mil elemento del ejército para detener la migración en el sur de la frontera y en el norte hacerse cargo de los inmigrantes rechazados por las autoridades estadunidenses, ante la amenaza de imponer aranceles a México del 25%. Ese fue el costo de la renegociación del T-MEC en 2018.
Lo que tenemos de experiencia con Trump es que como buen boxeador hace finta con el tema arancelario, pero lanza derechazos contundentes. En 2018 fintó con aumentar impuestos a la exportación, pero obligó de manera unilateral a intervenir directamente en México en el tema laboral, con visores y autoridades del departamento de comercio de EU.
También impuso una compensación en caso de una devaluación abrupta del peso mexicano. Muchos países toman la depreciación de su moneda para impulsar sus exportaciones, como lo hizo por muchos años China. Esa cláusula está vigente y Trump no la negoció, la impuso.
Consideramos que muchos se irán con la finta de los aranceles, pero seguramente tendremos una mayor intervención de autoridades de Estados Unidos en México, como sucede actualmente con la contratos colectivos de trabajo y la libertad sindical. Podríamos ver un gobierno de Trump formalmente interviniendo a nivel de supervisión al gobierno de México, con sanciones concretas en caso de incumplimiento en temas de interés del gobierno de EU.
Por cierto que el panel del Tratado de Libre Comercio sobre maíz transgénico, en donde México intenta cerrar frontera se dará en diciembre. Los an. Analistas nos comentan que la decisión va contra de México, pero hay que esperar.