Durante la reunión del Consejo Directivo del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), celebrada los días 13 y 14 de noviembre, los consejeros de Estados Unidos y del Gobierno de México aprobaron el nombramiento de Alejandro Olivo Villa, propuesto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para desempeñar el cargo de director general adjunto del banco. El nombramiento de Alejandro Olivo como director general adjunto del NADBank se presenta después de que la propuesta para que el ex director general de Moody´s ocupara la Subsecretaría de Hacienda luego de que la presidenta Claudia Sheinbaum ratificó como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a Ramírez de la O. ¿Será un premio de consolación? Sólo un dato: el titular de la Secretaría de Hacienda (y lo tenemos confirmado) buscó también que Olivo Villa llegara a la dirección general de la Afore Siglo XXI Banorte, una noticia que inquietó no sólo a David Razú Aznar sino a todo el equipo porque consideraban que el ejecutivo estaba haciendo un gran trabajo al frente un intermediario tan relevante para este sector. Finalmente, Olivo Villa llegó a propuesta de Rogelio Ramírez de la O a la dirección general adjunta del NADBank desde donde tendrá la responsabilidad de dirigir las operaciones del banco y brindar apoyo al director general para encabezar la cooperación binacional entre los Estados Unidos y México, canalizando inversiones en infraestructura ambiental para lograr un desarrollo sustentable El NADBank es una institución financiera bilateral establecida por los gobiernos de México y Estados Unidos; mediante sus operaciones, ambas naciones se ven beneficiadas del financiamiento que ofrece para apoyar el desarrollo e implementación de proyectos de infraestructura ambiental, así como de la asistencia técnica en acciones que impulsan a preservar, proteger y mejorar el medio ambiente de la región fronteriza y aumentar así el bienestar de la población en los dos países.
El Secretario de Hacienda y la información a inversionistas
Y a propósito de las agencias calificadoras, para este sector resulta tan importante el cumplimiento de los compromisos como la información oportuna. La presidenta Claudia Sheinbaum, ante una pregunta de la Revista Fortuna, confirmó que México podría pensar en una reforma fiscal el próximo año. Bastó esa posibilidad como el reporte contundente en el paquete económico de que se bajará el déficit a 3.2 por ciento para que no pocos analistas observaran con otra mirada el escenario para la economía mexicana. En el sector financiero sí consideran como una posibilidad de que el titular de la Secretaría de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, pudiera revisar su permanencia en la cartera que encabeza. Y muchos piensan que sería mejor para la hacienda pública por rendición de cuentas y hasta por el nivel de entusiasmo empeñado en ofrecer este tipo de información de avanzada a los inversionistas. Dicen.
Robinson en reunión de AMAFORE
Como cada año, el Encuentro Amafore 2024 reunió a autoridades y representantes del sector de ahorro para el retiro, así como a conferencistas nacionales e internacionales, quienes profundizaron sobre los temas de más importancia para el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), a 27 años de su creación, así como sobre las tendencias de los sistemas de pensiones en el mundo. En el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ya se concentra más del 20% del PIB, de los cuales el 86% ya se invierten en México. Una mención especial merece el esfuerzo de la Asociación Mexicana de Fondos para el Retiro (AMAFORE) que encabeza Guillermo Zamarripa por invitar a uno de los economistas más prestigiados en este momento, James A. Robinson, y que acaba de recibir el Premio Nobel de Economía junto con sus colegas Daron Acemoglu y Simon Johnson. James A. Robinson destacó la importancia de las instituciones del Estado inclusivas como las que permiten un ecosistema consistente para el registro de patentes, la transparencia en el sector financiero, pero también las que se enfrentan a poderes oligopólicos. La AMAFORE y los ahorros de los trabajadores se confirman como actores y variables relevantes en un México en el que la inversión en infraestructura se consolide como motor para el desarrollo a través de fórmulas público-privadas transparentes y en donde todos ganen.