Todavía está fresca la tinta de la carta más famosa de México en estos días y ya se apersonan en el Palacio Nacional –tempranito y bien peinados--, los empresarios más notables, del país (bueno, bueno) para ofrecer su colaboración en el salvamento nacional, si se diera el caso; para plantearle a la acongojada patria recursos para su tranquilidad cuyo resumen es sencillo, como dijo la señora presidenta, “crecer al dos punto cinco por ciento”, ni más ni menos.
“…cuando nos dicen “no les creemos que van a crecer al 2.5 por ciento”, pues sí, créannos –expresa ella convencida--, porque tenemos un plan que no solamente es esperar a que lleguen las inversiones, sino potenciar el desarrollo del país, a través de cadenas productivas que permitan también sustituir importaciones, que se fabriquen aquí en México, ahí donde lo podemos hacer y eso, genere estas cadenas productivas y también el valor agregado; que son temas que se han hablado desde hace mucho tiempo en el país, pero que ahora, estamos poniendo en marcha con todos los empresarios y empresarias mexicanas que quieran colaborar con nosotros… (los renuentes, pues no)”.
Pues sí, mucho se ha dicho, pero ahora sí.
La presencia de los empresarios, a cuyos planes colaborativos se refirió como voz conductora doña Altagracia Gómez Sierra, estuvo precedida por una larga exposición del señor Marcelo Ebrard, secretario de Economía, quien se remontó a los lejanos años 30 del siglo pasado y hasta a la gestión de Richard Nixon y la crónica de los aranceles abusivos (impuestos o tarifas) de toda la vida para describirlos con una frase digna del mármol:
“…un tiro en el pie”.
Pero esto no es una respuesta repentina ni ha sido el anuncio trumpista su impulso propulsor.
“Venimos trabajando –dijo CSP--, desde hace ya muchísimos meses. Este Consejo —que estamos haciendo con empresarios— de Desarrollo Regional y Relocalización vinculado con el Consejo Coordinador Empresarial, con otras Cámaras del sector privado, no es un Consejo más para vernos nada más y… sino que ya tenemos un trabajo desarrollado que tiene que ver con los Polos de Bienestar”.
Y eso suena alentador.
Tanto como cuando el presidente anterior (en noviembre del 2018, antes de asumir el cargo Ejecutivo) creó un consejo empresarial asesor cuya utilidad final, se embarró en el queso adobado con jugosos contratos y agua de borrajas.
“…El presidente electo Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que un grupo de empresarios aceptó formar parte de un consejo asesor de apoyo a su gobierno.
“Entre los empresarios, con quienes se reunió la víspera, están líderes de las tres principales televisoras del país: Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, el cual incluye TV Azteca; Bernardo Gómez, copresidente ejecutivo de Televisa, y Olegario Vázquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles, el cual integra el canal Imagen Televisión.
“También estarán en el grupo Carlos Hank González, presidente de Grupo Financiero Banorte; Daniel Chávez, presidente de Grupo Vidanta; Miguel Rincón, presidente ejecutivo de Bio Papel, Sergio Gutiérrez Muguerza, presidente de DeAcero, y Miguel Alemán Magnani, presidente de Interjet…”
Total, algunos se forraron y otros se fugaron (como Miguelititito) pero el país siguió en las mismas y el relumbrón de la convocatoria se extinguió poco a poco en el terreno más obvio: la nada.
Por lo pronto sirvan para el registro las palabras de Altagracia Gómez Sierra:
“…estamos viendo a décadas hacia adelante, donde vemos que, si hay una visión integral del país –no solo del gobierno, del país– que conforme academia, empresas y gobierno y se trabaje junto hacia esa visión y donde estén alineadas las políticas públicas, los sectores prioritarios, la infraestructura estratégica, es una gran oportunidad la nueva forma de globalización …”
Todo eso resulta muy alentador. Hace unos días los empresarios apostaban por el plan hídrico; ahora por la relocalización industrial.
Se han vuelto buenos…
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