El Partido Acción Nacional (PAN) se lanzó al vacío, en caída libre, al consumarse la imposición de Jorge Romero Herrera en su dirigencia, el más corrupto panista que ha asumido ese cargo.
Lo despojos que quedaron del blanquiazul, tras ser aplastado en las urnas el pasado 2 de junio, pasó de las manos del inepto apátrida, Marko Cortés, a las de quien es identificado plenamente como el líder del Cártel Inmobiliario en Benito Juárez.
Son los propios panistas, quienes identifican a Romero como lo más corrupto que hay en sus filas.
El expresidente panista Felipe Calderón lo calificó así: “Jorge Romero, de la Ciudad de México, exdelegado en Benito Juárez, famoso por los casos de corrupción que constantemente empresas extorsionadas revelan”.
Herrera se apropió del PAN comprando lealtades y llegó con la participación más baja jamás vista para elegir a un dirigente, apenas rayó el 35% de participación del padrón total de los panistas que es de poco más de 300 mil militantes.
La otra participante en la contienda por la dirigencia, Adriana Dávila, denunció que la militancia panista ni siquiera mostró interés en la elección, porque estaba claramente cargada a favor de Jorge Herrera.
“Era inminente --explicó Dávila-- que se quedara el mismo grupo que tiene cooptado al PAN. El modelo de partido que tenemos ya no le sirve al país; es un modelo que tiene que ver con las nóminas, y eso fue lo que se movilizó en esta elección interna, porque esas nóminas están en manos de Herrera y eso le dio el triunfo, aseguró la candidata perdedora en entrevista radiofónica.
Como si no viniera el PAN de perderlo casi todo electoralmente, como si no los hubiera dejado en la lona la sentencia dictada en EU a Genaro García Luna —brazo derecho y cómplice de Felipe Calderón—, y como si su excandidata presidencial no hubiera hecho el ridículo al igual que su líder moral, Claudio X. González junior, los panistas optaron aún así por operar al puro estilo de“Alito”, para que otro delincuente probado, tomara el rumbo de lo poquito que les queda.
Se trata, sin duda, de la peor involución del PAN propiciada por los propios panistas.
Es, en términos llamos, la firma de la sentencia de muerte del PAN, porque Romero es ampliamente conocido, pero por hacer transas, desviar recursos públicos, extorsionar empresarios y enriquecerse con dinero público.
¿O alguien recuerda alguna iniciativa social de Herrera como legislador, alguna obra memorable como delegado de Benito Juárez o algún discurso relevante en defensa de los mexicanos?
Nada. Es un político sin formación ideológica, sin conocimiento de la realidad y sin ideales ni principios.
Donde Romero sí es recordado, pero por todo el daño que le causó a miles de vecinos, es por los habitantes de Benito Juárez, porque quienes fueron sus exdirectores de Obras y Jurídico están en la cárcel. Su sucesor en esa alcaldía, Christian Von Roehrich, también está preso, junto con otros de sus cómplices que operaban el Cártel Inmobiliario en esa alcaldía.
Incluso, a una de las hermanas de Herrera le confiscaron un terreno cuyo origen y propiedad no pudo acreditar, un bien producto de las extorsiones de su hermano.
Los antecedentes, el perfil y la historia pública de Romero colocan al PAN en la línea de la extinción y todo indica que su sepulturero será precisamente su nuevo dirigente, quien, parece dispuesto a hundirlo en el abismo del desprestigio y la corrupción.
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