Leo un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores en el que Brasil, Chile, Colombia y México hacen “un llamado urgente a evitar acciones que escalen la carrera armamentista y agraven el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania”.
“Instamos a todas las partes involucradas a cumplir con sus compromisos internacionales y a privilegiar el diálogo y la búsqueda de paz en esa reunión”.
El 24 de febrero de 2022, Rusia, como todos saben, invadió Ucrania. Putin señaló que era necesario “desnazificar” a la población ucraniana y que se debía amparar a la población que hablaba en ruso. Por eso su interés invasor. Es importante explicar que, durante la Segunda Guerra Mundial, Ucrania fue ocupada por la Alemania Nazi. La pasaron muy mal los ucranianos bajo la bota hitleriana. Algunos colaboraron con los alemanes. Igual sucedió en Francia, pero muchos otros ucranianos lucharon contra el nazismo, lo mismo que muchos franceses durante el gobierno colaboracionista de Philippe Petain. En el llamado régimen de Vichy se implementaron políticas antisemitas, racistas y regresivas y se colaboró con la Gestapo. Ante eso, muchísimos franceses se unieron a la Resistencia Francesa, que luchó contra la ocupación alemana y el régimen de Vichy. En el caso de Ucrania, después de la II Guerra, se formaron movimientos nacionalistas ucranianos que buscaban la independencia de Ucrania en relación con la entonces Unión Soviética. La independencia de Ucrania se consiguió hasta 1991, cuando la disolución de la URSS. Desde ese suceso, la mayoría de los ucranianos no es nazi ni nacionalista a ultranza. Han luchado varios, eso sí, con contra la corrupción y la influencia rusa, en un país donde se observa la diversidad política: partidos de derecha y de izquierda. De allí que en mayo de 2019 Volodímir Zelenski asumiera la presidencia de Ucrania. Pero volvamos al conflicto:
En noviembre de 2013, cuando el entonces presidente ucraniano Viktor Yanukóvich se negó a firmar un acuerdo con la Unión Europea, hubo protestas de los ucranianos que pedían asociarse a la UE y que Yanukóvich renunciara.
Por supuesto, el peteburgués Vladímir Putin, estaba en el escenario, ya que ha ocupado el cargo de presidente desde 2012 y luego resultó reelecto en 2018 y 2024. Su primer mandato ocurrió de 2000 a 2008.
En 2014 se inició un conflicto en el Este de Ucrania, llamado la guerra de Dombás. Los europeístas y las fuerzas separatistas prorusas se enfrentaron. Y, claro está, Rusia envió apoyo al presidente prorruso Yanukóvich con tropas y finalmente se anexó Crimea.
Vuelvo a febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, desde entonces se han sumado un gran número de víctimas, de desplazamientos de ucranianos y se ha lacerado la infraestructura del país, más los graves problemas económicos que han surgido con la invasión. La comunidad internacional ha impuesto sanciones a Rusia por su intervención.
La guerra, suscitada por Rusia, ha cumplido su día mil y Rusia ha llevado las de ganar. El ejército ruso es mucho más preparado y cuenta con muchísimos más elementos que el ucraniano, mientras que los civiles ucranianos han padecido ataques de drones y misiles rusos.
La presencia de las tropas norcoreanas que se trasladaron a la zona de guerra han despertado los malestares internacionales, pero no de Colombia, Brasil, Chile y México.
Entretanto, el presidente Joe Biden autorizó el envío de misiles de largo alcance a Ucrania y hace unos días comenzaron a lanzarse. El Kremlin puso el grito en el cielo y amenaza con usar el arsenal nuclear. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, afirmó que el envío de los misiles y de minas antipersonales ayudará a Ucrania a frenar el avance del ejército ruso. Ojalá sea así.
Frente a la próxima presidencia de Donald Trump, de talante fascista, Biden ha auxiliado a los ucranianos en una guerra que se ha extendido por varios meses. Emmanuel Macron, presidente de Francia, celebra la ayuda de Joe Biden a Kiev. También le ha pedido a Vladímir Putin que entre en razón tras amenazar con el uso de armas nucleares. Rusia advirtió Macron al término del G20, se está convirtiendo en una potencia de desestabilización mundial. Por supuesto, expresó, que defiende la paz, pero sin que ésta implique concesiones territoriales de Ucrania a Rusia.
Desde la irrupción invasora en Ucrania, la Unión Europea ha impuesto sanciones a Rusia y apoyado a los ucranianos. Reino Unido ha proporcionado ayuda militar y económica, lo mismo que Canadá y Alemania. La ONU, por supuesto, ha condenado la invasión y la OTAN ha contribuido a auxiliar a Ucrania, por citar algunos países y organizaciones internacionales que respaldan la lucha de Volodímir Zelenski y del pueblo ucraniano.
Mientras tanto, Colombia, Brasil, Chile y México instan a las dos partes, ucranianos y rusos, “a cumplir con sus compromisos internacionales y a privilegiar el diálogo y la búsqueda de la paz en esa región”.
¿Y quién inició la crisis? ¿Quién pretende anexarse un país independiente a la fuerza? ¿Quién amenaza con utilizar su arsenal nuclear? ¿No deberían estos cuatro países latinoamericanos hacaerle un llamado urgente a la Rusia de Putin?