No se necesitaron palabras de terceros ni declaraciones posteriores al juego para saber que el destino alcanzó a los otrora poderosos 49ers de San Francisco. Bastó la actitud de su coach, Kyle Shanahan al terminó de la tercera y estrepitosa derrota de último momento ante Seattle, otro rival divisional que les saca la victoria del bolsillo por demostrar por enésima ocasión que su staff de coacheo no sabe cerrar partidos, una falla que los ha acompañado durante esta errática temporada que han tenido los llamados Gambusinos.
La situación llamó más la atención que en las anteriores debacles; en aquellas derrotas inesperadas ante Carneros y Cardenales, fue la cara de un hombre molestó, enojado, frustrado; pero la ayer fue muy diferente, fue la de un entrenador decepcionado, y no digamos que por sus jugadores, sino consigo mismo. Primero la mirada perdida al final de juego al atestiguar como se les escurría nuevamente otro triunfo, y finalmente la cabeza agachada y las ideas confusas como únicas compañeras hacia el túnel del estadio camino al vestidor, un lugar que seguramente ni con toda la luz del atardecer de las bahía de San Francisco podría iluminarse ante tanta oscuridad de pesimismo que inequívocamente fue el huésped que dominó el ambiente.
Y es que así como hemos hablado de un sinúmero de decepciones en esta campaña, no podemos dejar de lado y mucho menos ignorar lo que sucede ya en el seno de los 49ers. La llamada ventana de Super Bowl que aún antes de iniciar la temporada lucía entreabierta y los colocaba como serios contendientes para regresar al Gran Juego, hoy parece cerrarse dramáticamente.
LA LISTA DE LA VERGUENZA
Los equipos decepción pueden ser señalados por sus errores: los Vaqueros ante la necedad de su dueño Jerry Jones, la ineptitud de su entrenador Mike McCarthy y la sobre valoración del quarterback Dak Prescott; con los Jets la grave equivocación en creer que un tipo que fue una gran estrella como el mariscal Aaron Rodgers los llevaría al cielo, y no fue otra cosa que el detonante para que el equipo implotara con el cese de un buen coach, como Robert Saleh, y un ambiente tenso en Nueva York; con los Raiders el pobre liderazgo de un entrenador como Antonio Pierce que quizá será un gran motivador, pero jamás un estratega, y este juego se gana con ideas no son palabras; los Bengalíes y su aún discutida decisión de jugarse el todo y nada en una conversión de dos puntos que les valió despedirse de los playoffs; con los Jaguares la total pérdida de control del coach Doug Pederson de quien ignoramos en qué momento se le escapó de las manos el desarrollo del talentoso pasador Trevor Lawrence; y finalmente los 49ers y la manera en que se ha esfumado la magia creativa del entrenador Kyle Shanahan.
Es precisamente este último caso el que nos concierne aún más en esta semana dado todo lo que representó este equipo en los últimos cinco años en que alcanzó cuatro juegos de Campeonato de la NFC y llegó a dos Super Bowls, ya no digamos acompañado de una gran defensiva, sino más bien de la mano del mejor ataque de la NFL, del más imaginativo, creativo, innovador, novedoso, ese que que no en vano fue replicado por varios equipos al llevarse a muchos de los asistentes de Shanahan como entrenadores en jefe, y que no sabemos a ciencia cierta si eso ha representado la inminente sequía del antaño cerebral ataque gambusino.
Si, me atrevo a decir que al momento los 49ers son las decepción más grande del año; muchos se inclinarán por los Vaqueros, pero lo cierto es que los de la Estrella Solitaria no han hecho nada relevante recientemente como los 49ers, por eso es más que destacable la decepción.
UN DATO REVELADOR
Nunca he sido muy dado a las estadísticas y poner las cifras por encima del razonamiento, pero debo aceptar que hubo un dato que si me cimbró y detonó esta columna de la semana: los 49ers han sufrido como nunca para mover el balón, para jugar ofensivamente con ritmo, y en muchos casos las series han seguido con vida gracias más a la capacidad para improvisar del quarterback Brock Purdy que al plan de jugadas de Shanahan, algo que era completamente diferente hasta apenas el año anterior.
El dato que me hizo reflexionar fue que la temporada pasada los 49ers eran el equipo número uno en zona de definición, en esta campaña están en puesto número 28 de 32 equipos. Eso lo dice todo. Parecen más un equipo del montón a la ofensiva que un plantel lleno de talento que tenía la capacidad para anotar más de 28 puntos por juego. En otras y pocas palabras nos preguntamos si el árbol de las ideas de Shanahan se secó.
JUEZ Y PARTE
Los comentaristas y analistas podrán dar sus muy diversos puntos de vista; sin embargo hay voces con todo el peso para calificar y señalar culpables, porque no son analistas, no son comentaristas, por el contrario estuvieron ahí adentro, en ese mismo equipo, en el terreno de juego y fueron clave en un época dorada del club y dieron campeonatos, me refiero a Steve Young.
Sin ir más lejos, Young fue tajante al señalar que le ha sorprendido la manera en que se ha perdido toda esa creatividad ofensiva que los 49ers tuvieron donde todo era explosivo, espectacular y funcionaba de acuerdo a lo esperado.
“Ofensivamente están en la zona roja; el año pasado, la estadísticas me dejaron atónito... pases detrás de la línea de golpeo, pantallas, todo ese tipo de jet sweeps, todos los pases rápidos detrás de la línea de golpeo. Lideraron la liga en yardas por intento lanzando detrás de la línea de golpeo la campaña anterior.
“Eso fue una carrera increíble, un año increíble en el que todo salió bien. Todo el talento es increíble. Y este año, ni siquiera están cerca de eso. Están en la zona roja, ni siquiera cerca de lo que estaban el año pasado.
“Por lo tanto, no están actuando como un equipo que vaya a representar una amenaza, especialmente si hablamos del juego más importante contra uno de los tres grandes, llámese Lamar Jackson (Cuervos), Josh Allen (Bills) o Patrick Mahomes (Jefes).
“Los 49ers ya han perdido ante Mahomes esta temporada y pronto se enfrentarán a uno de los otros “tres grandes” mariscales de campo cuando viajen a Orchard Park en dos semanas para medirse ante a los Buffalo Bills, liderados por Allen.
“Creo que vale la pena prestar atención a ese juego para ver si podemos hacerlo bien”, añadió Young.
Sin más, pareciera que Shanahan perdió el punch con su ofensiva, y eso nos lleva a los maestros de antaño, y en especial a una leyenda de la historia de este club, a Bill Walsh, el coach responsable de todo lo que son, representan y han ganado los 49ers y quien curiosamente nunca juego futbol americano a nivel profesional.
Existe un video, como muchos otros de esta leyenda de la NFL, en que frente al pizarrón y sus jugadores les explicaba como boxeador que fue (si, Walsh, practicó boxeo) que lo más importante es pegar primero, antes que el rival y mantener ese enfoque. Sin decir más, es una filosofía que se ha perdido y no sabemos cuándo la recuperará este equipo.
Defensivamente, ni que agregar, es un desastre del que hablaremos en otro momento.